viernes, 11 de diciembre de 2020

Hora Santa en reparación por página blasfema de Facebook 111220

 


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por una página blasfema –precisamente, el nombre de la página es “Blasfemadores”-, en la que se ataca, de modo particular y con saña, al catolicismo y a Nuestro Señor Jesucristo. La dirección de la página es la siguiente (aconsejamos pedir la censura de la página, por ser ofensiva contra la religión católica):

https://www.facebook.com/Blasfemador/photos/para-recortar-e-brincar-d/156017119308116/

Canto inicial: “Tantum ergo, sacramentum”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Cuando el alma está en gracia, Dios Trinidad viene a inhabitar en esta alma e inhabitando en ella, le comunica de la gracia santificante, de manera tal que el alma es capaz de realizar actos sobrenaturales, heroicos y meritorios para el Cielo[1]. Es esto lo que explican las extraordinarias obras de misericordia espirituales y materiales de los santos, por ejemplo y es lo que explica también los actos heroicos de los mártires, quienes son capaces de dar la vida por Jesucristo, antes que renegar de su Santo Nombre.

Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Ahora bien, de la misma manera en la Dios Trino, inhabitando en el alma por la gracia, es conducida por esta gracia a realizar actos heroicos y divinos en virtud de la participación de los siete dones del Espíritu Santo, así también, habitando el demonio en un hombre por causa del pecado, lo mueve a éste, con otros siete espíritus inmundos, a cometer hechos horrendos y diabólicos, hechos que dejan de ser hechos meramente humanos, para ser hechos demoníacos[2]. Esto es lo que permite comprender las obras de los hombres malos, obras que parecen salidas de las más profundas cavernas del Infierno, antes que de una mente humana.

Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

De la misma manera, los que están en gracia santificante, son hijos adoptivos de Dios, pues Dios Hijo los hace partícipes de la filiación divina, filiación con la cual Él mismo es Hijo de Dios desde toda la eternidad; análogamente, pero en sentido inverso, quienes no están en gracia, quienes están en pecado, se hacen hijos del diablo, verdaderos hijos del Príncipe de las tinieblas. Así lo dice Nuestro Señor Jesucristo: “Vuestro padre es el diablo” (Jn 8, 44).

Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Esto último, el desprecio de la gracia y la elección del pecado, que hace que el hombre se convierta en hijo y esclavo del demonio, hace que el hombre pecador tenga a Lucifer por padre y no a Dios Padre, como lo hace quien vive en gracia. Es decir, en vez de ser el alma morada de la Trinidad y el corazón, altar de Jesús Eucaristía, se convierte, por medio del pecado, en morada de Satanás, en habitación de demonios. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, tú que eres Mediadora de todas las gracias, intercede por nosotros para que nunca renunciemos a la gracia, que nos convierte en hijos adoptivos de Dios y en templos del Espíritu Santo!

Silencio para meditar. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Afirma un autor: “El hombre que peca se puede tener por peor que el demonio, porque el demonio pecó contra su Creador, pero el hombre peca contra su Creador y Redentor. El demonio no pecó contra Dios en cuanto Redentor suyo, porque Dios no es Redentor del demonio, sino de los hombres: el hombre, cuando peca contra Dios, peca contra su Redentor, contra Aquél que no solo lo ha creado, sino que lo ha perdonado innumerables veces, a través del Sacramento de la Penitencia. Por esta razón, el pecado del hombre es mayor que el pecado del demonio. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, líbranos de caer en el pecado y haz que nuestro corazón esté siempre en estado de gracia santificante!

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canción de despedida: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

 

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 433.

[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 433.

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