Hora Santa en reparación a los
Sagrados Corazones de Jesús[1] y María[2] profanados en un colegio de EE.UU.
Inicio: ofrecemos
esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado, en reparación por la
profanación cometida contra una imagen de la Virgen y contra Jesús en un
colegio católico de EE.UU. La respectiva noticia acerca del lamentable
sacrilegio se encuentra en la siguiente dirección: https://www.aciprensa.com/noticias/indignacion-en-colegio-catolico-tras-profanacion-de-la-virgen-maria-y-burla-a-jesus-20490/
A modo de reparación
por este sacrilegio, ofreceremos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario
meditado honrando en las meditaciones a los Sagrados Corazones de Jesús y
María, al tiempo que, como lo hacemos siempre, pediremos por la conversión de
quienes cometieron esta horrenda profanación, además de pedir por nuestra
conversión y también la de nuestros seres queridos y la de todo el mundo.
Canto
inicial: “Alabado sea el Santísimo
Sacramento del altar”.
Oración
de entrada: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación.
¡Oh María, Santa Madre de Dios, tú eres la Causa de nuestra alegría, pues de
tus entrañas purísimas y virginales, nació Aquel que es la Alegría infinita, el
Verbo de Dios Encarnado, Cristo Jesús! Dios te salve, Santa María, Hija
predilecta del Padre, Templo del Espíritu Santo, Sagrario y Custodia Viviente
del Verbo de Dios Encarnado, Dios te salve; nosotros, pobres pecadores, te
cantamos y te alabamos y por ti nos alegramos, porque Dios Trino te creó sin
mancha de pecado original y te concedió el privilegio de ser Virgen y Madre de
Dios, e hizo de tus entrañas virginales un trono purísimo donde habría de
alojarse por nueve meses, en forma de embrión humano, Aquel al cual los cielos
no pueden contener, Aquel ante cuya Presencia los ángeles se postran en
adoración y prorrumpen en cantos de júbilo, alabanza y bendición, Nuestro Señor
Jesucristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y gracias a tu
“Sí” a la voluntad santísima del Padre, que para cumplir su plan de salvación
era su querer que el Verbo tomara carne en tus entrañas purísimas, vino a
nosotros, que yacíamos “en tinieblas y en sombras de muerte” la Luz Eterna que
proviene de la Luz Eterna, Cristo Jesús, que viene a nuestras almas como Pan de
Vida eterna, para alimentarnos con la substancia y la vida misma de la
Trinidad, como anticipo de la feliz bienaventuranza que, por su gracia y
misericordia, habremos de gozar un día en el Reino de los cielos.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Segundo
Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Dios
te salve, oh Virgen Purísima, eres la Causa de nuestra alegría, pues de ti se
alimentó Aquel que creó el universo, el Dios Tres veces Santo, Cristo Jesús;
Dios te salve, Virgen Inmaculada, pues de ti recibió un vestido de carne y
sangre el Dios Invisible, Quien así se hizo visible, manifestando su gloria a
través de su Cuerpo en la Epifanía, en el Tabor y en la Resurrección a
nosotros, pobres pecadores; Dios te salve, Reina Inmaculada, pues la Palabra de
Dios, recibiendo de ti carne y sangre, obtuvo un Cuerpo Purísimo, Cuerpo que
sería luego inmolado en el altar de la Santa Cruz para, luego de haber pasado
por la Pasión y Resurrección, ser donado, glorioso y resucitado, lleno de la
luz, la gloria y la vida de la Trinidad, como Pan de Vida eterna, como
Verdadero Maná bajado del cielo, en la Eucaristía, el Pan de los Ángeles.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Tercer
Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Sagrado
Corazón Eucarístico de Jesús, que ardes en las llamas del Divino Amor y deseas
comunicarlas a los hombres en cada comunión eucarística, para encenderlos en el
Fuego del Espíritu Santo; Tú has venido a traer este Fuego, el Fuego del Amor
de Dios a los corazones de los hombres, ¡y cuánto quieres ya verlo encendido!
