jueves, 24 de noviembre de 2022

Hora Santa en reparación por ritual idolátrico pagano realizado durante la Santa Misa Seattle, Estados Unidos 061122

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la profanación sufrida por la Santa Misa en Seattle, Estados Unidos, al realizarse en la misma un ritual pagano e idolátrico en el que se invocó a espíritus malignos. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:

         https://religionlavozlibre.blogspot.com/2022/11/danza-idolatrica-en-la-iglesia-de-san.html

         Canto de entrada: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

         A la pureza del alma, que debe procurarse para conservar la gracia, ha de ayudar la del cuerpo, porque el cuerpo del justo es templo de Dios, es “templo del Espíritu Santo”[1]. Así se expresa San Pedro Damiano: “El alma del hombre no está a propósito para el don de la gracia divina, si no es que primero esté seca de todo humor de gusto carnal”. Y San Crisóstomo dice: “La vida impura extingue el espíritu”.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         San Bruno se expresa de la siguiente manera, en relación a la pureza: “Si no se apagare el fuego inferior, no podrá lucir el superior. La lujuria es el fuego inferior, pero el superior, ¿qué otra cosa es sino la gracia del Espíritu Santo?”. Y puesto que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y nuestro corazón es el altar en donde solo debe ser adorado Jesús Eucaristía, el único fuego que debe arder es el superior, es decir, el Fuego del Divino Amor, el Espíritu Santo.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         Al Espíritu Santo, la Sublime Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quien lo recibimos cuando se nos infunde la gracia, se lo debe hospedar no solo en un alma santa, sino también en un cuerpo igualmente santo. La santidad del cuerpo ha de acompañar a la del espíritu y así como la santidad del alma es la gracia, así la santidad de la carne es la castidad y pureza.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         Los Padres de la Iglesia, aprendiendo del Apóstol, iluminado éste por la Sabiduría Divina que es Jesucristo, afirmaban que el cuerpo es templo del Espíritu Santo, por acción de la gracia santificante. Así se dice en las Escrituras: que el cristiano que ha recibido la gracia “sepa poner el vaso de su cuerpo en santificación y honra, no con la pasión de su deseo, como lo hacen los gentiles, que no conocen a Dios”. La santificación y honra del cuerpo es guardarlo puro y casto; así, la castidad es la santidad de la carne y la honra del hombre[2].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

         La razón por la cual los siervos de Dios que están en gracia, se han de esmerar hasta en lo más mínimo en la pureza corporal, sin hacer aun los más mínimos pecados en esta materia, la da el mismo Apóstol, que es el convertirse, por la gracia recibida, en templos del Espíritu Santo. Escribiendo a los ciudadanos de Corinto, dice: “¿No sabéis cómo vuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo que habita dentro de nosotros?” (1 Cor 3, 17). Y otra vez repite: “No sabéis que sois templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno violare el templo de Dios, el mismo Dios le destruirá” (6, 19). Pidamos la gracia de comprender y valorar el don inestimable que significa el ser nuestros cuerpos templos del Espíritu Santo por la gracia, para que no solo no lo profanemos, sino para que lo conservemos, con el alma, puro y sin mancha hasta el encuentro definitivo con el Señor Jesús.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al Cielo iré y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 563.

[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 564.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Hora Santa en reparación por el odio hacia Cristo y la Iglesia Católica en el mundo 2021

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las manifestaciones de odio verdaderamente satánico contra Cristo Dios, su Iglesia y su Evangelio, demostrado de forma creciente por grupos y movimientos anticristianos en todo el mundo. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:

https://religionlavozlibre.blogspot.com/2022/11/2021-mas-de-500-casos-de-odio-contra.html

