viernes, 30 de enero de 2015

Hora Santa y rezo del Santo Rosario en honor al Inmaculado Corazón de María


         Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en honor al Inmaculado Corazón de María.

         Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Amén”.

         Inicio del rezo del Santo Rosario. Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (misterios a elección). 

          Meditación

María, tú fuiste creada sin mancha de pecado original e inhabitada por el Espíritu Santo y esto fue lo que llevó a la Santísima Trinidad a enamorarse de ti, porque tu Corazón Inmaculado, desde el primer instante de tu Inmaculada Concepción, no solo se vio libre de todo amor mundano y profano, sino que amó con toda su intensidad a Dios, Uno y Trino, y solo a Él. En tu Inmaculado Corazón sólo había gracia y amor y nada más que gracia y amor y por la luz de la gracia y la hermosura del amor que en él inhabitaban desde siempre, tu Inmaculado Corazón fue, desde el inicio, un nido de luz y de amor, en donde reposó y reposa, para siempre, la Dulce Paloma del Espíritu Santo. Oh María Santísima, Madre de Dios, intercede ante tu Hijo Jesús, para que recibamos la gracia de tener un corazón puro e inmaculado como el tuyo, lleno de la gracia y del Amor del Espíritu Santo y haz que nada amemos sino a tu Hijo Jesús en la Eucaristía, y que lo amemos con el mismo Amor con el que Tú lo amas. Amén.



Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

     María, por ti vino al mundo la Luz, la Sabiduría y la Misericordia de Dios, Jesucristo, tu Hijo. Tú fuiste el Portal de luz y de amor que dio paso a nuestro Redentor y Salvador, Jesús, Dios de infinita bondad y majestad. Por tu humildad y tu docilidad a la gracia y por el Amor de Dios que inhabitaba en ti, alojaste en tu Mente sapientísima, en tu Corazón Inmaculado y en tu Cuerpo virginal, al Verbo Eterno del Padre, Jesús de Nazareth, y luego lo diste al mundo, virginal y milagrosamente, para que tu Hijo se donara al mundo como Pan de Vida eterna. Concédenos, Virgen Santísima, la gracia de ser como tú, por medio de la gracia, imitándote en la Encarnación, cuando por medio de tu “Sí” a la Voluntad del Padre, recibiste al Verbo de Dios en tu mente, en tu Corazón y en tu Cuerpo virginal; concédenos la gracia de imitarte en la gracia y en el amor, para que, a semejanza tuya, que recibiste al Verbo de Dios luego del anuncio del ángel, en tu Mente, en tu Corazón y en tu Cuerpo, así también nosotros recibamos a tu Hijo en la Eucaristía, con una mente libre de errores, un corazón encendido en el Amor de Dios y un cuerpo casto y puro, para que luego lo demos a conocer al mundo por medio de las obras de amor hacia nuestros hermanos más necesitados, y nos convirtamos así en “luz del mundo y sal de la tierra”. Amén.

Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

     María, tú nos engendraste, celestial y sobrenaturalmente, en tu Inmaculado Corazón, como hijos adoptivos tuyos al pie de la cruz cuando Jesús, en una muestra suprema del Amor de su Sagrado Corazón, nos dio a ti como nuestra Madre, encargándote así nuestra eterna salvación. Que tú seas nuestra Madre, es el don más grande del Amor Divino, luego de la Eucaristía, porque eso significa que Dios quiere darnos su Amor y así salvarnos a toda costa, porque aun hasta el pecador más empedernido, ama a su madre, y porque siendo tú nuestra Madre, no dejarás, literalmente, de mover cielo y tierra, para que alcancemos el Reino de los cielos, porque una madre hace todo lo que esté a su alcance, incluso dar su propia vida, con tal de salvar a su hijo, y tú diste tu vida por nosotros, cuando ofreciste al Padre, al pie de la cruz, a tu Hijo Jesucristo, para nuestra salvación, y así diste tu vida porque Jesús era la Vida de tu vida. Virgen Santa, Madre nuestra del cielo, pídele a Jesús que nos de la gracia de amarte a ti con un amor de hijo, pero no con nuestro pobre y mísero amor humano, sino con el mismo Amor con el que te ama Jesús, el Amor de su Sagrado Corazón, el Espíritu Santo, para que siendo dignos hijos tuyos en la tierra, permanezcamos siempre a tu lado, al pie de la cruz, y cobijados por tu Manto celestial, seamos llevados al cielo, donde tú habitas con Jesús, por los siglos sin fin. Amén.

Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

         María, tú eres la Mujer del Génesis, que aplasta la cabeza soberbia del Dragón infernal, porque a ti te fue participada la omnipotencia divina, por ser la Madre de Dios, y es por eso que el Dragón y el infierno entero, ante tu solo nombre, huyen, temblando de terror y de espanto; María, tú eres la Mujer del Apocalipsis, que lleva en sus brazos a su pequeño Hijo, y lo pone a salvo huyendo al desierto con las alas de águila que te fueron concedidas, librándolo así del vómito de la Serpiente Antigua, que con un río de blasfemias e impurezas pretendía vanamente ahogarlo. Virgen Santísima, Vencedora del Dragón infernal, danos la gracia, a nosotros, tus hijos adoptivos, de aplastar las tentaciones, el señuelo venenoso y perverso del Maligno Enemigo de las almas; danos la gracia de ser como niños pequeños, para que nos lleves entre tus brazos maternales, como llevaste a tu Hijo Jesús, para que nos pongas a salvo del vómito del Dragón: el relativismo, el materialismo, las ideologías sectarias, el comunismo, el paganismo, el panteísmo, el hedonismo, y todo lo que nos aleja de Dios; danos la gracia de volar, con alas de águila, que es la gracia santificante, al desierto de la oración, de la penitencia, del ayuno, del sacrificio y de la limosna, para que seamos conducidos, al final de nuestra vida terrena, a la Jerusalén celestial. Amén.

Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

         María, tu Inmaculado Corazón está circundado de espinas, las cuales, formando una corona, estrechan tu Inmaculado Corazón y al estrecharlo, te provocan inmensos dolores, porque cuando tu Corazón se expande con los latidos, estas espinas se clavan y se incrustan en él, y cuando tu Corazón se retrae, luego de haber expulsado la sangre que contenía, esas mismas espinas lo desgarran, provocándole laceraciones y aumentando tu dolor a un dolor que sólo es comparable al del Sagrado Corazón. Virgen María, esas espinas, que rodean y estrechan tu Inmaculado Corazón, son la materialización de nuestros pecados, que si a nosotros no nos producen dolor, sino placer de concupiscencia, a ti, en cambio, te provocan dolores inenarrables. Virgen Santísima, concédenos un vivísimo y agudísimo dolor de los pecados, la contrición perfecta del corazón, para que no solo rechacemos el pecado, porque eso enturbia el alma, quitándole la paz y la felicidad, sino que, ante todo, detestemos el pecado –mortal o venial deliberado- como tú lo detestas, por ser éste una ofensa plena de maldad a la Bondad infinita y al Amor Eterno de Dios. Concédenos la gracia de detestar el más mínimo pecado y la más pequeña imperfección, para que en nosotros habite el perfecto Amor de Dios y así lo amemos, lo adoremos y le tributemos honor y alabanza en todo tiempo, a semejanza tuya, aquí en la tierra, en la Eucaristía, para que continuemos amándolo, adorándolo, dándole gracias, por toda la eternidad, junto a ti, en el Reino de los cielos. Amén.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Amén”.

        Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles".



viernes, 23 de enero de 2015

Hora Santa en reparación por los ultrajes cometidos contra el Santísimo Sacramento del altar


         Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por los ultrajes cometidos contra el Santísimo Sacramento del altar.
         Canto inicial: “Cristianos venid”.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Inicio del rezo del Santo Rosario meditado (misterios a elección). Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

Jesús Eucaristía, Cordero de Dios, Hijo Eterno del Dios Altísimo, Persona Segunda de la Santísima Trinidad, Verbo Eterno del Padre, Resplandor de su gloria, creemos en Tu Presencia Sacramental Eucarística; creemos que, por el milagro de la Transubstanciación, producido en la Santa Misa, cada vez que el sacerdote ministerial pronuncia las palabras de la consagración, Tú conviertes, con la omnipotencia de tu Amor Divino, a las materias inertes del pan y del vino en Tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo haces para que cuando te recibamos en la Santa Comunión, seamos colmados del Amor de tu Sagrado Corazón. Amén.


