viernes, 5 de junio de 2020

Hora Santa en reparación por decapitación de imagen del Sagrado Corazón en Andalucía 040620


La imagen vandalizada del monumento al Sagrado Corazón de Jesús en La Roda de Andalucía ABC


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la decapitación de una imagen del Sagrado Corazón en Andalucía. Para mayor información acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:


Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer Misterio (a elección).

Meditación.

Jesús se compara a sí mismo con una vid y a los discípulos, con los sarmientos: así como los sarmientos están injertos en la vid, así lo están los cristianos en Cristo. Este estar injertos en Cristo-Vid confiere al alma una particular dignidad y estimación y convierte al hombre en un hombre justo[1], pues recibe de Cristo su gracia, así como el sarmiento recibe la savia. Por esta razón dijo San León, hablando del Nacimiento del Señor: “Conoce, ¡oh cristiano!, tu dignidad y ya que eres partícipe de la naturaleza divina, no quieras volver a tu antigua vileza con degenerar en el modo de tu vida y conversación: acuérdate de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro”[2].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Esto se declara con el ejemplo del mismo Cristo, porque aunque la gracia habitual que estuvo en Él sea de la misma naturaleza que la de los ángeles y hombres, con todo eso dicen los teólogos que por estar junta con la santidad infinita que tiene Cristo por razón de la unión hipostática, es gracia de cabeza, lo cual es particular dignidad que le viene por la unión con el Verbo[3]. Así también en los hombres justos, por la particular conjunción que tienen con Cristo, se añade a su gracia particular dignidad y estimación, haciendo al hombre miembro vivo de Cristo y un cuerpo con Aquel que es Persona divina[4], Jesús de Nazareth.

 Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

A esto se alega otra notable circunstancia de nuestra gracia, que, aunque sea beneficio respecto de nosotros, pero respecto de Cristo es justicia y cosa debida, porque es premio de sus merecimientos; y esto es gran honra y dignidad nuestra, el de ser santificados por virtud e influjo de nuestra cabeza, Cristo Jesús. Así como es especial honra poseer la bienaventuranza alcanzada por premio y corona debida a las buenas obras y hechos heroicos, así es especial dignidad ser la gracia premio de uno de nuestro linaje -el Segundo Adán, Jesucristo-, y merecida con rigor de justicia por el sacrificio en Cruz de quien es nuestra Cabeza. Esto no lo tuvo ni Adán en su estado de inocencia, ni tampoco los ángeles[5].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Fuera de esto, tiene esto más nuestra gracia: como dicen muchos doctores, que en cuanto se funda en los merecimientos de Cristo, es principio de merecer delante de Dios con modo más perfecto o con justicia más propia, y se puede decir que justamente nos perdona los pecados; lo cual aumenta la dignidad moral de la gracia que se da a los hombres. No es poca honra la nuestra el que se pueda decir que satisfacemos nuestros pecados con modo más perfecto, en cuanto está fundada nuestra satisfacción en la satisfacción infinita de Cristo Dios[6].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

En relación a la eficacia de nuestras oraciones, es ahora mayor que antes por Cristo, y esto porque Dios socorre ahora con mayores auxilios y favorece con más benignidad a los justos que tienen gracia por Cristo, que si no la tuvieran por Él, porque por respeto de ser gracia dada por Jesucristo, aun en igual grado, es privilegiada con mayores favores y para más heroicas obras. De donde viene que ahora en muy pocos años haya habido mayores santos que en el estado de la inocencia serían por millares de años[7].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.




[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 358.
[2] Serm. 1, De Nativ.
[3] Cfr. ibidem, 359.
[4] Cfr. ibidem, 359.
[5] Cfr. ibidem, 359.
[6] Cfr. ibidem, 360.
[7] Cfr. ibidem, 360.

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