Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario
meditado en reparación por la inadmisible burla sacrílega que la marca de juguetes
infantiles conocida como “Barbie” ha cometido contra Nuestro Señor Jesucristo y
contra la Madre de Dios, María Santísima. Para mayores detalles acerca de este
reprochable acto sacrílego, consultar el siguiente enlace:
https://www.candelaestereo.com/curiosidades/polemica-por-la-barbie-virgen-y-el-ken-cristo/
Canto
de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación.
Uno de los más grandes bienes espirituales que puede
poseer un alma en esta vida terrena es el estar en estado de gracia
santificante. Esto es así porque los bienes verdaderos son, antes que los
materiales, los espirituales, y dentro de estos, obviamente se encuentran en
primer lugar aquellos que provienen de la bondad divina trinitaria. En la
gracia santificante, concedida por los sacramentos, se encuentran los bienes
espirituales necesarios para una vida cristiana, siendo la gracia en sí misma
un inmenso bien, aunque también se encuentran bienes temporales, que suelen
darse con la gracia santificante[1].
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Segundo
Misterio.
Meditación.
Ahora bien, según algunos afamados doctores de la
Iglesia, como Alejandro de Alés, hay tres señales que indican que un alma está
en estado de gracia santificante y estas señales se manifiestan cuando se dice:
la primera es: “Señalada está sobre nosotros la luz de tu rostro”; la segunda
cuando dice: “Le diste alegría a mi corazón”; la tercera, cuando dice: “En paz
dormiré y descansaré”.
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Tercer
Misterio.
Meditación.
El sabio doctor colige de esto que la luz superior de
desengaños, la alegría espiritual de la buena conciencia y la paz verdadera del
alma, son señales de que está uno en gracia. Estas tres cosas corresponden a tres
particulares facultades del alma, que son perfeccionadas y ordenadas por la
gracia: la luz -la luz eterna trinitaria participada por la gracia- a la parte
racional o luz del intelecto; la alegría -la Alegría Increada que es Dios, de
cuya alegría se hace partícipe el alma por la gracia-, frente a la alegría que
se origina en motivos naturales; finalmente, la paz -la paz de Dios, que es la
paz de Cristo-, frente a la pasión de la irascibilidad[2].
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Cuarto
Misterio.
Meditación.
Esto quiere decir que una señal de que se está en gracia
es cuando no tiene conciencia de pecado mortal que se haya dejado de confesar;
a la vez están la razón y la verdad iluminadas por la luz de la fe, que así no
se deja engañar por los sentidos ni por lo temporal, y considera caduco todo
bien terreno, conociéndose en su vileza y despreciándose como se merece.
Un
Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Quinto
Misterio.
Meditación.
Otra señal de estar en gracia para el alma es cuando
se alegra sólo en Dios y en Él tiene puesto su deseo y gusto, además de tener
en todas las cosas pureza de intención, deseando y buscando únicamente la
gloria de Dios; finalmente, cuando tiene paz en las adversidades, no se enoja
contra los que lo agravian, no aborrece sino al pecado y por encima de todo
esto, tiene la resolución firmísima de padecer todos los males posibles -desea
morir antes de cometer un pecado mortal o venial deliberado- antes que cometer
una culpa; es entonces cuando se puede tener alguna certidumbre de que tal alma
está en gracia[3].
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo.
Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los
Ángeles”.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo
por las intenciones del Santo Padre.
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