sábado, 8 de abril de 2023

Hora Santa en reparación por robo sacrílego de Eucaristía en México 080423

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el robo sacrílego -con toda probabilidad, para ser usada en misas negras o satánicas- de la Hostia consagrada en una parroquia de México. Para mayores datos acerca de este lamentable hecho, consultar el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=K-ddeRMVVKA

Canto de entrada: “Sagrado Corazón, Eterna Alianza”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

         Con relación a la Santa Misa, Nuestro Señor le dijo a Santa Gertrudis: “Puedes estar segura de que quien asistió a la Santa Misa devotamente. Yo le mandaré durante los últimos momentos de su vida tantos de mis Santos a que lo consuelen y lo protejan, como Misas haya oído bien”[1].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         ¡Cuánto consuelo traen estas palabras! Por esta razón decía el Santo Cura de Ars: “Si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, ¡qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella!”. Y San Pedro Julián Eymard decía: “Sepan, oh cristianos, que la Misa es el acto de religión más sagrado. No pueden hacer nada para glorificar más a Dios, ni para mayor provecho de su alma, que asistir a Misa devotamente y tan a menudo como sea posible”.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         Por esto, debemos considerarnos afortunados cada vez que tengamos la oportunidad de asistir a la Santa Misa; y a fin de no perder la oportunidad, no debemos nunca echarnos atrás frente a cualquier sacrificio para asistir, especialmente los días de precepto (Domingos y días de fiesta), en los que la obligación de participar de la Misa es grave y quien no asiste, comete pecado mortal.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         Son los Santos de todos los tiempos, los que nos dan ejemplo de amor a la Santa Misa. Por ejemplo, Santa María Goretti, quien para ir a Misa los domingos, viajaba veinticuatro kilómetros a pie para ir y regresar a su casa. O también Santina Campana, quien iba a Misa aun cuando tenía altísima fiebre. San Maximiliano María Kolbe ofrecía la Santa Misa incluso cuando su salud estaba en tan lastimoso estado, que uno de sus hermanos en religión tenía que sostenerlo en el altar para evitar que cayera. Y muchísimas veces el Padre Pío de Pietrelcina celebró la Santa Misa, aun cuando le sangraban las manos y ardía en fiebre.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

         Ahora bien, si a algún santo la enfermedad le hacía verdaderamente imposible el asistir personalmente a Misa, se unían al menos espiritualmente a los Sacerdotes celebrantes en todas las iglesias de la tierra. Así hacía por ejemplo Santa Bernardita cuando debía estar en el lecho durante mucho tiempo. Decía a sus hermanas: “Las Misas son perpetuamente celebradas de una a la otra parte del globo: yo me uno a todas estas Misas, sobre todo durante las noches que paso a veces sin poder dormir”.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005 31.

No hay comentarios:

Publicar un comentario