miércoles, 10 de junio de 2020

Hora Santa en reparación por vandalización de templos católicos en marcha de protesta en México 080620


Imagen


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la vandalización sufrida por algunos templos católicos durante una marcha de protesta en México. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:


Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto inicial: “Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar”.

Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer Misterio (a elección).

Meditación.

          Varios teólogos de renombre y autoridad, afirman acerca de la eficacia de nuestras oraciones, que esta es ahora mayor que antes de Cristo y la razón es que son hechas en Cristo, por Cristo y por Cristo. Es decir, Dios socorre ahora -en el tiempo después de Cristo- con mayores auxilios que antes de Cristo y favorece con más benignidad a los justos que tienen la gracia por Cristo. En otras palabras, por ser gracia dada por Jesucristo, es privilegiada con mayores favores y para más heroicas obras. Ésa es la razón por la cual en muy pocos años ha habido mayores santos que en el estado de inocencia[1].

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          El hombre debe conocer su dignidad y la dignidad que le confiere la gracia de Cristo, para así conocer más y mejor a su Redentor; debe estimar más su gracia merecida por Cristo, pues Dios mismo la estima en más. El hombre que está en gracia es como el sarmiento unido a la vid: no se arranque de esta vid, en donde está injertada y por la cual produce abundantes frutos de santidad. Que el justo, el que está en gracia, ame mucho a su Redentor, pues por Él somos más amados por Dios Trino. Por la misma razón, debe el que está en gracia honrar mucho a Jesucristo, quien por nuestra salvación dio su vida en la Cruz[2].

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Un monje doctísimo, llamado Jovio, admiró las excelencias y privilegios de nuestra gracia por encima de la de los ángeles, afirmando que “tiene por más dicha haber sido creado hombre -y haber recibido el bautismo- que ángel”. Este monje afirma lo siguiente: “¿Cómo nos pudiera ser más conveniente haber sido creados ángeles que hombres, pues el pecado de los ángeles no fue admitido a penitencia y así carece de todo perdón; pero nuestro linaje de hombres mortales, aunque peque, se levanta otra vez por la penitencia?”[3].

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Afirma este autor que “después de la venida de Cristo Nuestro Señor, se ven mayores obras en los hombres, que cualesquiera otras que los ángeles hacen. Por lo cual dice San Pablo: “Mirad lo que os digo: aunque un ángel del Cielo os evangelice otra cosa fuera de lo que os he predicado, sea anatema”. Y San Judas Tadeo afirma: “El Arcángel Miguel no se atrevió a juzgar blasfemando al diablo; pero nosotros hemos recibido potestad para hollar y pisar sobre las serpientes y escorpiones y toda la virtud del enemigo”. No ha habido un ángel que se haya osado llamar a sí o a otro Dios o Hijo de Dios; pero los hombres se llaman dioses e hijos de Dios. Y como dijese Lucifer que había de ser semejante al Altísimo y que había de poner su solio en el Cielo, perdiendo todos los bienes que tenía, fue infamado, escarnecido y condenado para siempre; pero a nosotros la misma Verdad de Dios nos ha dado tan grande potestad, que nos hagamos semejantes al Padre y que con el Hijo nos sentemos en tronos”[4].

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          “Es verdad -continúa el monje Jovio- que los hombres pecamos con facilidad, pero cuanto más fácilmente faltamos, tanto más fácil nos reparamos si queremos, porque nuestro sapientísimo Protector y Patrón Jesucristo nos abrió mil caminos para salvarnos y hacer penitencia. Por otra parte, los hombres poseen un bien mayor que los ángeles, porque ya son hechos parientes de Cristo, aun según la carne, y esto por el prodigio de la Encarnación del Verbo de Dios”[5].

          Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Los cielos, la tierra y el mismo Señor Dios”.
         


[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 360.
[2] Cfr. ibidem, 360.
[3] Cfr. ibidem, 361.
[4] Cfr. ibidem, 361.
[5] Cfr. ibidem, 361.

No hay comentarios:

Publicar un comentario