Hora Santa en reparación por los ultrajes cometidos contra el Santísimo Sacramento del altar - 23 de enero de 2015

         Silencio  para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

Jesús Eucaristía, Cordero de Dios degollado en el ara de la cruz; Palabra eternamente pronunciada por el Padre; Sabiduría del Padre encarnada en Jesús de Nazareth; Esplendor eterno de su gloria; Sacerdote Sumo y Eterno, que tanto como Hombre que como Dios, espiras el Espíritu Santo junto al Padre en la Santa Misa, en la consagración, para convertir las substancias materiales y sin vida del pan y del vino, en las substancias gloriosas y plenas de la vida eterna de tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad; esperamos, por Tu Presencia Sacramental Eucarística, vernos libres de los pecados que nos agobian, del demonio que nos acosa, del mundo que nos tienta, para así ganar la eterna bienaventuranza, que consiste en contemplar Tu Santa Faz y adorar a la Santísima Trinidad. Amén.

Silencio  para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

Jesús Eucaristía, Dios Eterno Encarnado; Verbo que procede eternamente del seno del Padre; Verbo del Padre que junto al Padre espiras al Amor Divino; Verbo y Luz Divina que anidaste en el nido de luz y amor, el seno virginal de la Madre de Dios; Verbo Consubstancial al Padre, merecedor de su misma adoración y gloria, junto al Espíritu Santo, que ofreciste tu Cuerpo torturado y flagelado, como Hostia Viva, santa y pura, en el ara de la cruz, para nuestra salvación, para detener el ardor de la Ira Divina que sobre nosotros pesaba por nuestros pecados y para darnos a cambio tu Divina Misericordia, por medio de la Sangre derramada por tus heridas abiertas y vertida a través de tu Sagrado Corazón traspasado; Verbo Eterno del Padre, Encarnado en la Humanidad Santísima de Jesús de Nazareth, que prolongas tu Encarnación en la Eucaristía para donarnos, sin reservas, a Ti mismo, a Tu Persona Divina y, por medio de ella, al Padre y al Espíritu Santo; nosotros, que peregrinamos por el desierto de la vida y del mundo hacia la Jerusalén celestial, adoramos Tu Presencia Sacramental Eucarística y nos unimos, de esta manera, a la adoración que te tributan en el cielo, oh Cordero de Dios, los santos y los ángeles, y te pedimos la gracia de continuar adorándote por toda la eternidad, una vez que termine nuestro peregrinar por la tierra. Amén.

Silencio  para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

Jesús Eucaristía, Misericordia Divina; Amor Misericordioso de Dios hecho Hombre; Misericordia hecha Carne; Misericordia hecha Pan de Vida eterna; Misericordia del Padre, que con tus rayos rojo y blanco, tu Sangre y tu Agua que brotaron de tu Corazón traspasado, santificas nuestras almas y lavas nuestros pecados, quitándolos para siempre; Misericordia Divina que con tu Corazón traspasado eres la Puerta Abierta al seno del Padre, nuestra eterna felicidad; amamos Tu Presencia Sacramental Eucarística por encima de todas las cosas y de todo los seres creados, y si algo amamos fuera de Ti en la Eucaristía, lo amamos por la Eucaristía, para la Eucaristía y en la Eucaristía, y esto porque Tú en la Eucaristía eres el mismo Amor Misericordioso encarnado, que prolonga su Encarnación en el Santísimo Sacramento del altar, para irradiar, desde la Eucaristía, como Sol divino que eres, tus rayos de gracia y de amor que iluminan las tinieblas de nuestras mentes y corazones, haciéndolos resplandecer con la misma santidad que Tú posees desde la eternidad; te amamos en la Eucaristía, pero como nuestro amor es pobre, pequeño y limitado, le pedimos a la Virgen que por su intercesión, nos concedas la gracia de amarte con el mismo amor con el que Ella misma, María Santísima -que es tu Madre y que es también Nuestra Madre del cielo-, te ama. Amén.

