viernes, 18 de octubre de 2013

Hora Santa en reparación por los que reemplazan a Jesús Eucaristía por los ídolos del neopaganismo


         Inicio: el Santo Padre Francisco ha alertado en repetidas ocasiones acerca del peligro que constituye la secta pagana de la Nueva Era, la cual es incompatible con la Fe católica. Hoy nos encontramos en tiempos mucho más peligrosos para la Fe puesto que el neo-paganismo de la secta Conspiración de Acuario parece triunfar en todas partes. Sus postulados anti-cristianos se asumen de modo acrítico, y esto por los mismos integrantes de la Iglesia, los bautizados. La Nueva Era, cuyo objetivo declarado es la iniciación luciferina y la consagración a Lucifer de toda la humanidad, ha engañado a una gran parte de la humanidad erigiendo diferentes ídolos que buscan suplantar, en el corazón del hombre, el Amor de Dios sembrado en el Bautismo. Algunos de estos ídolos son: el amor al propio yo, el ocultismo, el neo-paganismo, el placer, el espiritualismo vago y difuso, sin dogmas ni sacramentos. Ofrecemos esta Hora Santa en reparación por quienes han elegido adorar a esos ídolos en vez de adorar al único Dios verdadero, Cristo Jesús en la Eucaristía, y reparamos especialmente por la profanación del Santuario de Aparecida el pasado día 5 de octubre, cuando se llevó en procesión una imagen de la diosa pagana Deki, con lo cual se injurió gravemente a la Virgen María, Madre de Dios.

         Canto inicial: “Postrado a vuestros pies, humildemente”.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Jesús Eucaristía, Rey de cielos y tierra, Creador de todo lo visible e invisible; siendo Dios de majestad infinita, Te anonadaste y te hiciste Hombre, sin dejar de ser Dios, y con esta anonadación, nos diste ejemplo inagotable de humildad. Como si fuera poco, además de en la Encarnación, Te anonadaste a cada instante de tu vida terrena: en tu niñez, en tu juventud, en tu edad adulta. Te anonadaste cuando lavaste los pies a tus discípulos en la Última Cena; Te anonadaste cuando subiste a la Cruz para morir de muerte cruenta, dolorosa y humillante, y todo para darnos ejemplo de humildad, para que sepamos abatir nuestro orgullo y confiar en Ti, oh Dios Omnipotente, Misericordioso, de Sabiduría infinita y que aprendamos de Ti es lo que nos pides que hagamos: “Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón” y Tú quieres que Te imitemos porque en esta imitación tuya está la clave de nuestra felicidad en el tiempo y en la eternidad, porque sólo imitándote a Ti, Dios nuestro, podremos salvarnos. Te pedimos perdón y reparamos por aquellos que, a través de las diversas prácticas de la secta de la Nueva Era, exaltan el ídolo del propio yo, sosteniendo falsamente que el “yo” humano –creatural, limitado, imperfecto- es una “chispa de la divinidad”, es la “divinidad encerrada en un cuerpo humano”, con lo cual repiten el pecado angélico, el de la soberbia, y se convierten en imitadores del Ángel caído en su rebelión contra Ti. Perdónales este pecado, y concédeles la gracia de la conversión del corazón y de la humildad que los asemeje cada vez más a Ti. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, Tú eres nuestro Padre, nuestro hermano, nuestro Amigo fiel que nunca falla; Tú velas por nosotros a cada instante, conservándonos en el ser y concediéndonos todas las gracias necesarias para nuestra eterna salvación; fuera de Ti sólo hay abismo y desolación, porque Tú lo eres Todo para nosotros, que somos la nada, y quieres que nuestros corazones sean como otros tantos altares en donde te adoremos y demostremos nuestro amor; Te pedimos perdón por quienes han erigido en sus corazones el ídolo siniestro del ocultismo, ídolo por el cual el alma se entrega sin reservas a los ángeles caídos; ídolo tenebroso que oculta su malicia y perversidad detrás de prácticas oscuras; ídolo que encadena al Ángel caído a quien lo practica; ídolo que habrá de ser arrojado para siempre en los abismos del infierno y junto con él, a todos aquellos que persistan en su práctica sin arrepentirse. Jesús, Te pedimos perdón y reparamos por los hermanos nuestros que, equivocadamente, recurren al ocultismo en vez de confiar en Ti, cubriéndose de esta manera con el negro y espeso humo del Infierno. Apiádate de ellos, oh Buen Jesús, y concédeles la gracia de la contrición del corazón para que, arrepentidos de sus pecados, vuelvan sus miradas a Ti y confíen solamente en Ti.

