Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el
rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el agravio cometido contra el
Santo Crucifijo en la Legislatura de la provincia de Salta, en Argentina, el
pasado 08 de Septiembre de 2018. El agravio consistió en que el Santo Crucifijo
fue retirado de la Legislatura a pedido de un periodista que iba a presentar su
libro en ese recinto[1].
La información relativa al lamentable hecho se encuentra en los siguientes
enlaces:
Canto
inicial: “Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar”.
Oración
inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por
los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario meditado (misterios a elección).
Primer Misterio del Santo Rosario
Meditación
Para
el cristiano, la gloria de Dios reside en la Santa Cruz de Jesús. Por esta
razón, la Iglesia exulta de júbilo en la Cruz: “¡Oh Cruz gloriosa y digna de
admiración y de veneración! Debemos gloriarnos en la Cruz de Nuestro Señor
Jesucristo”[2].
Y también dice así: “Mientras se eleva en alto el madero triunfal, la Santa
Iglesia festeja un día glorioso”[3]. Es
decir, mientras para el mundo la Cruz es “locura y necedad”, para la Iglesia
Católica es motivo de júbilo, de gozo, de alegría sobrenaturales. La razón de
la contradicción es que la Iglesia, Esposa del Cordero e iluminada por el Espíritu
Santo, ve en la Cruz algo que el mundo no ve: el que cuelga del madero no es un
hombre más entre tantos, sino el Hombre-Dios, el Cordero de Dios. Y al ser
elevado en la Cruz, cumple los dos objetivos para los cuales el Padre lo envió
al mundo: con la Sangre de sus heridas abiertas lava nuestros pecados y por
medio del Agua y la Sangre que brotan de su Corazón traspasado, nos envía al
Santificador de nuestras almas, el Espíritu Santo. Ése es el motivo por el cual
la Iglesia exalta de júbilo y de alegría sobrenaturales al ser elevada la Santa
Cruz de Jesús.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Segundo
Misterio del Santo Rosario
Meditación
Si bien para nosotros, los cristianos, la relación entre la
Cruz y la Gloria de Dios es algo “natural”, debemos recordar siempre que la
relación no es natural, sino sobrenatural[4]. Si
nos dejáramos guiar por lo natural, por lo que nos dice nuestra razón natural,
de ningún modo podemos establecer una relación entre la Cruz y la Gloria de
Dios. Por el contrario, ante los ojos de la razón natural, la Cruz se nos
presenta como lo más alejado de la gloria, sea divina que humana. En efecto, a
los ojos de la razón natural, la Cruz se presenta como el signo más elocuente
de la humillación, del dolor, de la muerte, de la infamia. Quien cuelga de la
Cruz se vuelve maldito a los ojos de los hombres, porque lo ha perdido todo,
material y humanamente hablando y de tal manera lo pierde todo, que pierde
hasta la vida, porque el que está en la Cruz, termina por morir. Pero cuando
contemplamos la Cruz no con nuestros ojos, sino con los ojos de Dios, la
situación cambia y ahí sí la Cruz tiene una relación directa con la Gloria de
Dios, porque el que cuelga de la Cruz es Dios Hijo y en cuanto Dios, Él tiene
el poder para convertir el dolor en dicha, la derrota en triunfo y la
humillación en gloria. Contemplada con la luz de la fe y con los ojos de Dios,
hay una relación estrechísima entre la Cruz y la Gloria de Dios, porque el
Crucificado es la Gloria Divina Increada que, encarnada, se deja crucificar
para salvar nuestras almas.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Tercer
Misterio del Santo Rosario
Meditación
Para el hombre natural, para el hombre sin fe, la Cruz era
el símbolo de la suprema ignominia y de la completa destrucción y fracaso[5]. La
peor maldición era ser crucificado. Quien era crucificado, lo era por haber
sido juzgado y condenado por criminal, cuyos delitos eran tan atroces, que
debía ser borrado su nombre y también su existencia en medio del mayor oprobio
y vergüenza, en medio de los tormentos más atroces. Ahora bien, nosotros, los
cristianos, doblamos nuestras rodillas ante la Cruz: “Hincamos nuestras
rodillas en adoración ante el signo de la Cruz; todos veneran la Cruz; todos
los reyes la ensalzan”. Para el cristiano, lejos de ser un instrumento de
oprobio, humillación y vergüenza, es signo de gloria divina, de triunfo de
Dios, de victoria divina definitiva sobre el Demonio, el Pecado y la Muerte. Es
decir, hay un cambio radical de perspectiva entre la visión mundana de la Cruz
y la contemplación cristiana de la misma. Pero no se trata de un simple cambio
de pensamiento: se trata de una verdadera iluminación, pero que no proviene del
hombre, sino del seno mismo de Dios. Sólo la iluminación del Espíritu Santo nos
permite contemplar la realidad última de la Cruz, la de ser el estandarte
ensangrentado, victorioso, de Dios Hijo, que desde la Cruz derrota al Infierno,
vence a la Muerte, quita los Pecados de los hombres y dona el Espíritu Santo