Silencio  para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

Jesús Eucaristía, Dios Tres veces Santo; Dios, que eres la santidad en sí misma; Dios, que eres la Fuente de la santidad; Dios, que eres la Gracia Increada; Dios, que eres la Bondad y el sello del Amor del Padre; Dios, que en la Eucaristía irradias Bondad, Amor, Misericordia y Gracia a todo aquel que se acerca a Ti, reparamos las increíbles e inauditas ofensas y los horrendos sacrilegios que recibes diariamente en Tu Presencia Sacramental Eucarística; reparamos por nuestras propias ofensas, ultrajes e indiferencias, cometidas contra Tu Presencia Real en el Santísimo Sacramento del altar y reparamos también por las cometidas por nuestros hermanos, y en reparación y en adoración, te ofrecemos a Ti mismo en la cruz, en la Santa Misa y en la Eucaristía, junto al Inmaculado Corazón de María, con todos los actos de amor hacia ti en él contenidos. Amén.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto final: “Los cielos, la tierra, y la misma Trinidad”.


viernes, 16 de enero de 2015

Hora Santa en adoración y reparación al Sagrado Corazón de Jesús


         Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario, al Inmaculado Corazón de María, y por su intermedio, queremos reparar por los sacrilegios, ultrajes e indiferencias, con los cuales son ofendidos los Sacratísimos Corazones de Jesús y de María.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrario del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.

         Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir).

         Meditación

         Sagrado Corazón de Jesús, circundado de gruesas y filosas espinas: cada espina es un pecado nuestro, de pensamiento, palabra, deseo y obra; ten piedad de nuestra debilidad, perdona nuestros pecados, apiádate de nosotros, danos la gracia de la perfecta contrición del corazón, para que ya no te lastimemos más tu Sagrado Corazón, para que no continuemos desgarrando tu Sagrado Corazón con nuestras iniquidades. Amén.



         Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

         Sagrado Corazón de Jesús, que ardes en el Fuego del Amor Divino, el Espíritu Santo; las llamas del Amor de Dios te consumen y Tú deseas comunicar ese Ardor de Amor a todos y cada uno de nosotros; oh Sagrado Corazón de Jesús, haz que nuestros corazones, fríos y duros como la roca, sean como la hierba seca, que ardan al instante, al contacto con las Llamas de tu Amor, en el momento de la comunión. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

         Sagrado Corazón, que viertes por la herida de tu Corazón traspasado, el Agua que purifica y la Sangre que santifica, inunda nuestras almas y a toda la humanidad con el torrente inagotable de tu Divina Misericordia y haz que todos los hombres vivamos bajo los rayos que brotaron de tu Corazón traspasado; haz que experimentemos, oh Jesús, a cada instante que pasa, una sed ardiente de tu Divina Misericordia y que nada deseemos sino solo el Amor de tu Sagrado Corazón y que si algo amamos fuera de Ti, que sea para Ti, en Ti y por Ti; haz, oh Jesús, que toda nuestra vida transcurra, en el tiempo y en la eternidad, sumergida y amparada en los rayos de tu gracia y de tu Amor, brotados de tu Sagrado Corazón. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

         Sagrado Corazón de Jesús, que nos muestras la cruz en tu Corazón y con esto nos indicas que no hay otro camino para ir al cielo que no sea tu cruz: danos la gracia de amar la cruz con tu mismo Amor; danos la gracia de abrazar la cruz de cada día y de llevarla en pos de Ti, para que siguiéndote a Ti por el Camino Real del Calvario, seamos crucificados junto contigo y así muramos al hombre viejo, para que nuestras pasiones queden crucificadas en Ti, para que en Ti, muertos al hombre carnal y terreno, renazcamos al hombre nuevo, el hombre que vive la vida de la gracia, el hombre que se alimenta del Pan de ángeles, el Pan que contiene el Amor de tu Sagrado Corazón, la Eucaristía. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario.

