Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el
rezo del Santo Rosario en reparación por el brutal, sostenido y diabólico
ataque a la Santa Iglesia Católica, perpetrado por el Partido Comunista, brazo
político y militar de Satanás en la tierra. Para mayores datos, consultar el
siguiente enlace:
Canto inicial: “Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar”.
Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo.
Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio
(Misterios a elección).
Meditación.
La
fe católica se demuestra por obras y no por cualquier obra, sino por la obra
inspirada por la gracia santificante, que son las obras de misericordia
corporales y espirituales, tal como las enseña la Iglesia Católica. Dice así un
autor: “Los deseos (inspirados) por Dios son eficaces y se traducen en obras y
así las ansias devotas de servir a Dios, de hacer y padecer por Él, son
verdaderas cuando se traducen en obras, pero si no hay obras, esos deseos y
esas ansias son vanos”[1].
Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Segundo Misterio.
Meditación.
Con
relación a las obras motivadas por el amor a Dios, dice así San Gregorio: “El
amor obra grandes cosas, si le hay (es decir, si hay amor a Dios) y si rehúsa
el obrar (es decir, si no se obra nada), no hay amor”. Como dice un autor: “Las
flores han de parar en frutos y el árbol que no lleva frutos, aunque lleve
flores, no se tiene por provecho”[2]. Si
el católico no obra obras de misericordia, es un árbol sin frutos.
Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Tercer Misterio.
Meditación.
Es
por estas razones que Dios mandó que no le ofrecieran miel, aun siendo algo tan
suave y exquisito, porque se hace de sólo flores y no de fruto y a Dios no le
agrada tanto la suavidad de los deseos, cuanto la dificultad que se siente en
la obra[3]. También
porque la miel se hace de varias flores y nuestros deseos no han de tener
variedad, sino solo querer obrar para la mayor honra, honor, alabanza y
adoración de la Santísima Trinidad y del Cordero de Dios, Cristo Jesús en la
Eucaristía.
Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Cuarto Misterio.
Meditación.
A
Dios Uno y Trino se le ha de servir no sólo con la voluntad, sino con todas las
fuerzas. Por esto se dice ser “fuerte el amor como la muerte”, porque no hay
cosa más ejecutiva que la muerte, la cual es certísima; así también el
verdadero amor ha de poner en ejecución sus deseos y sus propósitos han de ser
certísimos. Y deben concretarse, no quedarse en meros deseos, porque si es así,
no se obtienen frutos de santidad para la vida eterna.
Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Quinto Misterio.
Meditación.
Cuando
el alma se decide a obrar por Dios, no ha de haber ningún estorbo que impida su
ejecución; no ha de haber agua que pueda apagar las llamas de la caridad, de
manera que no se vea la luz de su fuego en las obras: ni la honra, ni la
deshonra, ni el contento, ni el tormento, ni la hacienda, ni la necesidad, ni
la muerte, ni la misma vida ha de ser parte para que dejemos de amar a Dios y
obrar por Dios. Así hicieron los santos y por eso se ganaron el cielo y ahí se
encuentran ahora, adorando al Cordero por toda la eternidad.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo.
Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo
por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario