Así quedó la imagen de la Virgen luego de ser quemada por un musulmán en Navarra, España.
Inicio: ofrecemos
esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado, en reparación por el
incendio y quema de una iglesia y de una imagen de la Virgen a manos de un
mahometano en España. La información acerca de este sacrílego acto se encuentra
en la siguiente dirección electrónica: http://infovaticana.com/2016/09/11/mahometano-incendia-una-iglesia-navarra-quema-la-imagen-la-virgen/
Al tiempo que ofrecemos esta reparación,
pedimos por la conversión del autor de este hecho, así como también por nuestra
propia conversión, la de nuestros seres queridos y la del mundo entero.
Canto
inicial: “Cristianos venid, cristianos
llegad”.
Oración
de entrada: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación.
Dios
te salve, Esposa Inmaculada del Espíritu Santo, tú eres la Mujer del Génesis,
que aplasta la soberbia cabeza de la Serpiente Arrogante; Dios te salve, tú
posees el poder invencible, participado por la Trinidad, y por ese poder que
Dios te da, eres nuestra Guía victoriosa que nos liberas de nuestros enemigos,
y por eso nosotros, tus servidores, te cantamos y te elevamos nuestras acciones
de gracias, y te suplicamos que nos refugies en tu Inmaculado Corazón y nos
bendigas y cuides de todo mal. Dios te salve, oh María, resplandor de la eterna
Alegría, destructora de la maldición, en ti los hombres recibimos toda
bendición y gracia; Dios te salve, Nueva Eva, que con tu humildad y obediencia
y gracia, reparaste el orgullo y la desobediencia de Adán y Eva. Dios te salve,
Madre siempre Virgen, a ti fue enviado el Ángel de Dios, para anunciarte la
Causa de tu alegría sin fin: eres Virgen y Madre de Dios, Llena del Espíritu
Santo e inhabitada por su gracia, en ti se encarnó la Palabra Inmaterial, el
Verbo Increado, que de ti tomó su forma y se nutrió de tu carne y tu sangre,
para luego darse como alimento, como Carne del Cordero embebida en el Espíritu
Santo y como Sangre de la Nueva Alianza derramada en el cáliz del altar. Dios
te salve, Nuestra Señora de la Eucaristía, en ti el Verbo se hizo carne, para
donarse como Pan de Vida eterna, Pan del cielo que comunica a los hombres la
vida misma de la Trinidad.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Segundo
Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Dios
te salve, Madre Purísima, que concebiste sin intervención humana, por obra del
Espíritu Santo, al Verbo de Dios, al Hijo Unigénito del Padre, que así por ti
se revistió de un Cuerpo, y el que era Invisible se hizo por ti visible, y el
que habitaba en una Luz inaccesible, por ti se derramó sobre el mundo,
iluminando y vivificando a los hombres que habitaban en “sombras y tinieblas de
muerte”. Dios te salve, misterio de la indecible Sabiduría, principio de los
milagros del Hombre-Dios; Dios te salve, celestial escalera por donde
desciende, desde el seno del Padre a los hombres, el Verbo Eterno de Dios; Dios
te salve, Puente cristalino y límpido, que conduce a los hombres desde el valle
de lágrimas en el que habitan, al Corazón Divino de Jesús, tu Hijo; Dios te salve,
terror de los ángeles caídos, ante cuyo nombre tiemblan de pavor los príncipes
del Infierno; Dios te salve, tú eres el Diamante celestial que, atrapando en tu
seno virginal a la Luz Increada proveniente de la Luz Increada, Cristo Jesús
que proviene del Padre, y luego de alojarlo por nueve meses, nutriéndolo con tu
substancia humana y tejiéndole un vestido de carne y sangre, generaste
milagrosamente a esta Luz Indefectible, a esta Luz Increada, a esta Luz Viva,
el Dios Viviente, que comunica de su vida divina a quien por Él es iluminado, y
así fuiste la Causa de nuestra alegría, la Causa por la cual fueron para
siempre vencidas las sombras y tinieblas de muerte que acechaban al hombre, y
por ti el Verbo Eterno de Dios, la Luz del mundo, resplandeció sobre los
hombres, vivificándolos con la vida que brota del Ser divino trinitario,
iluminando con su Luz indefectible el alma de los creyentes, que así se
convierten en hijos de la Luz, en hijos de Dios, que es Luz eterna.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Tercer
Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Dios te salve, Madre siempre Virgen, que tienes el
privilegio de haber concebido sin intervención humana, por obra del Divino
Amor, al Verbo de Dios; la Palabra del Padre se encarnó en tu seno purísimo
cuando la Fuerza del Altísimo te cubrió con su sombra, a ti, Esposa no
desposada, para hacerte fecunda, y así llevó el Amor de Dios al Verbo a su
dulce morada, una morada tan llena de luz y de amor celestial, que no habría de
extrañar en ella al seno del Eterno Padre de donde el Hijo de Dios provenía.