         Silencio para meditar.

         Jesús, Dios Omnipotente de infinita majestad, de Sabiduría celestial y de Misericordia Divina, Te pedimos perdón por quienes han erigido el ídolo del neo-paganismo practicando la religión wiccana, postrándose como ciegos, sordos y mudos y rindiendo culto a las fuerzas de la naturaleza, en vez de reconocerte a Ti como el Creador de la naturaleza y de todo lo que existe. Jesús, perdona a quienes se inclinan ante las estrellas, los árboles, el viento, atribuyendo a la naturaleza la condición de deidad, cometiendo así un horrible ultraje hacia Tu Persona al desconocerte como lo que realmente eres, el Dios Creador de todo lo visible e invisible. Te pedimos perdón y reparamos por los idólatras de la naturaleza, principalmente por los que practican la religión wicca, que es la antigua brujería disfrazada con nuevo lenguaje. Te pedimos perdón, Jesús Eucaristía, porque la adoración de la naturaleza es un ultraje hacia Ti, único Dios verdadero. Concédeles, Jesús, por la intercesión de María Santísima, la gracia de conocerte para que, conociéndote, Te amen y amándote, se salven. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús Eucaristía, Tú nos enseñaste, con el ejemplo de tu vida en la tierra, la necesidad de la austeridad, de la mortificación y de la penitencia, como medios para fortalecer la voluntad en su deseo de alcanzar la santidad. Hoy la Nueva Era exalta el ídolo del placer y del bienestar material, para hacer olvidar al hombre que está destinado a la eternidad y que esta vida es sólo una “mala noche en una mala posada”. Te pedimos perdón por quienes se postran ante el ídolo del materialismo y de la carnalidad, repitiendo la adoración idolátrica del becerro de oro del Pueblo Elegido. Hoy, muchos de tus hijos, engañados por el materialismo imperante, piensan únicamente en satisfacer sus pasiones desordenadas, comprometiendo así su salvación eterna. Te suplicamos, Cordero de Dios, que les concedas la gracia de adorarte a Ti, que te haces Presente con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el altar eucarístico, en la Hostia consagrada. Reparamos por ellos y por nosotros, y a Ti, Dios del Sagrario, Dios de la Eucaristía, dirigimos nuestra adoración y glorificación. Por la intercesión de María Virgen, tu Madre y nuestra Madre, concédeles la gracia de la conversión para que en vez de postrarse ante el becerro de oro, se postren ante Ti, Cordero de Dios, Presente, vivo y glorioso en la Eucaristía. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, Fundador de la Iglesia Católica, la única Iglesia verdadera del único Dios verdadero, fuera de la cual no hay salvación posible; Jesús, de cuyo costado abierto por la lanza nació la Iglesia, como Nueva Eva surgida del costado del Nuevo Adán, Iglesia que es la Barca de Pedro, única Barca en la cual se puede navegar por el enrarecido mar de la historia, sin temor a naufragar; Jesús, que con la Sangre y el Agua que brotaron de tu Sagrado Corazón traspasado diste origen a los sacramentos de la Iglesia, fuente de salvación eterna para los hombres, Te pedimos perdón y reparamos por aquellos de tus hijos que se postran ante el ídolo del espiritualismo sin dogmas ni sacramentos, el espiritualismo falso y orientalista de la Nueva Era que sostiene que no es necesaria la gracia de Dios, concedida a través de los sacramentos, para la salvación. Te suplicamos, Jesús, que les concedas la gracia de comprender que sin la Iglesia y sus sacramentos, no hay salvación posible. Amén.

         Silencio para meditar.

         Meditación final

         Jesús, debemos ya retirarnos para continuar con nuestras ocupaciones habituales, pero dejamos nuestros corazones al pie del sagrario para que estén, día y noche, en adoración continua a Ti, nuestro Dios, como anticipo de la adoración eterna que, por tu Misericordia, esperamos realizar en los cielos, una vez finalizados los días de nuestra vida en la tierra. Que María Santísima nos conceda a nosotros y a nuestros seres queridos, y a todo el mundo, la gracia de conocerte y amarte en la Eucaristía. Amén.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

        Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto final: “Los cielos, la tierra, y el mismo Señor Dios”.


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