viernes, 31 de marzo de 2023

Hora Santa en reparación por sacrilegio cometido en la Santa Misa ofrecida por los tatuajes en la piel que son consagración al Demonio 140423

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las misas sacrílegas, como la llamada “misa de los tatuajes”, en la que se bendecirán los instrumentos para hacer tatuajes y luego de eso, se ofrecerán tatuajes gratis con motivos cristianos. Deben entender, quienes cometen este sacrilegio, que la Santa Misa NO ES un “evento cultural”, abierto a la manifestación de otros “eventos culturales”: la Santa Misa es la renovación, incruenta y sacramental, del Santo Sacrificio de la Cruz y con eso no se juega. Para mayores detalles acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:

https://religionlavozlibre.blogspot.com/2023/03/la-misa-de-los-tatuajes.html

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Solamente en el Cielo comprenderemos la divina maravilla que es la Santa Misa e incluso no nos alcanzará la eternidad para ni siquiera comenzar a comprender a la Santa Misa y la razón es que se trata de un misterio tan grande, tan absolutamente maravilloso, tan infinitamente grandioso, que hasta las mentes y corazones de los ángeles se quedan estupefactos ante el misterio de la Santa Misa.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Si Dios Uno y Trino quisiera hacer una obra más grande, más sabia, más amorosa, más grandiosa, que la Santa Misa, no podría hacerlo, porque la Santa Misa encierra todo el Poder, toda la Sabiduría y todo el Amor divinos, de manera que nada puede haber, ni en este mundo ni en la vida eterna, que demuestre más la omnipotencia, la omnisciencia y el Amor infinitamente Misericordioso de la Trinidad Santísima, que la Santa Misa.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Un día le preguntaron al Padre Pío de Pietralcina: “Padre, por favor explíquenos la Santa Misa”. “Hijos míos -replicó el Padre Pío-, ¿cómo puedo yo explicárselas? La Misa es infinita como Jesús; pregúntenle a un Ángel lo que es la Misa y Él les contestará en verdad: “Yo entiendo lo que es y por qué se ofrece, sin embargo, no puedo entender cuánto valor tiene. Un ángel, mil ángeles, todo el Cielo, saben esto y piensan así”. Es imposible entender cómo la Misa sea la representación incruenta y sacramental del Santo Sacrificio del Calvario, pero aunque no lo entendamos, así debemos creerlo, porque es eso en la realidad y así nos lo ha enseñado la Iglesia en su Magisterio, en la Tradición y en los Santos de todos los tiempos.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

San Alfonso de Ligorio llegó a afirmar: “El mismo Dios no puede hacer una acción más sagrada y más grande que la celebración de una Santa Misa”. ¿Por qué? Porque la Santa Misa es, se puede decir, la síntesis; porque la Santa Misa se puede decir que suma la Encarnación y Redención y contiene el Nacimiento, Pasión y Muerte de Jesús, misterios que Dios realizó por nuestra causa[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Con relación a la Santa Misa, el Concilio Vaticano II enseña: “Durante la Última Cena, la noche en que fue traicionado, Jesús instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre para perpetuar el Sacrificio de la Cruz a través de los siglos, hasta Su regreso”[2], es decir, hasta su Segunda Venida en la gloria, en el Día del Juicio Final.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré, y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005, 27.

[2] Sacrosanctum Concilium, La Constitución de la Liturgia, n. 47.

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