Inicio: ingresamos en el Oratorio, hacemos
silencio interior y exterior, para poder escuchar la voz de Dios, que habla en
el silencio. Nos postramos de rodillas ante la Presencia sacramental de Jesús,
pero acompaña y precede nuestra postración y adoración interior ante Jesús en
la Eucaristía. Ofrecemos esta Hora Santa en acción de gracias por el don
celestial que significa para nosotros y para la humanidad entera la Sagrada
Familia, por medio de la cual nos vino la salvación, Cristo Jesús. También ofrecemos
esta Hora Santa en reparación por todas las ofensas y sacrilegios cometidos
contra la Sagrada Familia y contra la familia tradicional, constituida por el
papá-varón, la mamá-mujer y por el hijo, nacido como fruto del amor esponsal, familia
instituida y querida por el mismo Dios como único modelo válido para toda familia
humana. Reparamos y pedimos perdón principalmente por los legisladores y
políticos que, movidos por oscuros intereses y actuando de espaldas a la
Voluntad Divina, elaboran leyes con las cuales crean todo tipo de “familias
alternativas”.
Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.
Meditación inicial
La
Sagrada Familia es la “Trinidad terrena”, tal como dijera Juan Pablo II, siendo
San José representación de Dios Padre, la Virgen, representación del Espíritu
Santo, el Niño Dios, Dios Hijo en Persona. Así, la Sagrada Familia nos enseña
que toda familia católica está llamada a ser una imagen de la Trinidad
Santísima, en donde las Personas están unidas por el vínculo del Amor Divino,
el Espíritu Santo. Imitando a la Santísima Trinidad, la familia católica está
llamada a reflejar el Amor de Dios, entre los integrantes de la familia y con
todos aquellos que entren en contacto con la familia.
La
Sagrada Familia es modelo de santidad y de amor para la familia cristiana,
porque todo en esta familia es santo y todas sus relaciones paternas, maternas
y filiales, están impregnadas del Amor Divino. En esta Sagrada Familia no hay
lugar para ningún amor impuro, ningún amor profano, ningún amor mundano, porque
el Amor que une a sus integrantes es el Divino Amor, el Espíritu Santo, y así
nos enseña que toda familia humana debe estar regida y movida por el mismo Amor
de Dios y que todo amor que no sea este Divino Amor, debe ser desterrado del
seno familiar.
Silencio para meditar.
En
esta Familia Santa, San José es modelo de esposo y padre, y si bien jamás tuvo
trato de esposo con la Virgen, sí es modelo de esposo en cuanto a la dedicación
y al amor casto y virginal que le profesaba a María; es modelo de padre, porque
si bien era meramente padre adoptivo de Jesús, lo amó y lo cuidó como si fuera un
hijo de sus entrañas. Así, San José es modelo inigualable de Esposo casto y de
Padre amoroso y dedicado a sus hijos, para todo esposo y para todo padre que
desee santificarse en la altísima dignidad de esposo y padre.
En
esta Familia Santa, la Virgen es modelo de Madre amorosa y de Esposa casta y
pura, y si bien jamás tuvo trato de esposa con San José, sí es modelo de Esposa
en cuanto a la dedicación y al amor casto y virginal que le profesaba a San
José, amor y dedicación demostrado en los pequeños gestos cotidianos de
paciencia, generosidad y caridad fraterna; la Virgen es modelo de Madre
amorosa, porque dio literalmente su vida por su Hijo Jesús, desde su Concepción
virginal, hasta su muerte en Cruz, sufriendo por esto el dolor más grande de su
Inmaculado Corazón, porque entregaba al Padre a su Hijo en sacrificio por la
salvación de la humanidad. Así la Virgen es modelo inigualable para las madres
que deseen amar a sus hijos hasta el punto de dar sus vidas por amor a ellos, y
es modelo inigualable de Esposa casta y pura para todas las esposas que deseen
amar a sus esposos en el Amor Santo de Dios.