(cfr. Lc 12, 49). Y sin embargo, la inmensa mayoría no desea
recibirte en la Eucaristía y muchos de entre quienes sí lo hacen, sólo tienen
para Ti una recepción tan fría e indiferente, que frustra por completo tus
planes de entregarte todo entero para cada uno, sin reservarte nada. Se repite
así en nuestros días, a los pies de cada sagrario y en cada Santa Misa, la
respuesta fría, indiferente y falta de amor de tus discípulos en el Huerto de
Getsemaní cuando, llevados por la acedia y el desinterés por las almas y por tu
Amor, en vez de obedecer a tu pedido de que oraran junto a Ti, se dejaron
vencer por la somnolencia, abandonándote en las horas más tristes y amargas de
tu Pasión (cfr. Mt 26, 40). Al igual que entonces en el
Huerto, cuando tus enemigos se mostraban frenéticos, vigiles y febrilmente
dedicados a perseguirte y darte caza para juzgarte ante un inicuo tribunal y
condenarte a muerte a Ti, oh Cordero Inocente de Dios, también hoy, tus
discípulos, que somos nosotros, nos mostramos, la mayor parte de las veces,
aletargados y dormidos, porque en vez de acudir a postrarnos ante el sagrario y
tu Presencia Eucarística, pidiéndote que nos hagas partícipes de los dolores y
las amarguras de tu Pasión, en un misterio de iniquidad que no encuentra
similar, con nuestra acedia nos unimos a tus enemigos, o al menos los dejamos
actuar, permitiendo que Tú y tu Santísima Madre sean ofendidos y ultrajados
continuamente por los hombres pecadores e ingratos. ¡Oh Sagrado Corazón
Eucarístico de Jesús, por la Sangre que derramaste de tu Costado traspasado,
sacude nuestra somnolencia, despiértanos del letargo de la acedia, enciéndenos
en el Fuego del Amor de tu Sagrado Corazón, para que tengas el contento de
“verlos ya ardiendo” en las Llamas del Divino Amor!
Silencio
para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Cuarto
Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Sagrado
Corazón de Jesús, que al aparecerte a Santa Margarita María de Alacquoque, le
pediste su corazón y ella te lo entregó y Tú, luego de introducirlo en tu
adorabilísimo Corazón, se lo devolviste convertido en una llama de tu Amor,
mira que nuestros corazones son pobres, pequeños, miserables, duros como la
piedra, fríos como la roca, y llenos de un amor humano contaminado con el
pecado, que ama lo bajo y lo terreno, lo que satisface la concupiscencia.
Apiádate, oh Buen Jesús, de nuestra miseria e indigencia, y obra con nosotros
el milagro de convertir estos nuestros pobres y míseros corazones, en imágenes
vivientes de tu Sagrado Corazón, que ardan con el Fuego del Divino Amor. Tú
obras con nosotros, oh Jesús, Cordero de Dios, con un amor más grande con el
que amaste a Santa Margarita, porque no nos pides nuestro corazón como a ella sino
que en cada Comunión Eucarística nos das tu propio Sagrado Corazón, envuelto en
las llamas del Divino Amor, para fundirlo con el nuestro y para que sea tu
propio Corazón, nuestro único corazón, para que nuestro corazón desaparezca en
el tuyo, fundido y derretido en las Llamas del Amor de Dios. Tú quieres, oh
Jesús, que con nuestros corazones y la Eucaristía suceda lo mismo que entre el
hierro y el fuego: así como el hierro se funde y se vuelve uno con el fuego -porque
de opaco, gris y frío, se torna incandescente, brillante y luminoso-, así
también quieres que, transmitiéndonos el Fuego del Divino Amor por la Comunión,
nuestros corazones sean uno solo con tu Sagrado Corazón Eucarístico.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro,
Diez Ave Marías, Gloria.
