"A los que esperan en Yahveh él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas..."
(Is 40, 31)
“El día en que se manifieste el Hijo del hombre...” (Lc 17, 26-37). Nuestro Señor describe
las características del día de su manifestación. Ese día será un día terrible
para toda la humanidad, será el día de la ira de Dios, que se sentirá
universalmente; Cristo Dios aparecerá ante los ojos de toda la humanidad no
como la Misericordia Divina encarnada, sino como Juez Justo y terrible; esa es
la razón por la que más adelante cambia “ese día” por “esa noche”: abre la
perspectiva de juicio, calamidades y tinieblas[1].
Dice Sor Faustina Kowalska que ese día van a temblar hasta los ángeles de Dios.
Y debido a que esa venida va a ser tan repentina, muchos van a ser
tomados por sorpresa y se los va ha hallar desprevenidos. De ahí que nuestro
Señor aconseje el desprendimiento del afecto de todas las cosas terrenas,
incluso de la misma vida, cuando el bien del alma corre peligro[2].
Los discípulos finalizan con una pregunta, sobre el “dónde” sucederá -no
sobre el “cuándo”, lo cual parecería más lógico-, y nuestro Señor responde más
enigmáticamente todavía: “Donde esté el cuerpo,
allí se juntarán los buitres”, tal vez indicando con “cuerpo” la muerte
espiritual que provoca el pecado[3],
ya que los buitres, como aves carroñeras, se reúnen alrededor de un cuerpo
muerto, y el cuerpo muerto, que es la figura del alma muerta por el pecado, es
la figura también del Anticristo, en cuya alma reina la desolación de la muerte
por la ausencia de Dios y por la presencia del demonio.
No sabemos cuándo ni dónde sucederá la manifestación final del Hijo del
hombre, no sabemos dónde estará el Anticristo con su cuerpo, vivo por el
espíritu del demonio y muerto a la vida de Dios, pero sí sabemos dónde está el
Cuerpo vivo y santo de Cristo resucitado: donde esté el Cordero, en la
Eucaristía, allí se juntarán los adoradores del Cordero, los amantes de Dios
Trino.
Si en el día del Anticristo los buitres se juntarán alrededor del cuerpo
muerto del Anticristo, en el día de la Iglesia, alrededor de la Eucaristía, el
Cuerpo santo y vivo de Jesucristo, se juntarán los hijos de Dios.
Donde esté el Águila, la Eucaristía, allí, al seno de Dios Trino,
volarán las almas.
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