martes, 8 de marzo de 2022

Hora Santa en reparación por demolición de imagen de la Virgen por parte de grupo laicista en Francia 080322



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la orden de demolición de una imagen de la Virgen en Francia, a petición de un grupo laicista que odia a la Iglesia Católica. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:

https://religionlavozlibre.blogspot.com/2022/03/estatua-de-la-virgen-demolida-por-el.html 

Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (Misterios a elección).

Meditación.

¿Para qué estamos en esta vida? La Iglesia nos responde a esta pregunta: para salvar el alma. Ahora bien, la salvación no se obtiene por el auxilio de ninguna creatura, ni humana ni angélica, sino pura y exclusivamente por obra de la gracia santificante, obtenida para nosotros y gracias a los infinitos méritos del sacrificio redentor de Nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Si necesitamos de la gracia, surgen entonces una pregunta: ¿dónde encontrar la gracia? La respuesta la tiene un gran Doctor de la Iglesia, San Luis María Grignon de Montfort: “El medio más seguro para encontrar la gracia es encontrar a María”. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Quien quiera salvarse, entonces, debe encontrar la gracia y para encontrar la gracia, es necesario encontrar a la Virgen, a la Madre de Dios. Y esto es así por varias razones, siempre según San Luis María. Una razón por la que hay que encontrar a María es porque no en vano la Virgen es llamada “Mediadora de todas las gracias”: esto quiere decir que cualquier gracia que necesitemos para nuestra eterna salvación, sea pequeña o grande, cualquier gracia, la obtendremos acudiendo al Inmaculado Corazón de María y la razón es que Dios Uno y Trino ha querido que la Madre de Dios sea la depositaria y Mediadora de todas las gracias.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Otra razón por la que debemos acudir a María para obtener la gracia, dice San Luis María, es por el hecho de que “sólo María ha hallado gracia delante de Dios, tanto para sí como para todos y cada uno de los hombres” y esto, continúa San Luis María, “a diferencia de los patriarcas, los profetas y santos del Antiguo Testamento que no pudieron encontrarla”. En otras palabras, mientras los santos del Antiguo Testamento, a pesar de su santidad, no pudieron encontrar la gracia, nosotros sólo debemos elevar la mirada del alma y del corazón a la Madre de Dios y Ella nos dará las gracias  que necesitamos para salvar el alma de la eterna condenación.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio. 

Meditación.

Nos dice entonces San Luis María que para encontrar la gracia divina que nos salva, debemos acudir a María y esto porque “María es Madre de todas las gracias”, ya que Ella “dio a luz al autor de toda gracia” -Nuestro Señor Jesucristo, que es la Gracia Increada-. Debemos acudir a María además porque Ella es “la Llena de gracia” y dice así San Luis María: “El Padre del cielo, fuente única de todo don perfecto y de toda gracia, al darle su propio Hijo, entregó a María todas las gracias. De suerte que, como dice San Bernardo, en Cristo y con Cristo, Dios le ha entregado su propia voluntad salvadora”. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Por último, otra razón para acudir a María para obtener la gracia de la salvación, es el hecho de que la Virgen es Madre de Dios -es Madre de Dios Hijo- y también es Madre de los hijos de Dios, los bautizados, es decir, nosotros, los católicos. En otras palabras, así como una madre buena da a sus hijos más pequeños el alimento que necesitan para vivir, así la Virgen, Nuestra Madre del cielo, nos da la gracia, que nos hace participar de la vida de Dios Uno y Trino.Dice así San Luis María: “Así como en el orden natural todo niño debe tener un padre y una madre, del mismo modo, en el orden de la gracia, un verdadero hijo de la Iglesia debe tener a Dios por Padre y a María por Madre. Y quien se jacte de tener a Dios por Padre, pero no muestre para con María la ternura de un verdadero hijo, no sería más que un impostor que no tendría más padre que el demonio”. Si queremos salvarnos, acudamos a María Santísima.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Cantad a María, la Reina del cielo”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

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