miércoles, 4 de julio de 2018

Hora Santa en reparación por profanación de imagen de la Virgen en Buenos Aires 290618



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario en reparación por la destrucción sacrílega de una imagen de María Santísima por parte de un individuo en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, el día 20 de junio de 2018. La información relativa al tristísimo suceso se encuentra en el siguiente enlace:


Canto inicial: “Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario (misterios a elección).

Primer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Existe una relación entre el dogma de la Inmaculada Concepción y el de la infalibilidad del Papa[1]. El dogma de la Inmaculada Concepción nos presenta para la contemplación del alma la ausencia absoluta de toda clase de mancha en María, ni siquiera la más pequeñísima. Pero no solo eso, sino que nos presenta la transfiguración sobrenatural de toda su naturaleza humana, en virtud de ser la concebida sin pecado original y por el hecho de ser Ella la inhabitada por el Espíritu Santo. Por el dogma de la Inmaculada Concepción conocemos la belleza interior de la Madre de Dios, belleza dada porque su humanidad purísima no solo fue preservada de la mancha o malicia del pecado y por eso mismo es Purísima, sino que además está inhabitada por el Espíritu Santo, por lo que al mismo tiempo es Llena de gracia. Así, la Virgen es la única creatura capaz de concebir al Verbo Eterno del Padre encarnado en su seno virginal, convirtiéndose en Madre de Dios y en Virgen al mismo tiempo. Naciendo de la Virgen Purísima, Nuestro Señor Jesucristo se nos aparece como también Lleno de gracia –Él es la Gracia Increada- y de Verdad –Él es la Verdad Absoluta y la Sabiduría Suprema de Dios- y también como Cabeza de la Iglesia y Maestro de justicia. De la misma manera, solo la Santa Sede es capaz de custodiar en su seno a la Verdad Absoluta de Dios, Cristo Jesús y proclamarlo al mundo, derrotando para siempre al paganismo.

Un Padrenuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Por ser Madre de Cristo, la Virgen es Madre de la Iglesia: es Madre de Cristo, Cabeza de la Iglesia, al darlo a luz virginalmente en Belén; es Madre de los hijos adoptivos de Dios que forman el Cuerpo Místico, al adoptarlos como hijos al pie de la cruz, en el Calvario. Entonces, porque es Madre de la Cabeza de la Iglesia, Cristo Jesús y porque es Madre del Cuerpo Místico de la Iglesia, los bautizados, la Virgen es Madre de la Iglesia. La Virgen es la Nueva Eva y a diferencia de la primera, que se llenó de pecado y se separó de Dios al escuchar a la voz de la Serpiente y en cierto modo alojar en sí misma el error, el pecado y la mentira, la Virgen es Madre de la Gracia y Madre de la Iglesia al ser la Madre de Cristo, Gracia Increada y Sabiduría de Dios y por eso mismo es la “sede de la sabiduría” y el “inmaculado espejo de la justicia”. Al igual que la Inmaculada Concepción nos muestra a la Verdad Absoluta de  Dios en su seno purísimo, porque el Verbo, que es la Verdad de Dios se encarna en Ella, así la infalibilidad del Papa nos muestra la pureza y el brillo sobrenatural de la Verdad en la cátedra de Pedro[2].

Un Padrenuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Entre la Inmaculada Concepción y la infalibilidad pontificia no hay una conexión meramente externa y fortuita, sino que existe una real e íntima trabazón e interconexión entre ambos misterios[3]. Dicha conexión entre ambos misterios se realiza en el intrínseco parentesco entre las dos enseñanzas y en su mutua y grandiosa significación y de tal manera, que en la comprensión del primer dogma están en juego los mismos principios e intereses del segundo, el de la infalibilidad pontificia. Esto es así y se pone de manifiesto porque los enemigos del primer dogma son los mismos enemigos del segundo: esto es, quien niega que la Virgen es Inmaculada, niega que la cátedra de Pedro sea infalible sobrenaturalmente. A la Virgen concebida sin mancha, Dios Altísimo la hace brillar como astro de la gracia, como Lucero de la mañana, el cual, al igual que la Estrella de la mañana, que anuncia el fin de la noche y la llegada del nuevo día, anuncia la Llegada del Sol de gracia y justicia aparecido en carne humana, Cristo Jesús. A la infalible cátedra del Vicario de Cristo, Dios Altísimo la hace brillar como astro de la noche que, con su presencia, anuncia, como anuncia la Estrella de la mañana, la Llegada del Sol de Verdad eterna, Cristo Jesús, quien con su luz divina disipa las tinieblas del paganismo[4].

