domingo, 19 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por exposición blasfema y sacrílega en Universidad Nacional de Cuyo 170323

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el horrible ultraje y sacrilegio cometido en la Universidad Nacional de Cuyo, disfrazado bajo el banal pretexto de “muestra de arte”. Para mayor información acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:

https://docs.google.com/.../1FAIpQLSexyecWap.../formResponse

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

         La más grande presunción del hombre es creer que todo lo puede él mismo, sin ayuda de Dios; así, no se detiene a pensar lo que nos dice Nuestro Señor Jesucristo: “Sin Mí, nada podéis hacer” (Jn 15, 5). Este “nada”, es literal, porque debido a que Jesús nos mantiene en el ser segundo a segundo, no seríamos capaces de respirar ni de vivir ni un solo segundo, si no fuera por su continua asistencia.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         Es verdad que, por nuestra propia condición humana, agravada por el pecado original, somos frágiles en todo sentido, pero precisamente, si somos frágiles, acudamos a Él, a Jesús Eucaristía, y le digamos y le pidamos sin demora su auxilio, su sostén y hasta su propia fortaleza. Con la Eucaristía, que es Jesús en Persona, lo podemos todo, puesto que Jesús, por así decirlo, nos fusiona con Él y nos hace uno solo con Él. Dice así San Agustín: “No somos nosotros los que transformamos a Cristo en nosotros, como hacemos con el alimento acostumbrado, sino que es Jesucristo quien nos transforma en Él”[1].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         Jesús mismo nos invita y nos anima a ir a Él: “Venid a Mí (…) y Yo los aliviaré” (Mt 11, 28). Visitemos a Jesús Eucaristía a menudo, con tanta frecuencia como la que nos sea posible, arrodillémonos ante el Tabernáculo y postrémonos no solo con el cuerpo, sino con el corazón y el alma. Los santos, todos sin excepción, tuvieron una grandísima devoción a Jesús Eucaristía, imitemos su ejemplo, si queremos ir al cielo para seguir adorando a Jesús por la eternidad.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         A Pier Giorgio Frassati, un amigo que era compañero en la universidad, en Turín, lo invitó: “Vamos a tomar un aperitivo”. Pier Giorgio aprovechó la ocasión y replicó, señalando a su amigo la cercana iglesia de Santo Domingo: “Pero, por supuesto, vamos a tomarlo en ese café”. Entrando a la Iglesia, rezaron un momento cerca del Tabernáculo; luego se acercaron a la caja de las ofrendas y Pier Giorgio dijo: “Aquí está el aperitivo”. Y de los bolsillos de los dos jóvenes salieron ofrendas para los pobres.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

         Pensando en la Eucaristía durante un sermón, San Juan Crisóstomo preguntó en una prédica: “¿Cómo podemos hacer de nuestros cuerpos una Hostia?”. Y él mismo dijo: “No permitan que sus ojos vean cosas malas y habrán ofrecido un sacrificio; no permitan que sus lenguas ofrezcan palabras inadecuadas y habrán hecho una ofrenda; no permitan que sus manos cometan pecado y habrán ofrecido un holocausto”. También podríamos agregar: no permitamos que en nuestros corazones ingrese ningún amor impuro y pidamos la gracia que sean tabernáculos vivientes en donde sea adorado, día y noche, Jesús Eucaristía.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, 21.

No hay comentarios:

Publicar un comentario