Inicio:
ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación
por la promoción y propagación pública del pecado de lujuria en una iglesia
católica en Italia. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:
https://religionlavozlibre.blogspot.com/2022/11/2-lesbianas-propagan-el-pecado-junto-al.html
Canto
de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación.
San
Gregorio Niseno, comentando la orden de Dios de consagrar a los hijos
primogénitos de Israel y que también consagraran las puertas y entradas de sus
casas con la sangre del cordero, compara estas acciones con el ofrecimiento que
debemos hacer a Dios los primeros movimientos del corazón, cerrando la puerta a
toda falta y pecado advertido[1].
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Segundo
Misterio.
Meditación.
En el mismo sentido, dice Séneca: “No alcanzarás que cese,
si le permitieres empezar. Debilitado es al principio todo afecto, pero pasando
adelante, él se apresura y mientras más pasa adelante, cobra fuerzas. Más presto
se le cerrarán las puertas, que se echará de casa y así, resistamos a la
entrada, porque con mayor facilidad no se reciben, que se salten”. Es decir, al
cerrar las puertas a cosas menores, no entrarán las mayores, pero si abrimos a
lo pequeño, entrará lo grande y muchas veces podrá ser grande lo que nos
pareció pequeño[2].
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Tercer
Misterio.
Meditación.
Los pecados veniales son de temer no solo por su multitud,
sino por ser disposiciones para los mortales, porque de las culpas menores se
viene a las mayores. La culpa es algo muy fecundo y provechoso espiritualmente;
la simiente, siendo una pequeña semilla o grano, llega a producir un árbol de gran
tamaño, así, de una pequeña falta suelen resultar muchas ramas de vicios, que
llevan por fruto grandes pecados.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Cuarto
Misterio.
Meditación.
El alma que desea perseverar en la gracia, debe dejar de
lado todo desorden de la voluntad y destruir todo vicio, pasando de carnales a
espirituales, no disimulando en nosotros movimiento que no sea conforme al
Espíritu Santo. De lo contrario, perdiendo el respeto a Dios en los pecados
veniales, se perderá para cometer los mortales.
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Quinto
Misterio.
Meditación.
Porque
como enseña Santo Tomás, “el que peca venialmente en alguna cosa que de su género
no es más que ligera culpa, deja de guardar el orden debido, de donde viene que
acostumbrará su voluntad a no sujetarse en las cosas menores al orden que se
debe, no guardando tampoco el orden para el último fin, eligiendo hacer aquello
que es pecado mortal”. Entonces, el hacer actos de contrición frecuentes y no
superficialmente hechos, cada uno de los pecados veniales se extinguirá y así
el ánimo no estará dispuesto a cometer pecado alguno mortal[3].
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo.
Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Canto final: “Te vengo a pedir, oh Madre de Dios”.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo
por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.
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