Canto de entrada: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Si no queremos apartarnos de Cristo, debemos evitar todo pecado, no solo del mortal, sino incluso del más pequeño de los veniales. Dice así San Juan Crisóstomo: “No solo no hemos de llegar a Cristo, sino pegarnos con Él, porque perecemos si de Él nos apartamos. “Los que se alejan de Ti -dice la Escritura-, perecerán”. Hagámonos, pues, con Cristo y peguémonos a Él por los hechos y obras, porque el mismo Señor dice: “El que guarda mis Mandamientos, ése queda en Mí”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Continúa luego el santo: “De muchas maneras nos une Cristo a Sí. Considera cómo Él es la cabeza y nosotros el cuerpo: entre la cabeza y el cuerpo no ha de haber en medio alguna división. Él es el fundamento, nosotros el edificio; Él es la vid, nosotros los sarmientos. Todas estas cosas significan unidad y no permiten que haya algún vacío en el medio, por mínimo que sea”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Por esta misma razón, afirma el santo, “lo que es poco, no es poco; antes verdaderamente es casi todo y así, cuando faltáremos un poco o fuéremos negligentes y perezosos, no dejemos de haber mucho caso de aquello poco”. No es poco, por cierto, un pecado venial, pues trae consigo muchos y multitud de cosas pequeñas no es cosa pequeña, porque un monte no es pequeño, aunque esté formado de pequeños granos de arena o tierra.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Un pecado venial menospreciado no es poco, pues dispone para cosa tan grande como el pecado mortal; una centellita de fuego despreciada suele ocasionar que se queme una casa. No es pequeño el pecado venial, pues nos va despegando de Cristo, ya que es ofensa de Dios, que es infinito y tanto es así, que los santos, que juzgaron bien de las cosas, lo tuvieron por grande mal[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Los pecados veniales provocan un enorme daño al alma, porque aunque no le quiten la vida de la gracia, que es participación en la vida de la Trinidad, sí le quitan las fuerzas, la salud, la hermosura, la limpieza, los buenos respetos y no es poco mal para el alma estar enferma y débil, flaca, fea, maloliente, por ser descomedida con Dios. Estas almas resisten al Espíritu Santo para que no ingrese con toda la fuerza del Divino Amor. Es por esto que estas almas se detienen en el Purgatorio, antes de entrar en el Cielo.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al Cielo iré y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 562.

martes, 8 de noviembre de 2022

Hora Santa en reparación por comunión sacrílega de políticos en Santa Misa de Luján, Buenos Aires 060922

 



Inicio: los políticos, del signo que sean, deben tener bien en claro que “con Dios no se juega” y que “de Dios nadie se burla”. Deben aprenderlo por las buenas, de lo contrario, lo aprenderán por las malas, en la eternidad. Y los religiosos que se prestan a los juegos impíos de los políticos sin Dios, también deben aprender lo mismo, por el bien de sus almas. Para mayores detalles acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:

https://tn.com.ar/politica/2022/09/11/misa-k-en-lujan-la-bronca-de-la-iglesia-con-el-kirchnerismo-por-su-uso-politico/

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

En la Eucaristía, el hombre obtiene las fuerzas más que necesarias para sobrellevar todo tormento, todo dolor, toda persecución a causa del Nombre Tres veces Santo de Cristo Dios[1]. Testimonio de esto son los mártires, desde San Esteban protomártir, hasta los Santos Mártires Españoles, asesinados todos por odio a la fe en Cristo como Dios Encarnado y Presente en Persona en la Eucaristía.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Solo para tomar algunos de los ejemplos más recientes, hace años en la China comunista, algunas Hermanas fueron detenidas y puestas junto con otros prisioneros, con la prohibición hasta de rezar. Los guardias vigilaban sus gestos, la posición del cuerpo, la expresión de la cara y los movimientos de los labios, para castigar duramente cualquier infracción. Las Hermanas solo deseaban una cosa: la Sagrada Eucaristía. Y Dios escuchó sus plegarias: una anciana se ofreció al Obispo para llevarles secretamente las hostias consagradas, envueltas en un pañuelo; se presentó ante los guardias como si estuviera alterada, profiriendo injurias contra las Hermanas y en un momento apropiado pasó el pañuelo con las Hostias consagradas a una de las Hermanas, dejando la prisión y prometiendo que volvería a… ¡insultarlas![2]

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

La Sagrada Eucaristía no es solamente alimento del alma, sino también del cuerpo y esto lo prueban los innumerables santos que a lo largo de la historia de la Iglesia han vivido alimentándose solamente de la Eucaristía. Y además de ser alivio para el alma, en las ocasiones en las que Dios decide, la Eucaristía es alivio de los sufrimientos del cuerpo, tal como les sucedía a santos como Santa Liduvina, Santa Teresa y la Venerable Alejandrina María da Costa, quienes experimentaban alivio completo de sus dolores corporales, mientras duraban las especies eucarísticas por la comunión[3].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Para los santos, la salud del alma, concedida por la Eucaristía, es más importante que la salud del cuerpo. Un ejemplo de esto es Santo Domingo Savio: cuando fue enviado a casa por estar gravemente enfermo, el médico del pueblo les dio buenas esperanzas de curación, pero el santo joven llamó a su padre y le dijo: “Padre, estaría bien consultar con el Médico Celeste. Yo quiero confesarme y recibir la Comunión”[4]. A Santo Domingo Savio le importaba más la salud del alma, antes que la del cuerpo y por eso pedía la Confesión Sacramental y la Comunión Eucarística.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Según se narra en la biografía de San Antonio María Claret, cuando su salud comenzó a desmejorar severamente, llamaron a los médicos para que trataran de mejorar su pronóstico; el santo, una vez enterado de la gravedad del mal, dijo a los suyos: “Me doy cuenta, pero pensemos primero en el alma, después en el cuerpo” y quiso recibir inmediatamente los Sacramentos, para luego hacer pasar a los médicos, diciéndoles: “Ahora, haced lo que queráis”[5]. Primero el alma, después el cuerpo, eso es lo que nos enseñan los santos; por lo tanto, debemos darnos cuenta de que si no llamamos a tiempo al sacerdote, ponemos en peligro la salvación eterna del moribundo y lo privamos del apoyo y consuelo mayor que se puede tener en el momento más importante en la vida de un ser humano, como lo es el paso de esta vida a la otra.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 

 



[1] Cfr. Estéfano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Testimonio de Autores Católicos Escogidos, Madrid 2006, 76.