Dios te salve, Virgen y Madre, que portando en tu seno al Hijo del Altísimo,
fuiste a Visitar a tu prima Santa Isabel, llenándola de alegría a ella y a su
hijo Juan Bautista, porque donde tú vas, oh Santa Virgen y Madre de Dios,
llevas a Jesús y Jesús con el Padre, espiran el Espíritu Santo a aquellos que a
ti se acercan con filial amor. Dios te salve, Causa de nuestra alegría, porque cuando
tú llegas a un alma, contigo vienen el Hijo de Dios y el Espíritu Santo, que
llenan de gozo a las almas que viven en este “valle de lágrimas”; Dios te
salve, rama de la Vid Verdadera e incorruptible, cuyo fruto exquisito,
triturado en la vendimia de la Pasión, es el Vino de la Alianza Nueva y Eterna,
la Sangre del Cordero de Dios inmolado en el altar de la cruz y renovado en su
inmolación en la cruz del altar. Dios te salve, oh Virgen santa y pura, por ti
vino a los hombres el Fruto exquisito del Árbol de la Santa Cruz, tu Hijo
Jesús, que se nos ofrece como Carne de Cordero, como Pan Vivo bajado del cielo
y como Vino de la Alianza Nueva y Eterna.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Cuarto
Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Dios te salve, Madre siempre Virgen, tú que no concebiste
por obra humana, sino por el poder del Espíritu Santo y así fuiste la alegría
de tu casto esposo legal, San José, quien saltó de gozo al enterarse que el
Fruto de tu vientre purísimo el Hijo de Dios Altísimo; Dios te salve, Madre del
Cordero de Dios, tú fuiste la causa de la alegría de los pastores, que al canto
de los ángeles acudieron presurosos al Portal de Belén, para adorar a Dios
hecho Niño y acunado entre tus brazos; Dios te salve, María, Madre de Dios,
Madre y Modelo de la Iglesia, que al igual que tú, que concebiste por obra del
Espíritu Santo en tu seno virginal el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo, así también la Iglesia concibe, por obra del
Espíritu Santo, en su seno virginal, el altar eucarístico, el Cuerpo, la
Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, la Sagrada
Eucaristía; Dios te salve, Madre siempre virgen, porque al igual que los
pastores, que acudieron a adorar al Niño Dios sostenido entre tus brazos, así
también los miembros de la Iglesia acuden al Nuevo Portal de Belén, el altar eucarístico,
para adorar a Dios Hijo, oculto en apariencia de pan, sostenido por las manos
del sacerdote ministerial, la Sagrada Eucaristía.
Silencio para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Quinto
Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Dios
te salve, Madre siempre Virgen, por ti vino al mundo la Luz indefectible,
Cristo Jesús, Luz que ilumina nuestras almas, Luz que vivifica con la vida
divina a quienes estamos sumergidos “en tinieblas y sombras de muerte”, Luz
Increada que comunica el Divino Amor a quien ilumina, Luz Eterna de Dios que
proviene del seno del Padre desde la eternidad, Luz que se irradia desde tu
seno purísimo y así derrota a las tinieblas vivientes, los ángeles caídos, Luz
que disipa las oscuras sombras del error, del pecado y de la ignorancia. Dios
te salve, Virgen y Madre de Dios, Diamante celestial, que atrapaste a la Luz
Eterna procedente del Padre, la custodiaste por nueve meses y luego la
irradiaste sobre el mundo en tinieblas, para que los hombres fuéramos
vivificados con la Vida misma de Dios Trino; Dios te salve, dignísima Custodia
y magnífico Sagrario viviente del Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de
Nuestro Señor Jesucristo, por ti viene a los hombres la Alegría Increada y
subsistente en sí misma, Jesús Eucaristía. A ti te alabamos, te ensalzamos, te
veneramos y te damos gracias, oh Santa Madre de Dios, Virgen Purísima e
Inmaculada, y nos unimos al coro de ángeles y santos en el cielo que te aclaman
por generaciones sin fin.
Un
Padrenuestro, tres Ave Marías, un gloria, para ganar las indulgencias del Santo
Rosario, pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y
Francisco.
Oración
final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto
final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.
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