En
esta Familia Santa, Jesús es modelo de Hijo amoroso para con sus padres, porque
demostró su Amor por ellos desde el momento mismo de su Concepción virginal en
el seno de María, ya que con su Encarnación también los redimía a ellos, junto
a toda la humanidad; luego durante su niñez, adolescencia y juventud, hasta que
llegó el momento de salir a predicar públicamente, fue ejemplo de Amor
entregado a cada instante de la vida cotidiana, Amor demostrado y donado sin
límites en las pequeñas cosas de todos los días, Amor demostrado y donado sin
límites en el sacrificio de la Cruz, sacrificio en el que daba su vida por sus
padres terrenos y por todos los hombres de todos los tiempos, y así es Jesús
modelo inigualable de amor a los padres, para todos aquellos hijos que deseen
vivir en grado heroico el Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios: “Honrar padre y
madre”.
Silencio para meditar.
La Sagrada Familia es modelo para toda familia humana,
porque la Santísima Trinidad fue quien dispuso que la familia humana estuviese
constituida por un esposo-varón, una esposa-mujer, y por el hijo, nacido como
fruto del amor esponsal. Cualquier otro “diseño” alternativo de familia, es
contrario a los planes divinos y ofende gravemente a la majestad y bondad
divinas. Cuando el ser humano legisla en contra del modelo familiar instituido
por la Divina Sabiduría y el Divino Amor, comete el pecado y sacrilegio de
erigirse él en legislador y juez y en creador del modelo de familia que más le
convenga para la satisfacción de su ego desmedido y de sus bajas pasiones. Cuando
el hombre legisla y crea modelos alternativos de familia, comete el pecado
capital del demonio en los cielos, la soberbia, imitando y continuando así, en
el tiempo, el pecado cometido por Adán y Eva en el Paraíso, pecado de soberbia
por el cual desterraron a Dios de sus almas, constituyéndose en falsos dioses
que, creyéndose dueños de la vida, introdujeron la muerte para la humanidad, y
el mismo pecado cometen los legisladores y políticos humanos que, creyéndose
dioses y dueños de la vida, no reparan en sancionar la anti-naturaleza como
base de la convivencia humana, introduciendo de esta manera solo el dolor, la
angustia, la tristeza y la muerte en el seno de la raza humana.
Además,
los diseños alternativos de familia atentan contra la vida y los derechos de
los niños: atentan contra la vida de los niños, porque en muchos casos, se obtienen embriones que son juzgados “no aptos para la
supervivencia”, con lo cual son descartados, y si son juzgados aptos pero no para ser
implantados en el momento, son congelados, almacenados y, la gran mayoría de
ellos, destruidos con el tiempo; los diseños alternativos de familia atentan
contra un derecho humano básico del niño, y es el derecho que todo niño tiene
de a nacer como fruto del amor esponsal demostrado en el acto conyugal y en el ámbito
y en el seno de una familia constituida por el papá-varón y la mamá-mujer, y no
como el ascéptico y frío producto de la manipulación de un laboratorio.
Silencio para meditar.
La
Sagrada Familia es modelo de obediencia amorosa a la Voluntad de Dios: la
Virgen acepta la Voluntad de Dios, que la ha elegido para ser la Madre de Dios
Hijo; San José acepta la Voluntad de Dios, “llevando a María a su
casa”, luego del anuncio del ángel en sueños; Jesús es modelo de aceptación de
la Voluntad de Dios, porque se encarna y nace en el seno de una familia humana,
en cumplimiento del Querer de Dios Padre, que así dispone la salvación del
género humano.
La
Sagrada Familia es modelo de aceptación de la Voluntad Divina en las pruebas y
tribulaciones, porque en el Nacimiento, deben acudir al pobre Portal de Belén,
soportando el frío y las incomodidades, porque Jesús no encontraba alojamiento
en las ricas posadas, símbolo del corazón humano sin Dios, rico en cosas
mundanas y materiales, pero vacío del Amor Divino; luego, cuando Jesús es
amenazado de muerte por el rey Herodes, la Sagrada Familia lo protege a costa
de su vida, huyendo en un viaje largo y peligroso a Egipto para ponerlo a
salvo.
