Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el sacrílego ataque sufrido por una iglesia católica en Portland, Oregon. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:
Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido
perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres
veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Canto inicial: “Cristianos, venid, cristianos, llegad”.
Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer
Misterio (a elección).
Meditación.
Cuando la Virgen Santísima se apareció a los pastorcitos en
Fátima, entre otras cosas, les pidió que se consagraran a su Inmaculado
Corazón. Así se lo recuerda la Virgen al P. Gobbi: “Hijos míos predilectos,
recordad mi venida aquí a la tierra, en la pobre Cova de Iria, en Fátima. Bajé
del Cielo para pediros la Consagración a mi Corazón Inmaculado”[1]. ¿Por qué razón la Virgen
pide que nos consagremos a su Inmaculado Corazón? Hay muchas razones y una de
ellas es el estrago que entre las naciones y las almas está haciendo el Dragón
rojo, el ateísmo marxista: “Estáis viviendo los momentos en que el Dragón rojo,
a saber, el ateísmo marxista, se ha propagado por todo el mundo y hace estragos
cada vez mayores entre las almas”[2]. La consagración al
Inmaculado Corazón nos protege de la acción del Dragón rojo.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Segundo Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
El ateísmo marxista -el Dragón rojo descripto en el
Apocalipsis- constituye un gravísimo peligro para la salud de las almas, pues las
convence, con malvada astucia, de que no hay un Dios Trinidad a quien adorar;
las convence de que no hay un Hombre-Dios Jesucristo que vino a dar la vida por
la salvación de la humanidad y así, convierte a cada uno en su propio dios y en
su propio maestro y cuando esto ocurre entre los católicos, se le llama “apostasía”.
El gran Dragón rojo, el comunismo marxista, que atenaza a naciones enteras en
el mundo, conduce a la apostasía y a la perdición eterna del alma.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Tercer Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
El gran remedio para la apostasía, que frena el accionar
malvado del Dragón rojo, el ateísmo marxista, es la consagración al Inmaculado
Corazón de María, porque allí el alma es instruida en persona por la Santísima Virgen
María; de allí la insistencia de la Virgen en proponer la consagración a su
Inmaculado Corazón como medio para poner fin a la acción perversa del comunismo
ateo. Dice así la Virgen al Padre Gobbi: “Ésta es, pues, la hora de recurrir al
gran remedio, que el Padre os ofrece, para resistir a las seducciones del
Maligno y para oponeros a la verdadera apostasía que cada vez se extiende más
entre mis pobres hijos. ¡Consagraos a mi Corazón Inmaculado!”.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Cuarto Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Quien se consagra al Inmaculado Corazón de María, se ve
protegido de un doble peligro: de un peligro temporal, que es la apostasía, y
de un peligro eterno, que es la eterna condenación. Es esto lo que la Virgen le
dice al Padre Gobbi: “A quien se consagra a mi Corazón Inmaculado, vuelvo a
prometerle la Salvación: la salvación del error en este mundo y la salvación
eterna. La obtendréis por mi especial intervención de Madre. Así impediré que
podáis caer en las seducciones de Satanás. Seréis protegidos y defendidos por
Mí misma; seréis consolados y robustecidos por Mí”[3].
Silencio
para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Quinto Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
La humanidad está atravesando un momento de mucha
tribulación, con relación a la pandemia provocada por el coronavirus y una de
las soluciones propuestas es una vacuna que inmunice contra este virus. Sin embargo,
hay otra pandemia peor, y es la del comunismo ateo y marxista y la cura para
esta peste espiritual comunista es una “vacuna” espiritual, la consagración al
Inmaculado Corazón de María. Dice así la Virgen al Padre Gobbi: “Ésta es la
hora en que todo Sacerdote, que quiera mantenerse fiel, debe atender mi
llamada. Cada uno se consagre a mi Corazón Inmaculado: y por medio de vosotros,
Sacerdotes, muchos hijos míos harán esta Consagración. Es como una vacuna que,
a título de buena Madre, os doy para preservaros de la epidemia del ateísmo que
contamina a tantos hijos míos y los conduce a la verdadera muerte del espíritu.
Éstos son los tiempos predichos por Mí misma; ésta es la hora de la
purificación”[4].
Oración
final: “Dios
mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen,
ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del
mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales
Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo
Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los
pobres pecadores. Amén”.
Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.
[1] Cfr. Stefano Gobbi, La Santísima Virgen a los sacerdotes, sus
hijos predilectos, Mensaje del 13 de mayo de 1976, Aniversario de la
primera Aparición en Fátima; cfr. https://www.santisimavirgen.com.ar/consagracionamaria/mensajes_padre_gobbi.htm
[2] Cfr. ibidem.
[3] Cfr. ibidem.
[4] Cfr. ibidem.
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