martes, 14 de mayo de 2019

Hora Santa en reparación por ataque a parroquia en fiesta de la Virgen de Fátima en Níger, África 140519



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el ataque sufrido por una parroquia en Níger, África. En dicho ataque fue herido el sacerdote. El resto de la información sobre tan lamentable hecho se encuentra en el siguiente enlace:


Canto inicial: “Cantemos al Amor de los amores”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación

Para que tomemos conciencia de la excelencia que significa la gracia de la adopción filial, excelencia que debe traducirse en un obrar no menos excelente, es conveniente reflexionar en las palabras de un filósofo pagano[1], el cual, después de haber dicho que el hombre era obra principalísima, dijo así: “Si fueras una estatua de un famoso escultor, te deberías acordar de ti mismo y de quién te fabricó y si tuvieras algún sentido, debías con todas tus fuerzas procurar no hacer cosa indigna de tu artífice ni de ti mismo. Pues si el sumo Dios te hizo, ¿cómo no miras cómo pareces delante de los hombres? Las obras y fábricas de Dios no son inmóviles como las estatuas creadas por los hombres, porque tienen espíritu, sentidos y razón y por lo mismo, siendo obra de tan gran Artífice, debe mucho de cuidarse el hombre de hacer obras que no sean dignas de su Hacedor”. Ahora bien, si esto sucede con el orden natural, ¿no deberíamos extremar los cuidados, siendo que por la gracia hemos sido elevados al orden sobrenatural? Si somos hijos de Dios, cuidémonos al extremo de no ofender a nuestro Padre celestial con obras que no sean de la luz.

Silencio. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación

Sólo por el hecho de tener espíritu humano debemos ser castos, fieles, generosos, constantes, sin perturbación de pasiones, para reflejar, de esta manera, a nuestro Creador, que es Espíritu Purísimo, Perfectísimo y Limpidísimo. Ahora bien, si esto debemos hacer y procurar sólo por nuestro estado natural, es decir, sólo por ser creaturas de Dios, ¿qué no debemos procurar siendo, más que creaturas, hijos adoptivos de un Dios tan excelso? Quien tiene el Espíritu de Dios, debe comportarse como tal, para no deshonrar a un huésped tan magno. Si los hijos adoptados entre los hombres deben a sus padres adoptivos todo agradecimiento, por el hecho de haberles dado su amor al adoptarlos, los hijos de Dios, que han recibido el Amor de Dios, el Espíritu Santo, por la adopción filial, deben todavía más agradecimiento y una forma de agradecimiento es el de ser una creatura pura, casta y santa, en cuanto le sea posible con la ayuda de la gracia.

 Silencio. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación

Otra excelencia de la gracia de adopción filial es que es hecha por Dios voluntariamente y en esto excede la generación natural que es propia del hombre, porque el hombre no engendra voluntariamente a otro, en el sentido de decir “éste es el que quiero”, porque no está en su voluntad ese poder de elección al engendrar; es decir, no puede el hombre escoger o elegir al hijo que quiere y es por esto que los hijos deben a sus padres no su elección y voluntad, sino solamente su sangre. Por otra parte, cuando el hombre prohija a uno, deja de lado a muchos otros. Si esto sucede en la naturaleza, no es así con Dios, porque Dios sí elige a quiénes quiere adoptar como hijos, y es a aquellos a quienes llama para que reciban el bautismo sacramental. Además, no sucede como con los hombres, que engendran un hijo y dejan de lado a otros, porque Dios puede engendrar, por el bautismo, infinidad de hijos adoptivos suyos.

Silencio. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación

Para adoptarnos como hijos suyos, Dios no sólo nos eligió, sino que envió a su Hijo Unigénito a morir por nosotros en la Cruz, para que precisamente tuviéramos acceso a la gracia santificante que, a la par que nos quita el pecado, nos concede la filiación divina. Al respecto, dice San Pedro Crisólogo: “Oh hombre amado con tal extremo de Dios, vuélvete a Dios, entrégate todo a la gloria de Aquel que se entregó todo por ti a la injuria; llama confiadamente Padre a quien con tanto amor has experimentado serlo tuyo”. En otras palabras, el santo nos dice que no dudemos un instante en entregarnos con todo nuestro ser, con todo lo que somos y tenemos, a un Dios que no dudó un instante en entregarse por nosotros a una muerte humillante, la muerte de Cruz, para adoptarnos como hijos suyos.

Silencio.  

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación

San Bernardo dice: “Mira cuán voluntariamente te engendró, pues “no perdonó a su Unigénito porque fueses tú engendrado. De este modo Él se me ha mostrado Padre, pero yo no me he mostrado hijo. ¿Con qué cara levanto los ojos al rostro de Padre tan bueno, siendo yo tan maldito hijo? Avergüénzome de haber hecho cosas indignas de mi linaje; avergüénzome de haber degenerado de hijo de tan grande Padre”. Esto lo dice nada menos que San Bernardo, santo penitente, contemplativo y de mucha oración y sacrificio: ¿qué podemos decir nosotros, olvidados de los pensamientos de los hijos de Dios, inmortificados, indevotos y tan vivos al amor propio? ¿Qué pueden decir lo que con un pecado mortal deshonran a su Padre e ignominiosamente le apartan de su pecho y echan de su casa?”. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, refugio de pecadores, que tu Inmaculado Corazón sea nuestro refugio, para que nunca nos apartemos de nuestro Padre Dios!

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canción de despedida: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.



[1] Arrian., lib. 2, cap. 8, 128.

No hay comentarios:

Publicar un comentario