Inicio:
ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación
por una nueva burla blasfema y sacrílega realizada por la penosa cantante llamada
Louise Ciccone -nombre “artístico” Madonna-, en la que irrespetuosamente se
viste, en tono de burla, de Nuestra Señora de los Dolores. Para mayores datos
acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=XZv8ZxZ2co4
Canto
de entrada: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación.
Una
vez le preguntaban al célebre biólogo Banting por qué perseveraba tanto en
comulgar todos los días y contestaba así: “¿Habéis pensado, por casualidad, qué
pasaría si no cayese todos los días el rocío del cielo? Ninguna planta se
podría desarrollar. Las hierbas y las flores no se recuperarían de la
transpiración que el calor diurno provoca de una manera o de otra. La recuperación
de fuerzas, la refrigeración, el equilibrio de los humores linfáticos y la
misma vida de las plantas se debe al rocío…”. Después de una pausa, continuó: “También
mi alma es como una planta pequeña; algo delicado sobre lo que es el viento y
el calor caen diariamente. Entonces es necesario que yo vaya cada mañana y haga
acopio de rocío espiritual, recostándome en la Santa Comunión”[1].
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Segundo
Misterio.
Meditación.
San
Francisco de Sales, con relación a la Comunión cotidiana, decía: “Los que
tienen pocos asuntos deben comulgar con frecuencia porque lo pueden hacer cómodamente;
los que tienen muchos asuntos deben hacerlo con frecuencia porque tienen
necesidad de la Comunión”[2]. En otras palabras, sea
que tengamos pocos o muchos asuntos en la vida diaria, para todo necesitamos al
Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Tercer
Misterio.
Meditación.
San
José Cottolengo recomendaba a los médicos de la “Casa de la Divina Providencia”
que oyeran Misa y comulgasen antes de ponerse a hacer las difíciles operaciones
quirúrgicas, porque decía: “La medicina es una gran ciencia, pero el Gran Médico
es Dios”. No en vano uno de los títulos de Jesucristo es el de “Maestro Divino”,
puesto que con su gracia, según su voluntad, puede curar cualquier tipo de
enfermedad corporal, mental o espiritual.
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Cuarto
Misterio.
Meditación.
San
José Moscati se ingeniaba de manera que no se perdía ninguna Comunión, todos
los días, y si algún día le era imposible comulgar, aquel día no tenía valor
para hacer las visitas médicas, porque decía: “Sin Jesús no tengo luces
suficientes para los pobres enfermos”. Y él, como médico, daba, como primera
medicación, el acudir al Sacramento de la Penitencia y luego recibir la Sagrada
Comunión[3].
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Quinto
Misterio.
Meditación.
Quien
no se alimenta de la Eucaristía, esto es, quien no recibe lo más frecuentemente
posible del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, es similar a quien, disponiendo
de un manjar exquisito a su disposición, todos los días, decide pasar hambre, sin
ninguna necesidad, habiendo algunos que, en el extremo de su debilidad, llegan
a morir por falta de nutrientes. Si Dios, Padre celestial, nos ofrece en cada
Santa Misa el Manjar de los manjares, la Carne del Cordero de Dios, el Pan de
Vida eterna y el Vino de la Alianza Nueva y eterna, ¿por qué privarnos de tan
exquisito manjar?
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo.
Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Canto final: “El Trece de Mayo la Virgen María”.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo
por las intenciones del Santo Padre Francisco.
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