viernes, 31 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por sacrílega “misa maya” que incorpora invocaciones a demonios México 250223

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la sacrílega “misa maya”, en la que se introducen oraciones, ritos y sacerdotes paganos y demoníacos.

Canto de entrada: “Cristianos, venid, cristianos, llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

En relación a la Santa Misa, el Papa Pío XII manifestó el siguiente pensamiento: “El altar del Gólgota no tiene nada diferente del altar de nuestras iglesias: éste es también un monte coronado por la Cruz y por el crucifijo, donde se realiza la reconciliación de Dios con el hombre”. Y Santo Tomás de Aquino escribió: “La celebración de la Misa vale tanto como la muerte de Jesús en la Cruz”. Y la muerte de Jesús en la Cruz, tiene un valor infinito y eterno; por lo tanto, la Santa Misa tiene un valor infinito y eterno.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

San Francisco de Asís dijo: “El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote”. Los ángeles del Cielo no salen de su estupor y de su alegría, al ver en la Santa Misa descender, al Rey de los cielos, para quedarse en Persona en la Santa Eucaristía, en la Santa Misa.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Por el hecho de que renueva incruenta y sacramentalmente, el Sacrificio Santo de la Pasión y Muerte de Jesús, la Santa Misa es, por sí sola, suficiente para detener la Justa Ira de Dios, desencadenada por nuestros pecados. Santa Teresa de Jesús les decía a sus religiosas: “¿Qué sería de nosotros, sin la Santa Misa? Todos aquí abajo pereceríamos, ya que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, la Iglesia no duraría y el mundo estaría perdido sin remedio”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Y el Padre Pío de Pietralcina, decía: “Sería más fácil que el mundo sobreviviera sin el sol, que sin la Santa Misa”. San Leonardo de Puerto Mauricio, a su vez, decía: “Yo creo que, si no existiera la Santa Misa, el mundo ya se hubiera hundido en el abismo, por el peso de su iniquidad. La Misa es el soporte poderoso que lo sostiene”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Los efectos saludables que la Santa Misa produce en el alma de quien participa de ella -en gracia, con fe, con amor y con devoción-, son admirables: nos obtiene el arrepentimiento y el perdón de los pecados (de los pecados veniales, no de los mortales, porque para el perdón de los pecados mortales, debemos acudir al Sacramento de la Confesión); disminuye la pena temporal merecida por ellos; debilita la influencia de Satanás y los impulsos indomables de la carne, refuerza los lazos de nuestra unión con el Cuerpo de Cristo; nos protege del peligro y los desastres; reduce el castigo del Purgatorio; nos obtiene un grado mayor de gloria en el Cielo[1].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005, 29.

Hora Santa en reparación por sacrilegio cometido en la Santa Misa ofrecida por los tatuajes en la piel que son consagración al Demonio 140423

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las misas sacrílegas, como la llamada “misa de los tatuajes”, en la que se bendecirán los instrumentos para hacer tatuajes y luego de eso, se ofrecerán tatuajes gratis con motivos cristianos. Deben entender, quienes cometen este sacrilegio, que la Santa Misa NO ES un “evento cultural”, abierto a la manifestación de otros “eventos culturales”: la Santa Misa es la renovación, incruenta y sacramental, del Santo Sacrificio de la Cruz y con eso no se juega. Para mayores detalles acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:

https://religionlavozlibre.blogspot.com/2023/03/la-misa-de-los-tatuajes.html

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Solamente en el Cielo comprenderemos la divina maravilla que es la Santa Misa e incluso no nos alcanzará la eternidad para ni siquiera comenzar a comprender a la Santa Misa y la razón es que se trata de un misterio tan grande, tan absolutamente maravilloso, tan infinitamente grandioso, que hasta las mentes y corazones de los ángeles se quedan estupefactos ante el misterio de la Santa Misa.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Si Dios Uno y Trino quisiera hacer una obra más grande, más sabia, más amorosa, más grandiosa, que la Santa Misa, no podría hacerlo, porque la Santa Misa encierra todo el Poder, toda la Sabiduría y todo el Amor divinos, de manera que nada puede haber, ni en este mundo ni en la vida eterna, que demuestre más la omnipotencia, la omnisciencia y el Amor infinitamente Misericordioso de la Trinidad Santísima, que la Santa Misa.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Un día le preguntaron al Padre Pío de Pietralcina: “Padre, por favor explíquenos la Santa Misa”. “Hijos míos -replicó el Padre Pío-, ¿cómo puedo yo explicárselas? La Misa es infinita como Jesús; pregúntenle a un Ángel lo que es la Misa y Él les contestará en verdad: “Yo entiendo lo que es y por qué se ofrece, sin embargo, no puedo entender cuánto valor tiene. Un ángel, mil ángeles, todo el Cielo, saben esto y piensan así”. Es imposible entender cómo la Misa sea la representación incruenta y sacramental del Santo Sacrificio del Calvario, pero aunque no lo entendamos, así debemos creerlo, porque es eso en la realidad y así nos lo ha enseñado la Iglesia en su Magisterio, en la Tradición y en los Santos de todos los tiempos.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