La
Sagrada Familia es modelo de aceptación de la Voluntad Divina no solo en las pruebas y tribulaciones, sino también en la vida
cotidiana, porque luego de pasado el peligro, educa y cría a su Hijo, que es el
Hijo del eterno Padre, preparándolo para el supremo sacrificio de la Cruz, que
habría de realizarse cuando el Niño y Adolescente Jesús sea ya Hombre, y así nos enseña la Familia de Nazareth que toda la vida familiar debe ser un continuo vivir en el Querer Divino.
De esta manera, la Familia Santa de Nazareth es modelo de Amor a Dios y su Voluntad santísima, tanto en la prueba y en la tribulación, como en el reposo y en la quietud.
De esta manera, la Familia Santa de Nazareth es modelo de Amor a Dios y su Voluntad santísima, tanto en la prueba y en la tribulación, como en el reposo y en la quietud.
Silencio para meditar.
La Familia Santa de Nazareth es modelo de adoración y contemplación,
porque San José y la Santísima Virgen María, a pesar de convivir diariamente
con su Hijo Jesús, no dejaban de admirar y adorar el misterio insondable que
significaba que ese Hijo suyo, que crecía al ritmo del crecimiento de la
naturaleza humana, era al mismo tiempo su Dios Creador, Santificador y
Redentor. San José y María contemplaban y adoraban en silencio a su Hijo, Dios,
y elevaban continuamente, en la vida de todos los días, y a cada momento,
oraciones de adoración, de alabanza y de glorificación a Dios Uno y Trino, por
haber dispuesto, en un admirable designio del Divino Amor, que la
Misericordia Divina se encarnase en su Hijo, Jesús de Nazareth, para que los
hombres de todos los tiempos alcanzaran el perdón y la redención divina. Al adorar
a Jesús, su Hijo, que vivía entre ellos con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su
Divinidad, San José y la Virgen son modelos para nosotros de Adoración
Eucarística, en donde el alma, unida a los Padres de Jesús, adora su Cuerpo, su
Sangre, su Alma y su Divinidad, Presentes en el Santísimo Sacramento del altar. A
su vez, Jesús, que siendo Dios era también Hombre perfecto, es modelo de
adoración y oración, porque toda su vida, desde su Encarnación hasta su Muerte
en Cruz redentora, fue un himno ininterrumpido de Amor y de alabanza orante al Padre.
Así, toda la Sagrada Familia es modelo de adoración, de alabanzas, de petición y de acción de gracias a la Santísima Trinidad.
Así, toda la Sagrada Familia es modelo de adoración, de alabanzas, de petición y de acción de gracias a la Santísima Trinidad.
Silencio para meditar.
Meditación final
La
Sagrada Familia es modelo de generosidad a Dios y a los hombres, porque entrega
en sacrificio todo lo que posee, su riqueza única y más grande, aquello por lo
cual existe, aquello que constituye su única razón de ser, de existir y de
morir, su Hijo Jesús, y lo entrega a Dios Padre para que ofrende su vida en la
Cruz por amor a Dios y por la salvación de la humanidad. Así, la Sagrada
Familia es ejemplo para toda familia humana, cuyo deber es ofrecer a sus hijos
a Dios, para que cumplan en sus vidas la santísima y bondadosísima Voluntad
Divina.
Que
la Sagrada Familia de Jesús, José y María, modelo y ejemplo inigualable de
santidad, de amor y de alegría divina, guíe los pasos de nuestras familias en
el tiempo, encaminándolos hacia la feliz eternidad, la contemplación cara a
cara de las Personas de la Sagrada Familia Trinitaria, Dios Padre, Dios Hijo y
Dios Espíritu Santo. Amén.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto final: "Al Corazón benigno de María".
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