Quinto
Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Sagrado
Corazón de Jesús, en Ti arde el Amor que proviene de Ti y del Padre, el
Espíritu Santo; sin este Divino Amor, nuestros corazones son oscuros, fríos y
sin vida, como un trozo de carbón; por eso te rogamos que nos concedas una
pequeñísima llama de tu Amor, para que se vuelvan como una brasa incandescente,
que resplandezca con la luz y el calor del Fuego del Amor de Dios, el Espíritu
Santo. Llénanos de este tu Divino Amor, el Espíritu Santo que proviene de Ti y
el Padre, para que seamos capaces de irradiar el calor de tu Amor en este mundo
que yace en “tinieblas y en sombra de muerte”, para que seamos capaces de
iluminar este mundo en el que vivimos, en donde la ausencia de Dios en las
almas y corazones lo ha convertido en un erial, en un desierto sin vida, en una
estepa colmada de lobos, en donde no hay ni hermandad ni caridad entre los
hombres, sino solo violencia del hermano contra el hermano. Sólo con el Amor
Santo de tu Divino Corazón Eucarístico, puede un alma iluminar la oscuridad de
este mundo en tinieblas; sólo con las Llamas del Fuego de Amor de tu Sagrado
Corazón que late en la Eucaristía, puede un alma dar a sus hermanos el calor del
Amor de Dios; sólo con un Amor Purísimo, como el Amor de tu Corazón traspasado,
que se dona todo entero cada vez en la Eucaristía, puede el alma ser un rayo de
luz en medio de tanta oscuridad. Apiádate de nosotros, los hombres, oh Sagrado
Corazón Eucarístico de Jesús, y envía desde la Eucaristía un rayo de tu Amor,
una chispa de tu Amor, así las almas se iluminen y se incendien en el Fuego del
Amor de Dios, el Espíritu Santo. Oh Jesús Eucaristía, Tú eres la Luz del mundo,
la Luz eterna que proviene de la Luz eterna, y sin Ti, el mundo y los corazones
no somos más que tinieblas de pecado y muerte; ven, oh Corazón Eucarístico de
Jesús, ven, desde el cielo del sagrario, e ilumina las mentes y los corazones
de los hombres extraviados en las siniestras sombras caídas, que día a día
cubren con su perversa oscuridad, cada vez más, los corazones de los hombres
sin Dios.
Meditación
final.
Oh
Jesús Eucaristía, Tú eres la Luz de Dios, Tú eres Dios, y por eso eres la Luz
eterna e increada en sí misma; sin Ti, oh Dios de la Eucaristía, los hombres
vivimos sumergidos en las más horrendas oscuridades del pecado, del error, de
la ignorancia, de la impiedad y de la malicia, y somos dominados y esclavizados
por las tinieblas vivientes, los ángeles caídos. Oh Jesús Eucaristía, ven, e
ilumínanos con la luz de tu Ser divino Trinitario, y conviértenos en antorchas
vivientes que iluminen e irradien tu luz; a Ti, que eres la Luz de Dios. Ven,
Jesús Eucaristía, ilumina nuestras tinieblas con tu Luz, una luz que al que
ilumina lo vivifica con la vida de la Trinidad y lo incendia en el Amor del
Espíritu de Dios, que es Amor. Ven, ilumínanos, sácanos de las tinieblas
espirituales en las que vivimos, para que seamos como tantas otras antorchas
que guíen a los hombres hacia la Luz Inaccesible que eres Tú, Jesús, el Dios
del sagrario. Ven, Jesús Eucaristía, ilumínanos, que sin Ti, estamos perdidos
en la inmensidad de la oscuridad; sólo Tú puedes vencer a las tinieblas que nos
rodean y convertirnos en imágenes vivientes de tu Sagrado Corazón Eucarístico.
Un
Padrenuestro, tres Ave Marías, un gloria, para ganar las indulgencias del Santo
Rosario, pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y
Francisco.
Oración
final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto
final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.
[1] Las meditaciones en honor al
Sagrado Corazón de Jesús están adaptadas de: http://confidenciasdelsagradocorazon.blogspot.com.ar/; http://www.siervosdeldivinoamor.com/index.php?mod=oraciones&modulo=3&art=0
[2] Las meditaciones en honor al Inmaculado
Corazón de María están inspiradas en el Himno Akathistos.
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