[2] Cfr. ibidem, 76.

[3] Cfr. ibidem, 77.

[4] Cfr. ibidem, 77.

[5] Cfr. ibidem, 77.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Hora Santa en reparación por comunión de políticos abortistas en Santa Misa de Luján, Buenos Aires 060922

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las comuniones sacrílegas de políticos que públicamente se declaran a favor del aborto. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:

https://realpolitik.com.ar/nota/47901/en-quilmes-la-iglesia-catolica-comulga-con-el-aborto-legal/

Canto de entrada: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

En la Eucaristía, Jesús nos repite sus amorosas llamadas a nosotros, que estamos abrumados y sufriendo en este valle de lágrimas: “Venid a Mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y Yo os aliviaré” (Mt 11, 28). Es verdad que “es lucha la vida del hombre sobre la tierra” (Jb 7, 1); es verdad que los seguidores de Jesús “serán perseguidos” como su Señor (Mt 5, 10), pero también es verdad que “los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y apetencias” (Gal 5, 24)[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Si el hombre en sí mismo es débil, de extrema debilidad, es en Cristo en donde encuentra su fortaleza, una fortaleza sobrehumana, sobrenatural, porque es la fortaleza misma del Hombre-Dios Jesucristo. A esto se refiere la Escritura cuando dice: “En Cristo todo lo puedo” (Fil 4, 13) y es así que podemos decir, junto con la sierva de Dios Luisa Margherita Claret de la Touche: “El que mantiene el mundo está en mí. La Sangre de un Dios circula por mis venas. No temas, alma mía: el Señor del mundo te ha tomado en Sus brazos y quiere que te recuestes en Él”[2].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

San Vicente de Paúl preguntaba a sus misioneros: “Cuando habéis recibido a Jesús, ¿puede haber un sacrificio imposible para vosotros?”. Y San Vicente Ferrer, en los dos años de cárcel que debió sufrir como perseguido, “sobreabundó de gozo en todas las tribulaciones” (2 Cor 7, 4) porque consiguió celebrar todos los días la Santa Misa en medio de los cepos, las cadenas y la oscuridad de la cárcel.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

La misma fuerza y gozo invadió a Santa Juana de Arco cuando le concedieron recibir a Jesús Eucarístico antes de subir a la hoguera. Habiendo entrado Jesús en el tétrico calabozo, la Santa se arrodilló entre las cadenas, recibió a Jesús y se recogió en una oración profunda. Apenas llamada para ir a la muerte, se levantó y se encaminó sin interrumpir las oraciones, subió a la hoguera y murió entre las llamas, y antes de expirar, pidió que le alcanzaran un crucifijo, al cual besó con todo amor, fervor y piedad, como anticipando la adoración eterna que en instantes habría de comenzar para ella en el cielo, ante la Presencia del Cordero de Dios, Nuestro Señor Jesucristo.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Toda la historia de los mártires, desde San Esteban protomártir hasta San Tarcisio, y hasta los mártires más recientes, entre ellos, los mártires de asesinados por los comunistas en la Guerra Civil Española, atestigua la fuerza sobrenatural, celestial, divina, que da la Eucaristía en la lucha contra el Demonio y contra todas las fuerzas demoníacas que trabajan en la tierra para ruina de las almas (1 Pe 5, 8)[3].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Cfr. Estefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Testimonios de Autores Católicos Escogidos, Madrid 2006, 75.

[2] Cfr. ibidem, 75.

[3] Cfr. ibidem, 76.

Hora Santa en reparación por profanación de objetos sagrados por parte de un sacerdote francés 061122

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la profanación no solo de objetos sagrados, sino también de la doctrina de la Santa Misa, por parte de un sacerdote francés. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=4C6z9Br0oho