         Meditación

         Sagrado Corazón de Jesús, Tú nos diste a tu Madre desde la cruz; danos la gracia de ser como niños pequeños, recién nacidos a la vida de la gracia, para que Ella nos estreche en su Inmaculado Corazón y nos comunique el Amor y la vida que en él se contiene, y así, vivificados con su vida y llenos del Amor que hay en este Corazón Inmaculado, tomaremos de su vida y de su Amor, y seremos capaces de amarte, no ya con nuestro pobre y egoísta amor, sino el Amor de María, tu amantísima Madre; un Amor que es el mismo Amor Divino, el Espíritu Santo. Amén.

       Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrario del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles".


jueves, 8 de enero de 2015

Hora Santa y rezo del Santo Rosario meditado pidiendo por la paz


         Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y rezo del Santo Rosario meditado, pidiendo por la paz en el mundo, principalmente por quienes difunden el odio en nombre de falsas ideologías.

         Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman. Amén” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Inicio del rezo del Santo Rosario meditado

         Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir)

         Meditación

Jesús Eucaristía, te pedimos por la paz en los corazones de los hombres, enfrentados por el odio y divididos por toda clase de prejuicios y de resentimientos; Tú nos creaste como hermanos de la misma raza humana y nos destinaste a todos a ser hijos de Dios; en un corazón en el que anida el odio, no puede reposar la Dulce Paloma del Espíritu Santo; en el corazón en el que reina el odio, este se convierte en una oscura y siniestra caverna, en donde en vez de anidar la Dulce Paloma del Espíritu Santo, van a refugiarse siniestras y perversas sombras vivientes, los ángeles caídos; en el corazón en el que anida el odio, éste se convierte en refugio de alimañas más ponzoñosas y letales que los escorpiones y las arañas, porque se convierte en refugio de demonios, que destilan su odio hacia Dios y hacia el prójimo, disfrazando este odio de ideologías que utilizan el nombre de Dios para ejercer la violencia irracional, brutal y criminal sobre el prójimo. Jesús, te imploramos y te suplicamos la paz del corazón, la paz que solo Tú puedes dar, la que Tú prometiste en el Evangelio: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; no como la da el mundo”.


         Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario

         Meditación

Jesús Eucaristía, Tú eres el Rey de los corazones, porque Tú los adquiriste a todos al precio altísimo de tu Sangre Preciosísima derramada en la cruz; por esta Sangre tuya derramada por nosotros en el Santo Sacrificio del Calvario y derramada cada vez en el cáliz eucarístico, por el misterio de la Santa Misa, te suplicamos que nos concedas la paz, a nosotros, a nuestros seres queridos y a todo el mundo, especialmente a aquellos prójimos que se encuentran enfrentados por ideologías que siembran el odio, la discordia y la violencia. Jesús Eucaristía, te imploramos la paz, pero no la paz que da el mundo, porque esa paz consiste en mera ausencia externa y temporaria de conflictos, impuesta al precio de injusticias y de violencias; te pedimos tu paz, la paz que sólo Tú puedes dar, la paz verdadera, la paz que surge en el alma, cuando sobre el alma se derrama tu Sangre Preciosísima, lavándole sus pecados, liberándola de sus enemigos, la muerte, el demonio y el pecado, y concediéndole la filiación divina; es esta paz, que surge del alma en gracia, porque ha sido purificada y santificada por tu Sangre, la que te pedimos, oh Jesús Eucaristía, Rey de la paz. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario

         Meditación

Jesús Eucaristía, Tú derribaste, con tu Cuerpo elevado en la cruz, “el muro de odio que separaba a los hombres” y así nos concediste la paz verdadera, la paz del espíritu, la paz que sobreviene al alma al saberse no solo perdonada por su Dios, por haber cometido el terrible crimen del deicidio, sino por haber sido liberada de sus enemigos mortales, el demonio, la muerte y el pecado, y por haber sido convertida en morada de la Santísima Trinidad, en templo del Espíritu Santo, en hija adoptiva de Dios y en heredera del Reino de los cielos. Oh Jesús Eucaristía, haz que tu Sacrosanta Cruz, por la cual derribaste el muro de odio que se había levantado entre los hombres a causa del Pecado Original, se eleve como sangriento estandarte que, resplandeciendo ante el Padre y clamando misericordia por nosotros, los hombres, haga descender sobre toda la humanidad la gracia y la dicha inefable de tu paz, la paz que sólo Tú, Hombre-Dios, puedes conceder. De esa manera, los hombres, con tu paz en el corazón, nos reconoceremos mutuamente, no como extraños que deben aniquilarse unos a otros, sino como hermanos en Ti, Cristo Jesús, e hijos adoptivos del mismo Dios, destinados a la eterna bienaventuranza del Reino de los cielos, que consiste en la contemplación y adoración de la Santísima Trinidad. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario

         Meditación

Jesús Eucaristía, Tú nos das tu paz, no como la da el mundo, sino como sólo Tú, Dios de la paz, la puedes dar, tal como lo dijiste en el Evangelio: “Mi paz os dejo, no como la da el mundo”, y esta paz nos la das en tu Santa Iglesia, en la Santa Misa, en el rito de la paz; es la paz que brota del corazón que se encuentra en estado de gracia santificante, porque un corazón en gracia participa de tu vida y participar de tu vida significa que Tú inhabitas en ese corazón en gracia, y donde Tú estás Presente, están la Paz, el Amor, la Alegría de Dios Hijo encarnado. Jesús, Tú nos diste el privilegio de ser católicos y de poder recibirte en el Santo Sacramento del Altar, sacramento por el cual te recibimos en Persona a Ti, Rey de la paz; te suplicamos, oh Jesús, por la intercesión y los dolores del Inmaculado Corazón de María, Reina de la paz, que concedas este privilegio inmerecido que nos has concedido, el de ser hijos de Dios y el de recibirte en la Santa Comunión, a todos los hombres, y para eso te pedimos que te hagas conocer y te manifiestes a ellos, por intermedio de tu Santa Madre, la Virgen, nuestra Madre del cielo, para que todos los hombres gocen de la dicha inefable de ser hijos de Dios y de recibir no solo la paz de Dios, sino al Rey de la paz en Persona, Tú mismo en la Eucaristía. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario

         Meditación

María, Nuestra Señora de la Eucaristía, tú eres la Reina de la paz; por tu intermedio, vino a nosotros el Rey de la paz, Jesucristo; por tu intercesión, los hombres recibimos el Don del Amor Divino, tu Hijo Jesús, que con su Sangre derramada en la cruz nos consiguió, a un precio altísimo, el don inapreciable de la paz de Dios, al sellar con su Sangre el perdón divino y al entregar su Cuerpo como garantía de que Dios no solo perdona todos nuestros pecados, sino que derrama su Amor eterno sobre nuestros corazones, lastimados por el odio, el egoísmo, la indiferencia hacia el prójimo, renovándolo y convirtiéndolo, por su gracia, en un nuevo corazón, en un corazón que, a imitación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, se convierte, de cueva oscura y refugio de tinieblas vivientes que destilan odio por medio de ideologías perversas, en nidos luminosos de gracia, en donde va a inhabitar y a reposar la Dulce Paloma del Espíritu Santo, que la convierte de esta manera en templo de la Trinidad y en su morada predilecta, haciendo del alma un lugar más hermoso que el mismo cielo, porque en ella habita la Trinidad, y concediéndole la gracia de derramar el Amor de Cristo a sus hermanos, por medio de las obras de misericordia. María, Reina de la paz, que por tu intercesión, recibamos, nosotros, nuestros seres queridos y todo el mundo, sobre todo nuestros hermanos cuyos corazones estén más lastimados por el odio, el don de tu Hijo Jesucristo, Dador de la paz divina, la paz que brota en el alma cuando el alma posee al Amor de los amores, Cristo Jesús en la Eucaristía. Amén.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman. Amén” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

viernes, 2 de enero de 2015

Hora Santa consagrando y pidiendo a Jesús Eucaristía por el Año Nuevo que se inicia


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado, para consagrar el Año Nuevo que se inicia al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, por intermedio del Inmaculado Corazón de María.

Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir).