San Alfonso de Ligorio llegó a afirmar: “El mismo Dios no puede hacer una acción más sagrada y más grande que la celebración de una Santa Misa”. ¿Por qué? Porque la Santa Misa es, se puede decir, la síntesis; porque la Santa Misa se puede decir que suma la Encarnación y Redención y contiene el Nacimiento, Pasión y Muerte de Jesús, misterios que Dios realizó por nuestra causa[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Con relación a la Santa Misa, el Concilio Vaticano II enseña: “Durante la Última Cena, la noche en que fue traicionado, Jesús instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre para perpetuar el Sacrificio de la Cruz a través de los siglos, hasta Su regreso”[2], es decir, hasta su Segunda Venida en la gloria, en el Día del Juicio Final.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005, 27.

[2] Sacrosanctum Concilium, La Constitución de la Liturgia, n. 47.

viernes, 24 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por video blasfemo de Madonna en el que parodia la Última Cena 010223

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la blasfemia y sacrílega parodia de la Última Cena del Señor, realizada por la “artista” Ciccone (alias “Madonna”). Para mayores detalles acerca de este infame sacrilegio, consultar el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=IRO2hCS0Qvg

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Pensando en la Eucaristía durante un sermón, San Juan Crisóstomo preguntó en una prédica: “¿Cómo podemos hacer de nuestros cuerpos una Hostia?”. Y él mismo dijo: “No permitan que sus ojos vean cosas malas y habrán ofrecido un sacrificio; no permitan que sus lenguas ofrezcan palabras inadecuadas y habrán hecho una ofrenda; no permitan que sus manos cometan pecado y habrán ofrecido un holocausto”[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Pensemos en los ojos de Santa Coletta -siempre bajos y recogidos en dulce modestia-, ¿por qué? Una vez ella dio una respuesta: “Mis ojos los he llenado con Jesús, sobre quien los he fijado a la hora de la Elevación de la Hostia durante la Misa y no deseo reemplazarlo con ninguna otra imagen”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Pensemos en la edificación y reserva de los Santos al hablar, usando con exactitud la lengua que ha sido consagrada por el contacto con el Cuerpo de Jesús. Recuerden las buenas obras que las almas, llenas de amor por la Eucaristía, han realizado, porque Jesús comunicó sus propios sentimientos de amor a todos los hombres, especialmente a los más necesitados.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Tenía razón justamente San Francisco de Sales cuando exhortaba a cada alma a refugiarse todo lo posible en la Eucaristía, porque “a fuerza de adorar y comer la Belleza, la bondad y la pureza en persona, en este Divino Sacramento, se hará completamente bella, buena y pura”. ¿No podemos también nosotros ejercitar así nuestra voluntad? Aprendamos de los santos y pongamos manos a la obra.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Solamente en el cielo, con nuestras mentes glorificadas por la gloria divina y hechas partícipes de la Divina Sabiduría, comprenderemos la divina maravilla que es la Santa Misa. En esta vida, solo podemos balbucear, como lo hace un niño que está aprendiendo a hablar, acerca de esta obra divina que supera infinitamente la obra de la Creación. Un día se le preguntó al Padre Pío de Pietrelcina: “Padre, por favor explíquenos la Santa Misa”. “Hijos míos, -replicó el Padre Pío-, ¿cómo puedo yo explicaros? La Misa es infinita como Jesús… pregúntenle a un Ángel lo que es la Misa y Él les contestará en verdad: “Yo entiendo lo que es y por qué se ofrece, mas sin embargo, no puedo entender cuánto valor tiene”. Un ángel, mil ángeles, todo el Cielo, saben esto y piensan así”.

 Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005, 22.

domingo, 19 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por exposición blasfema y sacrílega en Universidad Nacional de Cuyo 170323

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el horrible ultraje y sacrilegio cometido en la Universidad Nacional de Cuyo, disfrazado bajo el banal pretexto de “muestra de arte”. Para mayor información acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:

https://docs.google.com/.../1FAIpQLSexyecWap.../formResponse

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

         La más grande presunción del hombre es creer que todo lo puede él mismo, sin ayuda de Dios; así, no se detiene a pensar lo que nos dice Nuestro Señor Jesucristo: “Sin Mí, nada podéis hacer” (Jn 15, 5). Este “nada”, es literal, porque debido a que Jesús nos mantiene en el ser segundo a segundo, no seríamos capaces de respirar ni de vivir ni un solo segundo, si no fuera por su continua asistencia.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         Es verdad que, por nuestra propia condición humana, agravada por el pecado original, somos frágiles en todo sentido, pero precisamente, si somos frágiles, acudamos a Él, a Jesús Eucaristía, y le digamos y le pidamos sin demora su auxilio, su sostén y hasta su propia fortaleza. Con la Eucaristía, que es Jesús en Persona, lo podemos todo, puesto que Jesús, por así decirlo, nos fusiona con Él y nos hace uno solo con Él. Dice así San Agustín: “No somos nosotros los que transformamos a Cristo en nosotros, como hacemos con el alimento acostumbrado, sino que es Jesucristo quien nos transforma en Él”[1].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         Jesús mismo nos invita y nos anima a ir a Él: “Venid a Mí (…) y Yo los aliviaré” (Mt 11, 28). Visitemos a Jesús Eucaristía a menudo, con tanta frecuencia como la que nos sea posible, arrodillémonos ante el Tabernáculo y postrémonos no solo con el cuerpo, sino con el corazón y el alma. Los santos, todos sin excepción, tuvieron una grandísima devoción a Jesús Eucaristía, imitemos su ejemplo, si queremos ir al cielo para seguir adorando a Jesús por la eternidad.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         A Pier Giorgio Frassati, un amigo que era compañero en la universidad, en Turín, lo invitó: “Vamos a tomar un aperitivo”. Pier Giorgio aprovechó la ocasión y replicó, señalando a su amigo la cercana iglesia de Santo Domingo: “Pero, por supuesto, vamos a tomarlo en ese café”. Entrando a la Iglesia, rezaron un momento cerca del Tabernáculo; luego se acercaron a la caja de las ofrendas y Pier Giorgio dijo: “Aquí está el aperitivo”. Y de los bolsillos de los dos jóvenes salieron ofrendas para los pobres.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

         Pensando en la Eucaristía durante un sermón, San Juan Crisóstomo preguntó en una prédica: “¿Cómo podemos hacer de nuestros cuerpos una Hostia?”. Y él mismo dijo: “No permitan que sus ojos vean cosas malas y habrán ofrecido un sacrificio; no permitan que sus lenguas ofrezcan palabras inadecuadas y habrán hecho una ofrenda; no permitan que sus manos cometan pecado y habrán ofrecido un holocausto”. También podríamos agregar: no permitamos que en nuestros corazones ingrese ningún amor impuro y pidamos la gracia que sean tabernáculos vivientes en donde sea adorado, día y noche, Jesús Eucaristía.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, 21.

sábado, 18 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por declaraciones heréticas de prelados alemanes en relación a la Eucaristía 180323

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las lamentables y heréticas conclusiones elaboradas por el “Sínodo Alemán”, el cual, con honrosas excepciones, se aleja irremediablemente de la comunión de fe con la Santa Iglesia Católica. Recordamos a los jerarcas alemanes y a cualquiera que esté de acuerdo con sus ideas heréticas, lo enseñado dogmáticamente por el Concilio de Trento y que es válido hasta el Día del Juicio Final: “Si alguno niega que por la remisión completa y perfecta de los pecados se pida, al penitente, como casi materia del sacramento de la penitencia, estos tres actos: la contrición, la confesión y la satisfacción… sea anatema” (Denz. 1704).

