jueves, 2 de febrero de 2023

Hora Santa en reparación por adoración pública y blasfema a Satanás por parte de Balenciaga 010223

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la blasfema adoración y honra pública a Satanás por parte de la marca de ropa de moda “Balenciaga”. El Único que merece honra, gloria y adoración, es Nuestro Señor Jesucristo. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=Yh_1K9s6UV0&t=876s

Canto de entrada: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

San Pío X, llamado “el Papa de la Eucaristía”, afirmaba que “la devoción a la Eucaristía es la más noble, porque tiene a Dios como objeto; es la más provechosa para la salvación, porque nos da al Autor de la Gracia; es la más dulce, ya que dulce es el Señor”[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Aún quien vive en la tierra, si tiene devoción a la Sagrada Eucaristía, tiene una devoción celestial, una devoción del Paraíso, porque es la devoción que tienen la Virgen, los ángeles y los santos en el Cielo. Santa Gema Galgani solía decir: “Imaginando una escuela en el Cielo, ahí lo único que se tiene que aprender es a amar. La escuela está en el Cenáculo; el Maestro es Jesús; las materias que se enseñan son su Cuerpo y su Sangre”[2].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         La Santa Madre Iglesia nos enseña que la Eucaristía es Amor, porque es el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús en Persona, Corazón Santo que está envuelto en las llamas del Divino Amor, el Espíritu Santo. Es por esto que también es llamada “Sacramento del Amor”, de todo el amor, porque contiene al Hijo de Dios encarnado, Jesús de Nazareth, Dios Tres veces Santo, Dios Viviente y Verdadero, Dios quien es “Dios de Amor” (Jn 4, 8) y Quien nos amó “hasta el extremo” (Jn 13, 1)[3].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

         En la Eucaristía están contenidas, sin excepción, todas las expresiones del Amor, y en grado infinito y perfectísimo: el Amor crucificado, el Amor que une, el Amor que adora, el Amor que contempla, el Amor que ora, el Amor que embriaga[4]. Fuimos creados por Dios, que “es Amor” y por lo tanto fuimos creados para amar. Entonces, no hay nada más sublime, que nos permita cumplir y vivir el fin para el que fuimos creados -amar a Dios, servirlo y adorarlo-, que la Sagrada Eucaristía.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

         Jesús Eucaristía es Amor crucificado en el Santo Sacrificio de la Misa, en la cual se renueva su inmolación por nosotros; es Amor que une en la Comunión sacramental y espiritual, haciéndose “uno” con el alma que lo recibe; es Amor que adora en el Santo Tabernáculo, en donde está presente como un holocausto de adoración al Padre; es Amor contemplativo, en su encuentro con las almas de los que desean estar “a sus pies”, como María de Betania (Lc 10, 39); es Amor que ora en su “incesante intercesión a nuestro favor” ante el Padre (Hb 7, 25); es Amor que embriaga, en los gozos celestiales de la unión esponsal con sus elegidos -los castos y las vírgenes- a quienes Él tiene cerca de Sí con amor exclusivo, del mismo modo con que tuvo a San Juan Evangelista, el apóstol virgen, el único que “se recostó sobre el pecho de Jesús” en el Cenáculo (Jn 21, 20)[5].

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre Francisco.

 



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico. Vida Eucarística según el ejemplo de los santos, Ediciones Del Alcázar, Bella Vista, Argentina, s. d., 5.

[2] Cfr. ibidem, 5.

[3] Cfr. ibidem, 6.

[4] Cfr. ibidem, 6.

[5] Cfr. ibidem, 6.

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