viernes, 11 de agosto de 2023

Hora Santa en reparación por trato irreverente a la Eucaristía en Portugal 070823

 


Recipientes plásticos, absolutamente inadecuados, para la distribución de la Eucaristía en la JMJ de Portugal 2023


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el trato irreverente dado a Jesús Eucaristía en Portugal.

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

         Además de la luz sobrenatural, la alegría espiritual y la paz santa, los santos agregan otros elementos para indicar si el alma está o no en gracia[1]. Así, San León dice: “El que desea saber si por ventura está en él Dios, de quien se dice: “Admirable es Dios en sus santos”, escudriñe en el interior de su corazón, con sincero examen y pregúntese con qué humildad resiste a la soberbia, con qué benevolencia contradice a la envidia; cómo no se deja halagar por los aduladores (…) y además vea si está en su corazón la madre de todas las virtudes que es la caridad y vea si desea para sí lo que desea para sus enemigos; quien fuera de esta manera, no dude que habita en él Dios y le rige”.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         San Bernardo, a su vez, dice: “Así como conocemos la vida del cuerpo por su movimiento, así también la vida de la fe se conoce por las obras buenas. La vida del cuerpo es el alma, por la cual se mueve y siente; la vida de la fe es la caridad, porque obra por ella: “La fe obra por el amor” (Gál 2). De esta manera, al enfriarse la caridad, muere la fe, así como muere el cuerpo cuando se aparta del alma. Si ves un hombre que obra obras buenas y es alegre en el fervor de la vida, no dudes que en él la fe está viva”.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         En otro sermón, el mismo santo dice: “Que haya venido sobre uno nuevo espíritu, lo testifica certísimamente el nuevo modo de vida y porque lo diga brevemente, tener testimonio de la sangre y agua y espíritu, como dice San Juan, es si te contienes de pecar y si haces frutos dignos de penitencia, si haces obras de vida”. De manera que el no pecar, el hacer penitencia, el obrar siempre virtuosamente, da San Bernardo por señales que está en uno el Espíritu Santo y su gracia.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         San Gregorio dice: “El alma que se llena del Espíritu Santo, tiene sus señales muy evidentes, conviene a saber: las virtudes y la humildad, las cuales son dos cosas que, si concurren en un alma, es cosa clara que trae consigo testimonio de la presencia del Espíritu Santo.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

         A su vez, San Crisóstomo dice: “Esta señal hay que tenemos a Cristo y que el Espíritu Santo está en nosotros, cuando nuestros cuerpos están de manera que no se diferencian de aquellos cuerpos que están cerrados en los sepulcros”. Este santo da la perfecta mortificación por señal de la gracia de Dios, cuando uno está tan muerto a las cosas del mundo y al sentido y apetitos de la carne, como los mismos difuntos, teniéndole sin vida mundana la sepultura de la mortificación y vida cristiana que debemos vivir después del Bautismo o del Sacramento de la Penitencia.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre.

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 576.

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