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

La Sagrada Eucaristía, es decir, el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, la Segunda Persona de la Trinidad encarnada por amor a todos y cada uno de nosotros, es lo más valioso que posee la Iglesia Católica, en este mundo y en la vida eterna. Nada hay más valioso, glorioso, sublime, majestuoso, digno de ser amado y de dar la vida por ella, que la Sagrada Eucaristía.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Son los santos de todos los tiempos los que nos enseñan el amor a la Eucaristía: cuando Santa Margarita María Alacquoque abandonó el mundo para consagrarse a Dios en el convento, hizo un voto privado y lo firmó con su sangre: “Todo por la Eucaristía; nada para mí”. Es inútil tratar de describir el amor abrasador de la Santa por la Eucaristía. Cuando no podía recibir la Sagrada Comunión, se deshacía en ardientes expresiones de amor tales como estas: “Deseo tanto recibir la Sagrada Comunión que, si tuviera que caminar descalza por un sendero de fuego a fin de obtenerla, lo haría con indecible gozo”[1]. Aprendamos, aunque sea mínimamente, de los santos, su inmenso amor por la Sagrada Eucaristía.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Santa Catalina de Siena decía frecuentemente a su confesor: “Padre, tengo hambre; por el amor de Dios, déle a esta alma su alimento, su Señor en la Eucaristía”. Y otra de sus confidencias: “Cuando no puedo recibir a mi Señor, voy a la Iglesia y ahí volteo a verlo y lo veo de nuevo… y esto me sacia”. La santa nos enseña a hacer lo que se llama la “Comunión espiritual”, la cual es igualmente de válida que la Comunión sacramental, cuando no hay posibilidades de realizarla a esta última.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Santa Bernardita Soubirous, durante su larga y penosa enfermedad, expresó una vez la felicidad que sentía en sus horas de insomnio porque no podía unirse a Jesús en el Santísimo Sacramento y señalando una pequeña Custodia dorada que tenía en frente sobre una cortinita en torno a su lecho, decía: “Verla me da el deseo y también la forma de inmolarme, cuando advierto mejor el aislamiento y el sufrimiento”. Esto se llama “ejercicio del corazón”[2] y sucede cuando Jesús nos invita, con el Amor de su Sagrado Corazón, a acompañarlo en su dolor y en su soledad del Calvario.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Afirma un autor que “la voluntad debe ejercitarse, traduciendo a la vida cotidiana las lecciones divinas de la Eucaristía”[3] y, agregamos nosotros, transmitiendo el Amor inefable que del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús recibimos cada vez que comulgamos. En efecto, ¿de qué serviría descubrir el valor infinito de la Eucaristía (con la meditación), para tratar de amarla (con la Santa Comunión), si luego no nos aplicamos a vivirla? Es decir, ¿de qué sirve tomar conciencia del valor de la Eucaristía y comulgar, si luego no trasladamos, a nuestros prójimos, el Amor del Sagrado Corazón recibido en la Eucaristía?

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005, 20.

[2] Cfr. Manelli, ibidem, 20.

[3] Cfr. Manelli, ibidem, 20.

viernes, 10 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por sacrilegio contra el Sagrado Corazón en iglesia de Austria 080323

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por horrible ultraje cometido contra el Sagrado Corazón de Jesús en Austria. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:

https://infovaticana.com/2023/03/08/obispo-de-austria-defiende-la-decoracion-de-una-iglesia-con-la-imagen-de-un-corazon-de-cerdo-dentro-de-un-preservativo/

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Si todo cristiano ha de amar a Jesucristo –“si algún hombre no ama a Nuestro Señor Jesucristo, sea anatema”, 1 Cor 16. 22-, el amor a la Eucaristía debe ser espontáneo y estar siempre vivo en nosotros, puesto que la Eucaristía es el mismo y único Señor Jesucristo, Dios Hijo encarnado y Salvador de los hombres.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Todos los santos se caracterizaron, sin excepción, por el amor a la Eucaristía; de entre estos santos hay algunos que se destacan, como por ejemplo San Pedro Julián Eymard, en quien este amor a la Eucaristía alcanzó tal intensidad que se convirtió en una “locura de amor”. Por eso él era también llamado “loco por el Santísimo Sacramento”[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Ahora bien, el amor necesita ser ejercitado, necesita ser puesto en práctica, puesto que el corazón necesita ejercitarse para amar verdaderamente al Dios Verdadero. La Sagrada Comunión representa el vértice en este ejercicio de amor, que se consuma en la unión entre el corazón de la creatura y Jesús. Santa Gemma Galgani exclama al respecto: “No puedo soportar el pensamiento de que, en la prodigiosa expansión de su Amor, Jesús se hace sentir y se manifiesta a la más insignificante de su creaturas en todo el esplendor de Su Corazón”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Santa Gemma Galgani deseaba que su corazón fuera una “tienda de amor” en donde pudiera hospedar por siempre a Jesús con ella. También deseaba tener “un lugarcito en el Copón”, para poder estar siempre con Jesús. La santa pedía llegar a ser una “bola de fuego” ardiente de amor por Jesús.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Cuando Santa Teresita del Niño Jesús estaba seriamente enferma, se arrastraba con gran esfuerzo a la Iglesia para recibir a Jesús. Una mañana, después de la Sagrada Comunión, estaba exhausta en su celda. Una de las monjas le hizo notar que no debía esforzarse tanto. La santa replicó: “¿Oh, qué son estos sufrimientos en comparación con una Sagrada Comunión?”. Su lamento era el de no poder recibir la Sagrada Comunión a diario, ya que en esos tiempos no estaba permitido. Por eso suplicaba a Jesús: “Permanece dentro de mí, igual que permaneces en Tabernáculo. No retires nunca Tu presencia de vuestra Pequeña Hostia”[2].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico. Vida Eucarística según los ejemplos de los Santos, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005, 18.

