jueves, 18 de enero de 2024

Hora Santa en reparación por profanación de iglesia por parte de un musulmán 110124



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la profanación cometida por un musulmán, quien oró y predicó en una iglesia católica, ante la presencia, la aprobación y el aplauso de eclesiásticos y laicos católicos, que de esta manea aprobaron implícitamente la profanación. Para mayores datos acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=WF-B6lJTzL0

Canto de entrada: “Postrado a vuestros pies humildemente”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

San Pío de Pietralcina aconsejaba así a una hija espiritual suya, en relación a la Comunión espiritual: “A lo largo del día, cuando no te dejan hacer otra cosa, llama a Jesús, incluso en medio de todas tus ocupaciones, con un gemido resignado del alma y Él vendrá y se quedará unido siempre con el alma mediante Su gracia y Su santo amor. Con el espíritu vuela al Sagrario cuando no puedas hacerlo con el cuerpo y allí desahoga los deseos ardientes y abraza al Amado de las almas mejor que se te hubiera dado si lo hubieras recibido sacramentalmente”[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

También nosotros debemos aprovechar de este gran don que es la Comunión espiritual. Sobre todo en los momentos de una gran prueba o tribulación por la que estemos atravesando, puesto que ¿qué puede ser más precioso que la unión con Jesús Eucaristía mediante la Comunión espiritual? Este santo ejercicio puede llenar de amor un día entero, aun en medio de las tribulaciones, dolores y aflicciones más profundas; puede hacernos vivir con Jesús en un abrazo de amor, dependiendo de nosotros hacerlo todas las veces que queramos, hasta incluso no interrumpirlo casi nunca.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Santa Ángela Merici tenía pasión amorosa por Comunión espiritual. No solamente la hacía con frecuencia y animaba a los demás a hacerla, sino que llegó a dejarla a sus hijas espirituales para que la practicasen perpetuamente.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

San Francisco de Sales tenía como propósito hacer al menos una Comunión espiritual cada cuarto de hora, por eso podemos decir que toda su vida no es otra cosa que la concatenación de una Comunión espiritual tras otra, de una unión espiritual con Jesús Sacramentado tras otra. ¿Quién puede ser más feliz que este santo? Ahora bien, si este gran santo lo hizo, ¿no podemos nosotros, al menos tratar de imitarlo, siquiera mínimamente en el mismo propósito? Y es un propósito que también hizo otro santo, desde joven, San Maximiliano María Kolbe.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

El Beato Andrés Beltrami vivió una vida de Comunión espiritual ininterrumpida. Dice así en su diario personal: “Dondequiera que me encuentre pensaré con frecuencia en Jesús en el Sacramento. Fijaré mi pensamiento en el Santo Sagrario incluso cuando me despierte de noche, adorándolo desde donde me encuentre, llamando a Jesús en el Sacramento, ofreciéndole las acciones que esté haciendo. Instalaré un hilo telegráfico desde el estudio hasta la iglesia, otro desde la habitación, un tercero desde el comedor y con la frecuencia que pueda enviaré mensajes de amor a Jesús en el Sacramento”. ¡Qué continua corriente de amor por esos queridos hilos telegráficos! ¿Por qué no nos proponemos hacer lo mismo, imitando al santo?

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al cielo iré y la contemplaré”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico. Testimonio de Autores Católicos Escogidos, Madrid 2006, 91.


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