sábado, 27 de julio de 2024

Alabanzas a la Santísima Trinidad por burla satánica contra Nuestro Señor Jesucristo en Juegos Olímpicos de Francia, Julio 2024

 

Alabanzas a la Santísima Trinidad




(en reparación por las blasfemias, ultrajes y sacrilegios cometidos contra Nuestro Señor Jesucristo en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París, Francia, Julio de 2024)

Oh Dios Omnipotente y Eterno, oh Dios Uno y Trino, Dios de Bondad y Majestad infinita, Dios de Amor infinito, de Amor insondable, ¿quién puede sondear tu abismo sin fin de Amor? Dios Tres veces Santo, Dios de Majestad, Bondad, Belleza, Ternura, Hermosura, Justicia, infinitas, excelsas, celestiales, imposibles siquiera de imaginar, Dios cuya hermosura supera la más excelsa hermosura de cualquier ser creado, visible o invisible, Dios Trino en Personas y Uno en Ser trinitario, Bendito Dios por los siglos sin fin, Dios Uno y Trino, al cual los cielos eternos no pueden contener, Dios al cual los cielos eternos, hermosos en su hermosura celestial, palidecen ante tu hermosura trinitaria, Dios Uno y Trino, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, Bendito Seas en tu Acto de Ser divino trinitario y en tu Trinidad Santísima de tus Sacratísimas Personas Divinas, Dios de toda majestad y poder, de toda justicia y misericordia, de toda bondad y piedad, Dios que todo lo haces bien, Dios en quien no hay sombra ni siquiera de la más mínima imperfección, Dios Trinidad, ante cuya hermosura y perfección divinas, toda lengua creada, humana y angélica, enmudecen cuando pretenden expresar tus glorias, tus virtudes, tus perfecciones, tus bondades, tus excelsas majestades, infinitas y eternas por los siglos sin fin. Alabado y adorado seas, en el tiempo y en la eternidad, oh Dios Uno y Trino, por medio del Inmaculado Corazón de la Madre de Dios, y que sea Ella quien eleve nuestras pobres plegarias al Sagrado Corazón del Cordero de Dios, Cristo Jesús, para que las presente ante el seno del Padre, en el Amor del Espíritu Santo. Benditos sean los ángeles y santos en el cielo, porque ellos te contemplan cara a cara, Dios Uno y Trino, y se alimentan de tu Ser divino trinitario, se gozan y deleitan por los siglos sin fin de tu Divino Amor, el Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, el Amor que Es Persona Tercera, que es Persona, así como el Padre es Persona y el Hijo es Persona, y no son tres dioses sino un solo Dios en Tres Personas. Bendita infinitas veces sea la Madre de Dios, María Santísima, porque Ella te ama y te adora infinitamente más que todos los ángeles y santos juntos y Ella te ama y te adora y te contempla y se alegra y se conmueve y se goza en la contemplación de las Tres Divinas Personas y en la adoración del Cordero de la Jerusalén celestial, que es su Hijo, Jesucristo, Señor Nuestro, Dios Tres veces Santo y Bendito por los siglos sin fin. Bendito y adorado seas, Dios Uno y Trino, ensalzado por los siglos sin fin seas Tú, adorada y gloriosa y divina Trinidad beatísima, y sean benditos por los siglos sin fin quienes te conocen, porque quien te conoce te ama y quien te ama te adora y quien te adora quiere más conocerte y más amarte y más adorarte y así por los siglos eternos, no cansándose nunca, ni el alma ni el ángel, de conocerte, amarte y adorarte y esto por los siglos eternos, por los siglos de los siglos, por los siglos que no tienen fin, por toda la eternidad de eternidades, porque Tú eres el Amor y la Hermosura que cautiva y atrapa con su Amor y Hermosura a quien te conoce, te ama y te adora. Oh Dios Uno y Trino, cuya bondad no tiene principio ni fin y es eterna por los siglos que jamás terminan, Tú amas tanto a tus creaturas, que ni siquiera dejas de lado a aquellas creaturas que, salidas de tu mano creadora, por propia voluntad decidieron apartarse de Ti, oh Trinidad Santísima, y creaste para ellos, para que tuvieran el lugar que ansiaban, los abismos eternos de oscuridad infinita, en donde tienen, para siempre, lo que desearon aquí en la tierra, sean ángeles u hombres. Oh Dios Bendito y Eterno, eternamente feliz en tu Trinidad Beatísima de tus Tres Divinas Personas, que no necesitas de nada ni de nadie para ser eternamente feliz y beatísimo, que para compartir tu dicha infinita y eterna no solo creaste los cielos eternos para quienes te conocieran, te amaran y te adoraran, sino que no contento con esto, quisiste donarte a Ti mismo, en tu Ser divino trinitario, a través de la Sacrificio del Cordero Inmaculado, Cristo Jesús, el Verbo Eterno del Padre, Encarnado en el seno de la Madre de Dios por obra del Divino Amor y donado en la Cruz y cada vez en forma incruenta y sacramental en el Santo Sacrificio del Altar, la Sagrada Eucaristía y esta donación de Ti mismo, Dios Uno y Trino, la haces tanto en el tiempo como en la eternidad, por los siglos sin fin, para deleite eterno de quienes se alegran y exultan de gozo en tu contemplación, colmándose de la gloriosa luz celestial que emana de tu Acto de Ser divino trinitario, por los siglos de los siglos sin fin.

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”. (Tres veces).