Meditación

         Jesús Eucaristía, Tú eres nuestro Dios; Tú creaste nuestro acto de ser; Tú creaste nuestra alma y nuestro cuerpo; Tú nos infundiste en el alma la gracia santificante que nos convirtió en hijos adoptivos de Dios y nos quitó la mancha del pecado original; Tú diste tu vida por nosotros en la cruz; Tú resucitaste del sepulcro, por nosotros; Tú venciste a la muerte, al pecado y al demonio, en la cruz, por nuestro amor; Tú eres el Dios Eterno, a quien pertenecen el tiempo y la eternidad, y en tus manos están la vida y la muerte, porque Tú eres el Principio y el Fin, el Alfa y el Omega; por Ti existe y es todo lo creado, y sin Ti nada puede subsistir: a Ti acudimos, oh Jesús Eucaristía, para consagrarte el Año Nuevo que se inicia, por medio de las manos y del Inmaculado Corazón de María, para que cada segundo de este nuevo tiempo te pertenezca a Ti y esté santificado por Tu Amor, para que nada de lo que pensemos, deseemos, digamos o hagamos, esté fuera de tu santísima, adorabilísima y amabilísima Voluntad. Amén.




         Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir).

Meditación

Jesús Eucaristía, Tú eres nuestro Dios y Creador; Tú creaste, de la nada, nuestro acto de ser; Tú creaste nuestro cuerpo y nuestra alma; Tú creaste todo lo que nos rodea y a cada instante nos das el ser y de tal manera dependemos de Ti y de tu Voluntad para vivir, que si Tú no lo quisieras, dejaríamos, en el mismo instante, de ser y de existir, pues Tú lo dijiste en el Evangelio: “Sin Mí, nada podéis hacer” (Jn 15, 5). Sin Ti, nada podemos hacer, ni siquiera respirar, y si respiramos y estamos vivos, es porque Tú lo quieres y si Tú lo quieres, es porque eso es lo mejor para nosotros, y si quieres que estemos vivos, en esta vida terrena, es para que conquistemos el cielo con nuestras oraciones y con nuestras buenas obras. Te damos gracias, oh Jesús Eucaristía, nuestro Dios y Creador, por darnos el ser y la existencia, y te suplicamos que nos concedas la gracia de agradarte con buenas obras; haz que tu Madre amantísima, María Santísima, nos lleve entre sus brazos, como a niños pequeños, y que estemos siempre por Ella protegidos; a Ti acudimos, oh Jesús Eucaristía, para consagrarte el Año Nuevo que se inicia, por medio de las manos y del Inmaculado Corazón de María, para que cada segundo de este nuevo tiempo te pertenezca a Ti y esté santificado por Tu Amor, para que nada de lo que pensemos, deseemos, digamos o hagamos, esté fuera de tu santísima, adorabilísima y amabilísima Voluntad. Amén.

         Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir).

Meditación

         Jesús Eucaristía, Tú eres nuestro Dios y Redentor; Tú, procediendo eternamente del seno del Padre, te encarnaste en el tiempo en el seno de María Santísima, para hacerte hombre perfecto, sin dejar de ser Dios perfecto, para adquirir un Cuerpo, al que luego habrías de ofrendar en la cruz, como Hostia santa y pura, por nuestra salvación. Jesús, Tú realizaste tu misterio pascual de Muerte y Resurrección, por nuestro amor, para salvarnos; Tú sufriste tu dolorosa Pasión, por nuestro amor, para salvarnos; para librarnos de la eterna condenación y para abrirnos las puertas del cielo, que es tu Sagrado Corazón traspasado, sufriste la penosísima agonía de tres horas en el Huerto de Getsemaní, la dolorosa Pasión y la subida al Monte Calvario y subiste a la cruz, para agonizar y morir, en medio de terribles y crudelísimos dolores, luego de tres horas de agonía en la cruz, recibiendo en lugar nuestro el castigo que por nuestros pecados merecíamos de parte de la Justicia Divina, severamente irritada por la inmensidad de nuestra malicia. Jesús Eucaristía, te damos gracias, te alabamos, te bendecimos y te adoramos por tu sacrificio redentor en la cruz, por el cual venciste, de una vez y para siempre, a nuestros tres enemigos mortales, la muerte, el pecado y el demonio; nos abriste las puertas del cielo, nos concediste la filiación divina y nos hiciste herederos del Reino de tu Padre, nuestro Padre. Puesto que en tus sangrientas manos paternales están nuestras vidas, a Ti acudimos, oh Jesús, en el inicio de este Nuevo Año, para consagrártelo, por medio de las manos y del Inmaculado Corazón de María, para que cada segundo de este nuevo tiempo te pertenezca a Ti y esté santificado por Tu Amor, para que nada de lo que pensemos, deseemos, digamos o hagamos, esté fuera de tu santísima, adorabilísima y amabilísima Voluntad. Amén.

         Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir).

Meditación

         Jesús Eucaristía, Tú eres nuestro Dios y Santificador; Tú, tanto en cuanto Dios, como en cuanto Hombre, junto con el Padre, espiras el Espíritu Santo; Tú eres nuestro Santificador, porque nos espiras el Espíritu Santo, por intermedio del sacerdote ministerial, en el bautismo sacramental, quitándonos la mancha del pecado original, sustrayéndonos al dominio del Príncipe de las tinieblas y concediéndonos la gracia de la filiación divina, que nos hace hijos adoptivos de Dios; Jesús, Tú eres nuestro Santificador, porque en el Sacramento de la Confesión, nos soplas el Espíritu Santo, que quema nuestros pecados con el fuego del Amor Divino, dejando nuestras almas más blancas que la nieve; Jesús, Tú eres nuestro Santificador, porque en la Santa Misa, espiras el Espíritu Santo, a través de la débil voz del sacerdote ministerial, para que el Espíritu Santo, sobrevolando sobre el altar eucarístico, así como sobrevoló las aguas al inicio de los tiempos, dando vida a todo ser viviente, así también, por la transubstanciación, dé vida a las substancias inertes del pan y del vino, convirtiéndolas en tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu Divinidad, para que Tú nos infundas todo el Amor de tu Sagrado Corazón Eucarístico, en la comunión sacramental; Jesús, Tú eres nuestro Santificador, porque en la comunión eucarística, infundes el Espíritu Santo en el alma, convirtiendo a cada comunión eucarística en un nuevo y personal Pentecostés, que renueva los prodigios del Amor de Dios para el alma que recibe su amor con corazón contrito y humillado. Jesús, Tú eres nuestro Santificador, envía desde el cielo al Espíritu Santo, para que este Año esté todo consagrado a tu Amor y todas nuestras obras estén santificadas por tu gracia, para que nada de lo nuestro escape a tu Amor y a tu gracia; a Ti acudimos, oh Jesús Eucaristía, para consagrarte el Año Nuevo que se inicia, por medio de las manos y del Inmaculado Corazón de María, para que cada segundo de este nuevo tiempo te pertenezca a Ti y esté santificado por Tu Amor, para que nada de lo que pensemos, deseemos, digamos o hagamos, esté fuera de tu santísima, adorabilísima y amabilísima Voluntad. Amén.

         Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir).

Meditación

         Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, que adoras a tu Hijo Jesús en la Eucaristía y que por eso mismo, estás aquí, junto a Él, junto a su Presencia Eucarística; Tú, Nuestra Señora de la Eucaristía, Madre y Maestra de los Adoradores Eucarísticos, te suplicamos que tomes en tus manos y estreches en tu Inmaculado Corazón a nosotros y a nuestros seres queridos y a todo el mundo, sobre todo a los pecadores más empedernidos, para que, por intermedio tuyo, consagremos este Año Nuevo que se inicia, al Sagrado Corazón Eucarístico de tu Hijo Jesús, para que cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, cada mes, de este nuevo año, sea vivido en su gracia y bajo su adorabilísima y amabilísima Voluntad, para que nada sea vivido fuera de su  Amor y todo sea vivido en su Amor, para su Amor y por su Amor. Que por tu intercesión, Madre Santísima, vivamos este año refugiados en tu Inmaculado Corazón, alimentándonos del Amor que en él inhabita, para amar a cada instante a tu Hijo Jesús, como anticipo del Amor con el que esperamos continuar amándolo por toda la eternidad. Te lo pedimos para nosotros, nuestros seres queridos y para toda la humanidad, por los méritos de tu Inmaculado Corazón y los del Sagrado Corazón de Jesús. Amén.

         Silencio para meditar.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.