miércoles, 15 de mayo de 2013

Hora Santa en reparación por los pecados contra la fe en la Presencia real de Jesús en la Eucaristía




Inicio: ingresamos en el Oratorio. Hacemos una genuflexión, acompañada por un acto interior de amor y adoración a Jesús Sacramentado. Nos encontramos ante la Presencia del Rey de los cielos, que se ha quedado en la Eucaristía en cumplimiento de su palabra de que “no nos dejaría solos” y que se quedará con nosotros “hasta el fin del mundo”. Jesús en la Eucaristía es el “Emmanuel”, el Dios con nosotros, y venimos a adorar su Presencia sacramental en acción de gracias por su infinito amor. Nos unimos a la adoración de María Santísima y de los bienaventurados habitantes del cielo, pidiendo su intercesión para que nuestra pobre y humilde adoración suba hasta el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús. En el Año de la Fe, ofrecemos esta adoración también en reparación por las faltas contra la fe –cometidas por nosotros y por nuestros hermanos- en la Presencia real de Jesús en la Eucaristía.

         Oración de entrada: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         Canto inicial: “Oh buen Jesús”.

         Meditación

         Jesús Eucaristía, Tú eres el Dios tres veces santo, por quien todo fue hecho; a Ti te adoran, en éxtasis de amor continuo, miríadas y miríadas de ángeles en el cielo, extasiados por la majestuosa hermosura de tu Ser divino. Tú, con el Padre y el Espíritu Santo, eres el único Dios verdadero, “en quien vivimos, nos movemos y somos”. Por Ti hemos sido creados, y hacia Ti nos dirigimos cada día de nuestras vidas, y cada segundo de nuestra existencia, y cada respiración nuestra, depende de Ti, oh Dios de majestad soberana. Sin embargo, a pesar de tu inconmensurable amor, que nos mantiene en el ser a cada instante, muchísimos hombres, entre ellos muchos cristianos, profesan voluntariamente el ateísmo, que ofende tu condición de Dios Creador, Redentor y Santificador. Te pedimos perdón y reparamos por quienes se profesan ateos, y te suplicamos les concedas la gracia de creer en Ti, único Dios verdadero.

         Silencio para meditar.

         Jesús Eucaristía, te pedimos perdón y reparamos por los agnósticos, es decir, por quienes creen vagamente en Dios, pero sostienen que no se involucra en los asuntos terrenos ni en las vidas de los hombres, con lo cual cometen un grave ultraje contra tu Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección, porque Tú sufriste la muerte en Cruz por amor a toda la humanidad, pero hubieras padecido con el mismo amor aún si se tratara de un alma sola, porque amas con la misma intensidad tanto a un alma sola, como a toda la humanidad.

         Silencio para meditar.

         Jesús Eucaristía, te pedimos perdón y reparamos por los que sostienen el error del relativismo, según lo ha denunciado recientemente el Papa Francisco, error por el cual “cada uno tiene su verdad”, al tiempo que “no hay una verdad definitiva”, porque la verdad “se construye con el consenso”, con lo cual Te ultrajan una vez más a Ti, que además de ser “el Camino y la Vida”, eres “la Verdad”, la Verdad absoluta, sobrenatural, celestial, acerca de Dios Uno y Trino, que con tu misterio pascual de Muerte y Resurrección se ha empeñado con todo lo que es, para salvarnos. Jesús Eucaristía, Tú eres, como dice el Papa Francisco, “la Verdad hecha carne” y por esto pedimos la luz del Espíritu Santo, que es quien nos permite reconocerte y confesarte como nuestro Señor.

Silencio para meditar.

Jesús Eucaristía, te pedimos perdón por aquellos hermanos nuestros que, habiendo recibido el don de la fe en el Bautismo, y habiendo conocido la Verdad de tu Revelación por el Catecismo de Primera Comunión y por la Confirmación, han sin embargo rechazado esta fe, cometiendo el pecado de la apostasía. Te suplicamos, Jesús Misericordioso, que te apiades de estos hermanos nuestros, y que los ilumines con la luz del Espíritu Santo, para que regresen al único redil que salva, la Iglesia.

         Silencio para meditar.

         Jesús, que te has quedado en el sagrario, llamado “Cárcel de Amor”, para “estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, cumpliendo así tu promesa de que “no nos dejarías solos”, te pedimos perdón por los que, imitando a tus discípulos en el Huerto, que no pudieron “hacer oración ni siquiera una hora” a causa de la tibieza, la pereza y la indiferencia, Te suplicamos por los cristianos –entre los cuales muchas veces nos encontramos nosotros- que son indiferentes e incrédulos ante tu Presencia eucarística, y te dejan solo, abandonado, desperdiciando de esta manera los torrentes inagotables de tu Amor misericordioso, que derramas sin medida en los corazones de quienes se acercan hasta Tu morada terrena, el sagrario. Despiértalos, Jesús, de su sueño letargo, y concédeles la gracia de alegrarse en la contemplación de tu Presencia eucarística.

Silencio para meditar.

         Jesús, Te pedimos perdón por quienes cometen el pecado de la credulidad o superstición, construyéndose “cisternas agrietadas, que no retienen el agua”, y Te abandonan a Ti, que en la Eucaristía eres “la fuente de aguas vivas”. Apiádate de quienes se construyen ídolos mundanos –“santos” paganos, estrellas del cine, de la música, de la televisión, del fútbol, de la política, etc.-, y Te dejan solo en el sagrario, despreciando Tu amorosísima Presencia. ¡Cuánto lo lamentarán, cuando se den cuenta de Quién eres Tú, pero para muchos será tarde! Te suplicamos que no permitas que eso suceda, y acepta nuestra pobre y humilde adoración, en reparación por los pecados de credulidad y superstición.

         Silencio para meditar.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         Canto de salida: “El trece de mayo”.

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