viernes, 28 de octubre de 2022

Hora Santa en reparación por destrucción de Via Crucis en Quixadá, Brasil 211022

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la destrucción de un Via Crucis y por la profanación de la tumba de un sacerdote en un estado de Brasil. Para mayores datos, consultar el siguiente enlace:

https://es.churchpop.com/2022/10/21/video-destruyen-via-crucis-y-profanan-tumba-de-sacerdote/

Canto de entrada: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

El alma que está en gracia santificante debe extremar las precauciones para huir de toda ocasión de pecado, aún cuando este sea venial, para que así pueda “andar dignamente delante de Dios” (Cor 1), como dice el Apóstol, “agradándole en todas las cosas”[1]. Esto porque si bien los pecados veniales no quitan el estado de gracia, como sí lo hace el pecado mortal, afean el alma y enfrían la caridad, el amor y la piedad para con Dios Uno y Trino.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

En relación a quienes desean vivir en la gracia de Dios, dijo un autor, Salviano: “Queriendo el Salvador hacer a sus siervos de una perfecta y sincerísima santidad, les mandó con gran prudencia evitar aun las cosas muy pequeñas, para que fuera tan pura la vida del hombre cristiano como es pura la niña de los ojos y como no admiten los ojos manchas de polvo, quedando salva la perfección de la vista, así también nuestra vida totalmente no permite mancha alguna, por mínima que sea”[2].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Es esto lo que Dios alaba en los Cantares (4, 7), del alma que está en gracia, que “sea toda hermosa” y no tenga mancha alguna; y al contrario, le desagrada mucho cualquier mancha y falta en cosa tan hermosa como es un alma en gracia. Y así ha dado a entender que se disgusta de los pecados veniales, aun en los mayores santos.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

Esto último puede notarse en el enojo con Moisés y Aarón, que aun siendo tan amigos de Dios y fieles siervos suyos (Núm 12), le privó el Señor, por una falta muy ligera, de la entrada en la tierra de promisión, castigándolos con quitarles la vida (Núm 20). Esto es una notable pena para una culpa, que si no nos advirtiera el mismo Espíritu Santo que fue “culpa”, no lo sabríamos, no bastándole al Señor ni la amistad ni los servicios prestados, para aplacarlo[3].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Afirma un autor que siendo aun la oración de Moisés tan eficaz y agradable a Dios, por la cual alcanzó muchas veces el perdón para innumerables hombres y de pecados gravísimos, no pudo para sí alcanzar la pena de su pecado y esto es porque tanto quiere Dios a sus amigos que sean puros y acrisolados, sin mancha, ni pecado advertido, por mínimo que sea[4].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Oh María, Madre mía, oh consuelo del mortal”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 556.

[2] De Prox., lib. 2.

[4] Cfr. Nieremberg, ibidem, 557.

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