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

La predicación del Evangelio, sobre todo en nuestros días, conduce con frecuencia no solo al rechazo de la doctrina de Cristo y su Iglesia, sino que también puede conducir incluso hasta la pérdida de la vida terrena, como ha sucedido con los mártires. Nuestro Señor Jesucristo nos lo advierte en el Evangelio: “Os envío como ovejas en medio de lobos”. Quien no conoce ni ama a Jesús, es un lobo a las órdenes del Lobo Infernal.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Al respecto, se lee en la vida de San Vicente de Paúl que les preguntó a sus sacerdotes: “¿Habéis celebrado Misa?”, “Sí”, respondieron todos. “Entonces puedo deciros de qué se trata. Hace falta dejar patria, familia, amigos y marcharse al exilio a una tierra inhóspita para hablar de Dios a los salvajes y morir, con seguridad, miserablemente”. Todos aquellos sacerdotes, llenos de Jesús, se ofrecieron repentina y generosamente para la peligrosa misión de la salvación de las almas[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Ahora bien, la fuerza para predicar el Evangelio no proviene del hombre mismo, sino del mismo Dios Uno y Trino, que, en la Persona Divina de Nuestro Señor Jesucristo, se nos ofrece como Pan Vivo bajado del cielo, que fortalece al alma con la fuerza misma de Dios Uno y Trino. Y esa es la razón por las cuales triunfaron y triunfarán los mártires de todos los tiempos.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

La Eucaristía, el Cristo Eucarístico, es el Pan de los fuertes, o también el Pan que concede la fortaleza divina a los débiles, como nosotros. La Eucaristía, el Cristo Eucarístico, es el alimento de los héroes y santos, de los mártires, de los que dan sus vidas por Cristo y por el Evangelio, por Dios Uno y Trino, por la Patria santa y por la Familia tal como la creó Dios.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

San Roberto Belarmino, para estimular a los fieles a la Santa Comunión, contra los errores de los protestantes, decía así: “El pan de trigo, que alimenta nuestro cuerpo, no se prepara con tanto trabajo sólo para mirarlo; se hace para que lo comamos. Así el Pan de vida, el Pan de los Ángeles, no se ofrece solamente para nuestra adoración y nuestro homenaje, sino que se nos ha dado como alimento. Vayamos, pues, a esta comida para alimentar nuestra alma y fortificarla”[2].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Te vengo a pedir, oh Madre de Dios”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Cfr. Estéfano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Testimonio de Autores Católicos Escogidos, Madrid 2006, 74.

[2] Cfr. ibidem, 74.

viernes, 4 de noviembre de 2022

Hora Santa en reparación por propagación blasfema del pecado en iglesia católica, Italia 011122

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la promoción y propagación pública del pecado de lujuria en una iglesia católica en Italia. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:

https://religionlavozlibre.blogspot.com/2022/11/2-lesbianas-propagan-el-pecado-junto-al.html

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

San Gregorio Niseno, comentando la orden de Dios de consagrar a los hijos primogénitos de Israel y que también consagraran las puertas y entradas de sus casas con la sangre del cordero, compara estas acciones con el ofrecimiento que debemos hacer a Dios los primeros movimientos del corazón, cerrando la puerta a toda falta y pecado advertido[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         En el mismo sentido, dice Séneca: “No alcanzarás que cese, si le permitieres empezar. Debilitado es al principio todo afecto, pero pasando adelante, él se apresura y mientras más pasa adelante, cobra fuerzas. Más presto se le cerrarán las puertas, que se echará de casa y así, resistamos a la entrada, porque con mayor facilidad no se reciben, que se salten”. Es decir, al cerrar las puertas a cosas menores, no entrarán las mayores, pero si abrimos a lo pequeño, entrará lo grande y muchas veces podrá ser grande lo que nos pareció pequeño[2].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         Los pecados veniales son de temer no solo por su multitud, sino por ser disposiciones para los mortales, porque de las culpas menores se viene a las mayores. La culpa es algo muy fecundo y provechoso espiritualmente; la simiente, siendo una pequeña semilla o grano, llega a producir un árbol de gran tamaño, así, de una pequeña falta suelen resultar muchas ramas de vicios, que llevan por fruto grandes pecados.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         El alma que desea perseverar en la gracia, debe dejar de lado todo desorden de la voluntad y destruir todo vicio, pasando de carnales a espirituales, no disimulando en nosotros movimiento que no sea conforme al Espíritu Santo. De lo contrario, perdiendo el respeto a Dios en los pecados veniales, se perderá para cometer los mortales.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Porque como enseña Santo Tomás, “el que peca venialmente en alguna cosa que de su género no es más que ligera culpa, deja de guardar el orden debido, de donde viene que acostumbrará su voluntad a no sujetarse en las cosas menores al orden que se debe, no guardando tampoco el orden para el último fin, eligiendo hacer aquello que es pecado mortal”. Entonces, el hacer actos de contrición frecuentes y no superficialmente hechos, cada uno de los pecados veniales se extinguirá y así el ánimo no estará dispuesto a cometer pecado alguno mortal[3].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Te vengo a pedir, oh Madre de Dios”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 559.

[2] Cfr. Niermberg, ibidem, 559.

[3] Cfr. Niermberg, ibidem, 561.