por medio del Agua y la Sangre que brotan de su Corazón traspasado.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Cuarto
Misterio del Santo Rosario
Meditación
El espíritu mundano, que por definición no tiene al Espíritu
de Dios, porque se contrapone radicalmente al mismo, no puede comprender la
Cruz y ve en ella el fracaso de Dios. Pero esta visión mundana es completamente
errónea, porque no se corresponde en absoluto con la realidad de la Cruz. Lejos
de ser “el fracaso de Dios”, la Cruz es la victoria más completa y absoluta de
Dios. En ella, el Demonio es derrotado para siempre, porque en el mismo momento
en el que cree haber triunfado, dando muerte al Hijo de Dios, puesto que el
Hijo de Dios es Eterno e Inmortal, el Demonio fracasa rotundamente en su
intento de borrar de la faz de la tierra y del corazón de los hombres el dulce
nombre de Jesús y así queda vencido para siempre. En la Cruz, la Muerte es
derrotada, porque Jesús mata a la Muerte con su propia muerte, porque si bien
muere humanamente, su Divinidad, que permanece unida a su Cuerpo y a su Alma,
los reúne nuevamente al tercer día y así Jesús, al tiempo que resucita
victorioso, vence a la Muerte, dándole muerte con su muerte y a nosotros nos da
su Vida eterna. En la Cruz, Jesús quita el Pecado de las almas, porque los lava
y los borra para siempre con la Sangre que brota de sus heridas abiertas y a
cambio de dejarnos nuestras almas inmaculadas, nos colma luego con el Santo
Espíritu de Dios. La Cruz de Jesús no es lo que dice el mundo, el fracaso de
Dios, sino lo que dice la Iglesia: es el triunfo más completo y absoluto de Dios
sobre el Demonio, la Muerte y el Pecado.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Quinto
Misterio del Santo Rosario
Meditación
Si el que cuelga del madero es el Dios Tres veces Santo,
entonces: ¡Glorificada sea la Santa Cruz! ¡Gloria a la Cruz! Para la Iglesia
Católica la gloria no viene después
de la Cruz, sino que está en la Cruz,
por esta razón, porque el Crucificado es el Kyrios,
el Señor de la gloria y ésa es la razón por la cual la Santa Cruz es el motivo
de la gloria del cristiano: “En cuanto a mí, no quiera Dios que me gloríe sino
en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado
para mí y yo para el mundo” (Gál 6, 14). Para el cristiano, no hay mayor honor –inmerecido-
ni mayor gracia –inmerecida- que estar crucificado, porque eso significa
compartir el Trono de gloria del Señor Jesús; estar crucificado significa
participar de la Gloria de Dios Hijo encarnado, que es la Gloria de la
Trinidad. El cristiano que busque la gloria mundana en vez de la Cruz, está
apostatando de la Verdad, está renunciando a la gloria divina para rebajarse a
recibir la gloria mundana, que nada vale a los ojos de Dios. Si alguien quiere
verdaderamente ser grande, entonces que se suba a la Cruz de Jesús y se quede
con Él crucificado. ¡Oh Virgen Santísima,
Nuestra Señora de los Dolores, tú que participaste de la Santa Cruz de Jesús,
intercede por nosotros para que nunca cometamos la necedad de preferir la
gloria del mundo a la gloria de la Santa Cruz! ¡Glorificada sea la Santa Cruz
de Jesús, ahora y por siempre, por los siglos sin fin!
Oración
final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por
los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto final: “Un día al cielo iré y
la contemplaré”.
[1] “La visita de
Horacio Verbitsky a Salta para presentar su último libro no pasó inadvertido. Y
es que, el escenario elegido, el Palacio Legislativo salteño, fue acondicionado
de tal modo que generó el repudio por parte de fieles católicos, que se
sintieron ofendidos. La presentación incluía una charla del ex jefe de
Inteligencia del grupo guerrillero Montoneros con el investigador y escritor Diego
Sztulwark que se llevó a cabo en el recinto donde sesiona la Cámara baja local
y estaba organizada por la Cooperativa Coyuyo y la Mesa de Comunicación Popular
de Salta y Jujuy. Durante el encuentro, Horacio Verbitsky, quien fue imputado
por ser el autor intelectual del atentado al cuartel de la Policía Federal en
el que murieron 23 personas y fue sobreseído durante el kirchnerismo, utilizó
el sillón de la presidencia de la Cámara de Diputados. Además, para llevar a
cabo la actividad fue descolgado el crucifijo que está emplazado en el
edificio, lo que generó la reacción de católicos que se sintieron desairados.
Tras la actividad, el crucifijo fue repuesto en su lugar”; cfr. https://www.infobae.com/politica/2018/09/08/quitan-un-crucifijo-de-la-legislatura-saltena-para-que-horacio-verbitsky-presente-su-libro/
[2] De los Responsorios IV y V de
Maitines de las Fiestas de la Cruz; cfr. Odo
Casel, Misterio de la Cruz,
Ediciones del Guadarrama, Madrid2 1964, 254.
[3] Primer Responsorio de Maitines
de las fiestas de la Cruz.
[4] Cfr. Casel, o. c., 254.
[5] Cfr. Casel, o. c., 255.
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