domingo, 25 de julio de 2021

Hora Santa en reparación por profanación de Catedral en México por grupos abortistas y feministas 220721

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la profanación de la Catedral de Xalapa en México, por parte de un grupo de abortistas y feministas. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=tNTbR-1uzes&t=30s

Canto inicial: “Oh Buen Jesús, yo creo firmemente”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (Misterios a elección).

Meditación.

Uno de los atributos de Dios Uno y Trino es su omnipotencia la cual implica, entre otras cosas, la capacidad que tiene Dios de ejecutar su Divina Justicia, sin que nadie pueda osar poner ni siquiera la más mínima resistencia[1]. Para que nos demos una idea, el poder de todos los ángeles juntos, incluidos los ángeles caídos y los ángeles que se mantuvieron fieles a Dios, es menos que un grano de arena comparado con el universo estrellado.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Es por esta razón, por el conocimiento de la omnipotencia divina, que tiene poder para hacer cumplir los decretos de la Divina Justicia, que David exclama: “¿Quién, Señor, conoció el poder de tu ira y de puro temor sabrá contar tu enojo?” (Sal 89, 11). Y Job, maravillado ante la Justicia Divina, dice: “Fuerte es en la fortaleza, ¿quién la pudo resistir y tuvo paz? Él es el que traspasa los montes y no lo supieron aquellos mismos que hundió en su furor. Él es quien saca la tierra de sus quicios y sus columnas se estremecen (…) Dios es, a cuya ira nadie puede resistir, debajo del cual se postran los que sustentan el mundo” (9, 4).

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Aquellos a quienes “hundió en su furor”, según la expresión de Job, son los ángeles caídos y los hombres condenados en el Infierno quienes, oponiéndose voluntariamente al Amor Divino, eligieron enfrentar su Divina Justicia y es así que fueron precipitados a los más oscuros abismos del Infierno. Y esto sucedió y sucede y sucederá hasta el Día del Juicio Final –esto es, la condenación de los pecadores impenitentes-, porque nadie puede resistir a la omnipotencia divina, pronta para ejecutar lo que le dicta la Divina Justicia.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio. 

Meditación.

Con su omnipotencia divina, Dios Trinidad utiliza los elementos por Él creados –agua, tierra, fuego- para obrar lo que la Divina Justicia dictamina. En otras palabras, como dice un autor, “todos los elementos se arman contra el pecador y se violentan para volverse contra él y vengar a Dios. Para esto las aguas le obedecen y con ellas anegó todo el mundo, el cual pereció ahogado a manos de su Ira Divina”[2]. Pero no solo el agua, sino también el fuego sirve a la Divina Justicia y es así como en un instante, haciendo llover fuego del cielo, consumió a las ciudades de Sodoma y Gomorra (Gn 19, 24). Y el fuego no solo es su instrumento temporal aquí en la tierra, sino también en el Infierno, en donde arde para siempre, sin apagarse nunca, quemando a ángeles y condenados.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Otro elemento que se encuentra al servicio de la Divina Justicia es la tierra, la cual se partió por el medio para hundir en sus profundidades a los malos, según las Escrituras (Núm 16). Así demuestra Dios cómo trata a quien es impenitente, a los cismáticos, a sus ídolos, a sus falsos tabernáculos, a sus bienes. También el aire obra según las órdenes de Dios Trino, para castigar a los rebeldes, como se testifica en el libro de Job: “Vi aquellos que obran maldad y siembran dolores perecer con el soplo de Dios y que con el espíritu de su boca fueron consumidos”, con lo cual se demuestra que no hay poder alguno creado que sea capaz de hacer frente mínimamente, ni en esta vida ni en la otra, a la Divina Justicia. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que nunca ofendamos a la Divina Justicia, que siempre vivamos en gracia, para no encontrarnos a la izquierda de Nuestro Señor Jesucristo en el Día del Juicio Final!

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Cantad a María, la Reina del cielo”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 489.

[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 489.

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