sábado, 6 de enero de 2024

Hora Santa en reparación por masacre de cristianos en Nigeria en Navidad 2023

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el cruel asesinato de ciento cuarenta católicos fieles nigerianos que asistían a los servicios litúrgicos de Nochebuena. Para mayores datos acerca de este horrible atentado contra la fe, consultar el siguiente enlace:

https://aica.org/noticia-navidad-sangrienta-en-nigeria-unos-160-muertos-en-ataques-a-aldeas-cristianas

          Canto de entrada: “Oh, Buen Jesús, yo creo firmemente”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Nuestro Señor Jesucristo le manifestó a Santa Clara de Siena en una visión lo preciosa que es la Comunión espiritual. La Santa temía que la Comunión espiritual no tuviera ningún valor respecto de la Comunión sacramental. Jesús se le apareció con dos cálices en la mano y le dijo: “En este cáliz de oro pongo tus Comuniones Sacramentales; este cáliz de plata pongo tus Comuniones espirituales. Las dos me son igualmente agradables”[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

          Y a Santa Margarita María de Alacquoque, quien frecuentemente lanzababa a Jesús ardientes jaculatorias en el sagrario, le dijo una vez Jesús: “Me es tan querido el deseo de un alma de recibirme, que me precipito hacia ella cada vez que me llama con sus deseos”.

          Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

No hace falta mucho para intuir cuánto amaban los santos la Comunión espiritual. Ésta satisface, al menos en parte, el anhelo ardiente de ser siempre “uno” con quien se ama. Jesús lo ha dicho: “Permaneced en Mí y Yo permaneceré en vosotros” (Jn 15, 4). Y la Comunión espiritual nos ayuda a quedar unidos a Jesús, aunque lejos de que more en nosotros.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

          No hay otro medio para aplacar los anhelos de amor que consumen los corazones de los santos. “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma, te busca a ti, mi Dios” (Sal 41, 2).  “Oh, Esposo mío amado -exclama Santa Catalina de Génova-, deseo tanto la alegría de estar contigo que me parece que si estuviera muerta resucitaría para recibirte en la Sagrada Comunión”. Y Santa Ángela de la Cruz experimentaba de una manera tan fervorosa el deseo de vivir siempre unida a Jesús Eucarístico, que tuvo que decir: “Si el confesor no me hubiera enseñado a hacer la Comunión espiritual no habría podido vivir”[2]. ¡Aprovechemos a hacer no solo la Comunión Sacramental, sino la Comunión espiritual y esta, tantas veces cuantas el amor a Jesús Eucaristía nos lo solicite!

          Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

          Para Santa María Francisca de las Cinco Llagas, la Comunión espiritual era igualmente el único alivio para el dolor agudo que sentía al estar recluida en casa, lejos de su Amor, especialmente cuando no se le concedía hacer la Comunión sacramental. Entonces subía a la terraza de la casa y mirando a la iglesia suspiraba entre lágrimas: “Dichosos los que hoy te han recibido en el Sacramento, Jesús. Afortunados los muros de la iglesia que guarden a mi Jesús. Felices los sacerdotes que están siempre cerca de Jesús amabilísimo”. Y solamente la Comunión espiritual podía aliviarla un poco.

          Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucaristico, Testimonio de Autores Católicos Escogidos, Madrid 2006, 89.

[2] Cfr. ibidem, 90.

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