miércoles, 24 de junio de 2020

Hora Santa en reparación por la vandalización de la imagen de la Virgen en Holanda 240620



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la vandalización de una imagen de Nuestra Señora de Chesztokowa ocurrida en Holanda. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:


Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer Misterio (a elección).

Meditación.

          La necesidad de la gracia por parte del género humano se puede constatar por el estado de decaimiento moral y espiritual en el que quedó luego del pecado original de Adán y Eva. Después de este pecado, nuestra naturaleza quedó tan contaminada por el pecado, que de suyo no tenía ni tiene otra cosa sino mentira, maldad, corrupción y muerte. Quedó ciega con la ignorancia, encorvada con la mala inclinación al mal, sin brazo para obrar el bien, tullida para no avanzar en la virtud y corrupta hasta las entrañas y huesos[1]. De esto se ve la necesidad absoluta que de la gracia tenía y tiene la naturaleza humana.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Nuestra naturaleza, luego del pecado original, quedó como un hombre ciego, sin manos y sin pies y enfermo, sin poder valerse por sí mismo. Un tal hombre no tiene de suyo sino miseria, enfermedad y muerte. De la misma manera, nuestra naturaleza no tiene de suyo obra alguna meritoria, sino sólo pecado y miseria y muerte eterna; no se puede valer por sí, si no la asiste Dios, pero siendo enemiga de su Creador y aborrecida por el mismo que la puede valer, no puede presumir de nada ni tampoco puede confiar de sí. La gracia de Dios solamente la puede ayudar, aunque esta gracia no la merece.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Después del pecado de Adán y Eva, la naturaleza humana quedó en tal estado, que si no fuera por nuestro Redentor Jesús, cuya Sangre es la que sólo puede socorrerla y vivificarla y sanarla, sólo habría tenido un futuro de desesperanza y muerte. El que tengas un buen pensamiento, un afecto santo y una obra de misericordia, es por obra de la Sangre y la gracia de Cristo. No está en el hombre el tener fe, ni el tener padres que lo eduquen en el temor de Dios y maestros que le enseñen el camino del cielo. Por eso dicen los santos: “Todo es gracia de Dios”.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Dios es tan bondadoso y misericordioso, que todo lo mueve para nuestro bien y así por ejemplo, de Dios y su gracia dependen que tengamos pensamientos y afectos no sólo buenos sino santos, que nos lleven a obras meritorias para el cielo. La naturaleza humana, estando tan inficionada por el pecado, no puede disponer ni hacer nada bueno ni mucho menos santo, porque de suyo no tiene más que mentira, pecado y corrupción. Todo lo bueno y santo viene de Dios y su gracia: Dios empieza nuestro bien, con Dios cooperamos a él y sin Dios no lo podemos consumar[2].

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          El hombre, nada bueno tiene de sí: la hacienda y la cosecha es engaño y mentira; la verdad y la virtud son de Dios y en Él tienen principio, en cambio en el hombre sólo tiene principio la perdición. Los buenos y santos pensamientos y sentimientos, más las ocasiones que son su causa, provienen de Dios, así como el quitar los impedimentos que han de estorbar para la obra virtuosa. Sólo Dios puede disponer todo lo bueno y santo que tenemos en esta vida; por esto, no tenemos de qué ensoberbecernos, porque nada tenemos que no hayamos recibido y si lo recibimos de Dios, ¿por qué hemos de gloriarnos?

          Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 370.
[2] Cfr. ibidem, 371.

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