Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y
el rezo meditado del Santo Rosario en reparación por la exposición pública de
imagen de Satanás en el Capitolio de Ohio, Estados Unidos. Reparamos porque el
Único que merece ser adorado, bendecido, honrado, aclamado y ensalzado es el
Verdadero y Único Dios, el Hombre-Dios Jesucristo.
Para
mayores datos, consultar el siguiente enlace: https://religionlavozlibre.blogspot.com/2023/12/altar-satanico-en-el-capitolio-de-iowa.html
Canto de entrada: “Oh, Buen Jesús, yo creo firmemente”.
Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio
(misterios a elección).
Meditación.
Dentro de los bautizados en la Iglesia Católica hay
quienes, por determinadas circunstancias, no pueden recibir sacramentalmente a
Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía, ya que, de hacerlo, cometerían un
pecado mortal. Para estos está reservada lo que se conoce como “comunión espiritual”,
la cual puede ser realizada también por cualquier bautizado, independientemente
de si está o no en estado de gracia. Afirma un autor que “la Comunión
espiritual es la reserva de vida y amor eucarístico siempre al alcance de la
mano para los enamorados de Jesús Hostia”[1]. El
alma que ama a Jesús Eucaristía, puede entonces hacer la “Comunión espiritual”
en cualquier momento del día, para mantenerse en la Presencia de Nuestro Señor
Jesucristo.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Segundo Misterio.
Meditación.
Continúa el mismo autor: “Mediante la Comunión
espiritual se satisfacen los deseos de amor del alma que quiere unirse a Jesús,
su Amado Esposo. La Comunión espiritual es la unión de amor entre el alma y
Jesús Hostia. Unión toda espiritual, pero real, más real que la unión misma
entre el alma y el cuerpo, “porque el alma vive más donde ama que donde vive”,
dice San Juan de la Cruz”[2]. Ahora
bien, realizar la Comunión espiritual supone la fe en la Presencia Real,
Verdadera y substancial de Nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, lo
cual conduce al deseo de la Comunión sacramental, al tiempo que exige el
agradecimiento por el infinito don de la Divina Misericordia que supone esta
Presencia de Jesús en el Sagrario.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Tercer Misterio.
Meditación.
Con respecto a la acción de gracias por la Presencia
en Persona del Verbo de Dios en la Eucaristía, San Alfonso María de Ligorio
compuso esta oración, como modelo de oración para la Comunión espiritual: “Jesús
mío, creo que estás en el Santísimo Sacramento. Os amo sobre todas las cosas. Os
deseo en mi alma. Ya que ahora no puedo recibiros sacramentalmente, venid al
menos espiritualmente a mi corazón. Y como si hubierais venido ya, os abrazo y
me uno todo a Vos. No permitáis que yo me separe de Vos”.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Cuarto Misterio.
Meditación.
Para que la Comunión espiritual produzca los mismos
efectos de gracia que la Comunión sacramental en el alma del que la recita, son
necesarias disposiciones del alma al momento de hacer la Comunión espiritual,
como la caridad –el amor sobrenatural a Jesús Eucaristía- y la intensidad de la
fe en su Presencia, así como el deseo de una verdadera unión espiritual, en el
Espíritu Santo, con el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.
Quinto Misterio.
Meditación.
Un aspecto particular y exclusivo de la Comunión
espiritual es el hecho de poder hacerla cuantas veces se quiera –por ejemplo,
cien veces al día-; en el momento en que uno quiera –incluso en plena noche- y también
donde se quiera –en el desierto, en un avión en vuelo, como lo hacía el Beato
Fulton Sheen, etc.-. Aun así, es conveniente hacer la Comunión espiritual de
modo particular en la Santa Misa, si es que no se puede comulgar
sacramentalmente; de este modo, la Misa queda completa: Ofrecimiento, Inmolación,
Comunión. El santo Concilio de Trento expresaba así este deseo, para toda la
Iglesia: “Que todos los cristianos comulguen –obviamente, en estado de gracia,
N. del R.- en cada Misa que oyen”, de manera que así aumente cada vez más el
amor hacia Jesús Eucaristía en los corazones de los hijos de Dios, los
bautizados en la Iglesia Católica.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo.
Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo
por las intenciones del Santo Padre.
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