Un Padrenuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Tanto la Virgen, como la cátedra de Pedro, en su carácter de astros de la gracia, anuncian la Llegada al mundo de la Verdad Absoluta del Padre encarnada en una naturaleza humana, Cristo Jesús, quien con su cruz resplandece y derrota para siempre a las triples tinieblas en las que la humanidad está inmersa desde Adán y Eva: las tinieblas del error y del pecado y las tinieblas vivientes, los demonios. Ambos dogmas, el de la Inmaculada Concepción y el de la infalibilidad sobrenatural de la cátedra de Pedro, ponen de relieve que el catolicismo no es una religión humana, como otras tantas, sino que proviene del seno mismo de la Trinidad, porque una creatura como la Virgen, en la que se encarnase el Logos Eterno del Padre, que es al mismo tiempo su Sabiduría infinita y la Verdad Absoluta, solo podía ser creada por la Trinidad y una institución que no pudiera fallar en absoluto en la proclamación de la Verdad ante los pueblos, porque albergaba en sí misma a esta Verdad de Dios, Cristo Jesús, el mismo encarnado en el seno de la Virgen, y siendo su representante ante las naciones, no podía ser creada por mente humana o angélica, sino por la misma Trinidad. De aquí que el origen de ambos es sobrenatural, como también es dirigido a ambos misterios el ataque preternatural del Ángel caído, que busca la destrucción, no solo de uno, sino de ambos dogmas. Ambos dogmas colocan ante nuestros ojos y ante nuestra vida la realidad sobrenatural de la religión católica y es por esto mismo que atraen sobre sí el odio más profundo del infierno[5], siendo sus ataques propagadas por racionalistas y liberales, que niegan rotundamente la sobrenaturalidad de uno y otro misterio.

Un Padrenuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

En la Virgen concebida sin mancha de pecado original, además de Llena de Gracia e inhabitada por el Espíritu Santo, para ser morada de Dios Hijo, Verdad Absoluta y Sabiduría infinita del Padre, el infierno desencadena contra Ella y contra su descendencia, los hijos de la luz, toda clase de ataques, aunque todos están destinados a fallar, desde el momento en que la cabeza de la Serpiente Antigua yace aplastada bajo el pie de la Inmaculada Concepción[6]. En la infalibilidad sobrenatural de la Santa Sede, que por ser la representante de la Verdad Eterna del Padre encarnada, Cristo Jesús, se presenta ante los hombres como la Estrella de la mañana que anuncia la Llegada del Sol victorioso el cual, con su luz, vence y disipa a las tinieblas vivientes, al error y al pecado, Satanás desencadena sus ataques contra sus puertas, buscando de introducir, en la Iglesia, toda clase de errores, confusión, dudas, herejías y cismas, aunque la Iglesia resiste firme e incólume, basada en la promesa del Señor de que “las puertas del Infierno no prevalecerán” contra la Iglesia y es así que contra la Santa Sede se estrellan las herejías, los errores, los cismas y se disipan ante su Verdad así como el humo se disipa ante el viento.  Si la Virgen no es Inmaculada en su concepción, entonces no puede albergar en sí a la Verdad del Padre, Cristo Jesús y no puede ser Madre de Dios; si la cátedra de Pedro no es infalible sobrenaturalmente, entonces no puede albergar en sí a la Verdad Eterna del Padre, Cristo Jesús y no puede combatir las herejías y los cismas, dirigidos todos contra la base y el fundamente, la fuente y el culmen de la Iglesia, la Eucaristía. Pero como ambos misterios están profunda e íntimamente unidos entre sí, la Virgen concibe en su seno y la da al mundo en Belén como Pan de Vida eterna a la Sabiduría eterna del Padre, mientras que la Santa Sede, como representante de esta Verdad Eterna alumbrada por la Virgen, destruye toda clase de tinieblas con la luz que en ella resplandece, Cristo Jesús, Presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.




[1] Cfr. Matthias Joseph Scheeben, María y la Iglesia, Editorial Plantín, Buenos Aires 1949, 11.
[2] Cfr. Scheeben, ibidem, 12.
[3] Cfr. Scheeben, ibidem, 13.
[4] Cfr. Scheeben, ibidem, 14.
[5] Cfr. Scheeben, ibidem, 16.
[6] Cfr. Scheeben, ibidem, 18.

No hay comentarios:

Publicar un comentario