miércoles, 5 de abril de 2023

Hora Santa en reparación por sacrílega “misa-tecno” en Alemania 050423

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la planificación para Pascuas de una misa sacrílega denominada “misa tecno” en Alemania. Para obtener mayores datos, consultar el siguiente enlace:

https://www.katholisch.at/aktuelles/143274/vorarlberg-kirche-laedt-jugendliche-zu-techno-osternacht

Canto de entrada: “Sagrado Corazón, Eterna Alianza”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

         Con relación a los efectos saludables de la Santa Misa en el alma del fiel que ama a Jesús Eucaristía, San Lorenzo Justiniano decía: “Ninguna lengua humana puede enumerar los favores que se correlacionan con el Sacrificio de la Misa. El pecador se reconcilia con Dios; el hombre justo se hace aún más recto; los pecados son borrados; los vicios eliminados; la virtud y el mérito crecen y las estratagemas del demonio son frustradas”[1].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         A su vez, San Leonardo de Porto Mauricio decía: “¡Oh, gente engañada, ¿qué están haciendo? ¿Por qué no se apresuran a ir a las iglesias a oír tantas Misas como puedan? ¿Por qué no imitan a los ángeles, quienes cuando se celebra una Misa, bajan en escuadrones desde el Paraíso y se estacionan alrededor de nuestros altares en adoración, para interceder por nosotros?”. Nosotros podríamos agregar: ¿Qué puede haber que sea mejor que adorar al Cordero de Dios en la Eucaristía?

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         San Felipe Neri solía decir: “Con oraciones pedimos gracias a Dios; en la Santa Misa comprometemos a Dios a que nos las conceda”. Y en verdad, todos y cada uno de nosotros, necesitamos infinidades de gracias para salvar nuestras almas y todas esas gracias nos la puede conceder la Santísima Trinidad a través de la Santa Misa, Fuente inagotable de gracias. La oración ofrecida durante la Santa Misa, implica todo nuestro sacerdocio, ya sea el sacerdocio ministerial, exclusivo del sacerdote particular en el altar, y el sacerdocio común de los fieles. En la Santa Misa, nuestras oraciones se unen a la plegaria de la agonía de Jesús, al sacrificarse Él mismo por nosotros.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         De una manera especial durante el Canon, que es el corazón de la Santa Misa, la oración de todos nosotros se convierte también en la oración de Jesús, presente entre nosotros. Los dos Mementos del Canon Romano, durante los cuales se recuerda a los vivos y a los muertos, son momentos preciosos para que nosotros presentemos nuestras necesidades, podemos encomendar a nuestras personas queridas, vivas y difuntas, justamente en el instante supremo de la Pasión y Muerte de Jesús entre las manos del sacerdote. Sepamos aprovechar esto: los Santos lo estimaron muy importante y cuando se encomendaban a las oraciones de los sacerdotes, pedían que se les recordara sobre todo en el Canon.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

En la hora de nuestra muerte, en el momento de pasar de esta vida terrena y temporal a la vida eterna, entonces será el momento en el que las Misas que hemos oído devotamente, nos traerán nuestro más grande consuelo y esperanza y una Misa oída por nosotros mismos durante nuestra vida, nos traerá más réditos que las muchas oídas por otros en nuestra memoria, después de muertos. San José Cottolengo garantizaba una santa muerte a quien participa frecuentemente de la Santa Misa. San Juan Bosco considera un signo de predestinación escuchar muchas Misas.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Ediciones del Alcázar, Buenos Aires 2005, 28.

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