[2] Cfr. ibidem, 19.

jueves, 9 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por sacrílega “misa negra” en honor al Ángel caído en Catemaco, México 010323

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las sacrílegas “misas negras” ofrecidas en también sacrílego honor al ángel caído, Satanás. Para mayores datos, consultar el siguiente enlace:

https://plumaslibres.com.mx/2022/11/17/para-marzo-del-2023-en-catemaco-se-realizara-la-primera-misa-en-honor-a-satanas-informa-el-brujo-mayor/

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Para descubrir por lo menos algunas de las riquezas que encierra el misterio eucarístico, debemos hacer un triple ejercicio: de la mente, del corazón y de la voluntad, porque este misterio ilumina la mente con la luz divina, arrastra a la voluntad al divino querer y enciende el corazón en el Fuego del Divino Amor. San Pedro Julián Eymard decía que “cuando se ha prendido una chispa eucarística en el alma, se ha puesto en su corazón una semilla divina de ida y de todas las virtudes, que es eficaz por sí misma, por decirlo de alguna manera”[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Cuando San Pedro Julián Eymard fundó la Congregación de los Sacerdotes del Santísimo Sacramento, ofreció su vida por el Reino Eucarístico de Jesús y escribió entonces: “Querido Jesús, aquí está mi vida. Heme dispuesto a comer piedras y a morir abandonado, con tal de poder erigirte un trono y darte una familia de amigos, una nación de adoradores”. Si tan solo conociéramos, al menos ínfimamente, el don de Dios que es la Eucaristía, no dudaríamos en pertenecer a esta “nación de adoradores” del Santísimo Sacramento.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

San Bernardo decía: “La Eucaristía es ese amor que sobrepasa todos los amores en el Cielo y en la tierra. Y Santo Tomás de Aquino escribió: “La Eucaristía es el Sacramento de Amor: significa Amor, produce Amor”. Un hecho concreto que nos habla de manera evidente de ese amor es el Milagro Eucarístico de Lanciano, donde se venera una Hostia consagrada transformada en carne viva y conservada así desde hace más de un milenio. Pues bien: según los análisis químicos más recientes de una partícula de aquella Hostia, ha resultado que se trata de carne aún viva, perteneciente al tejido del corazón de un hombre. La Eucaristía es realmente, toda ella, solamente ¡Corazón!

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Un día, un príncipe árabe, Abd-ed-Kader, al pasar por las calles de Marsella en compañía de un oficial francés, se encontró con un sacerdote que llevaba los Sagrados Viáticos a un hombre moribundo. El oficial francés se detuvo, se descubrió la cabeza y se arrodilló. Su amigo le preguntó la razón de ese saludo. “Adoro a mi Dios, que el sacerdote está llevando a un enfermo”, replicó el valiente oficial. “¿Cómo es posible -dijo el emir-, que tú creas que Dios, que es tan grande, se haga tan pequeño y permita que se le lleve aún a la casa de los pobres? Nosotros los mahometanos tenemos una idea mucho más grande de Dios”. El oficial respondió: “Eso se debe a que ustedes sólo tienen una idea de la grandeza de Dios, pero no conocen su Amor”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

San Pedro Eymard declara: “La Eucaristía es la manifestación suprema del amor de Jesús. Después de ella no existe nada más que el Cielo mismo”. Sin embargo, ¡cuántos cristianos ignoramos el alcance inmenso del amor contenido en la Eucaristía! Y tanto más, cuanto que la Eucaristía es infinitamente más grande que los Cielos eternos y es que es el Rey de los Cielos eternos, Jesús, el Hijo de Dios.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, 16.