lunes, 19 de octubre de 2020

Hora Santa en reparación por quema de iglesia en Chile 181020

 


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la quema de una iglesia por parte de ultra-izquierdistas en Chile. Para mayores datos, consultar el siguiente enlace:

https://www.elsol.com.ar/chile-en-llamas-impactante-caida-de-la-cupula-de-una-iglesia?fbclid=IwAR0SuZbnxGaK79ay9yCo_Mtno6nEWFyVCn8Irm9run3-nJwEG6REpNfKt4w

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto inicial: “Postrado a vuestros pies, humildemente”.

Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer Misterio (a elección).

Meditación.

          ¿Cómo debe ser un alma para ser agradable a los hijos de Dios? ¿Debe estudiar mucha filosofía, mucha teología, o leer innumerables tratados de sabiduría teológica? Nada de esto. Para saberlo, veamos qué es lo que nos dice la Virgen: “Deben volver a ser sencillos, humildes, recogidos, pobres, cándidos: deben volver a ser en verdad aquellos pequeños, a quienes solamente serán revelados los designios de Dios, los misterios del Reino de Dios”[1]. Pidamos esta gracia a la Virgen, para ser gratos a los ojos de Dios y no ante el mundo.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Otra cosa que agrada a Dios en el alma es la pobreza interior y exterior. En efecto, antes de nacer, la Virgen, encinta de su Hijo Jesús -que se había encarnado en su seno virginal por obra del Espíritu Santo-, junto con San José, recorren las ricas posadas de Belén y reciben un “no” por respuesta, a su pedido de alojamiento. Ese “no” al Hijo de Dios que quiere nacer en los corazones de las almas, se repite hoy, pues las almas están ensoberbecidas en su ceguera y creen que no necesitan a Dios en sus vidas. Así, recurren a los bienes espirituales y también a la soberbia interior, que los incapacita para recibir al Salvador en sus corazones. Pidamos a la Virgen por estas almas, que creen ser ricas, pero en realidad viven en la más profunda miseria espiritual.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Afirma la Virgen que la pobreza exterior de bienes y la pobreza interior de afectos e ideas -las ideas propias, que surgen del propio orgullo-, reducen al alma a la nada y es esta nada la que atrae la complacencia de Dios sobre esa alma[2]. Solo así, despojados del propio yo y de bienes exteriores, el alma puede ser conducida por la Virgen, como un niño es conducido por su madre; sólo así, despojados del propio yo, puede el alma recibir lo que la Virgen quiere darle: las ideas y los pensamientos de su Hijo Jesús. Pero para eso es necesario despojarnos de nuestro propio yo interior.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Los mártires son los que más se asemejan, de entre los santos, a la pureza interior y exterior que Dios requiere para que sus hijos ingresen en el Reino de los cielos[3]. El mártir, el que está dispuesto, con la fuerza del Espíritu Santo, a entregar su vida y derramar su sangre en testimonio de Jesucristo como Salvador, es el que, por la acción del Espíritu, ha alcanzado tal grado de santidad, que ya no solo no lo atrae este mundo, sino que desprecia esta vida terrena, con tal de alcanzar la vida eterna. Esto no es algo que pueda ser adquirido por nuestras propias fuerzas, sino que es un don del cielo y, como tal, debe ser pedido en la oración, si es voluntad de Dios el concederlo.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          El mejor modo de hacer oración es hacerlo en el Corazón de María, con María y para María. Allí, el alma se une a la oración de acción de gracias que permanentemente se eleva desde el Corazón de la Madre del cielo; también la Virgen eleva oraciones de propiciación por tantas almas que, olvidándose de Jesucristo y de la Virgen, se vuelcan a los placeres falsos que el mundo les ofrece, disipando así sus almas y viviendo en un estado de libertinaje y de pecado continuo. Es Satanás quien seduce a las almas para que éstas, debilitadas por la acción del pecado, se aparten cada vez más y más de Dios Trino. Sólo en el Corazón Inmaculado de la Madre, podremos hacer la debida oración de acción de gracias, de propiciación y también de reparación por todos aquellos que no creen, ni esperan, ni adoran, ni aman a Dios Uno y Trino y al Cordero.

          Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).  

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Un día al Cielo iré y la contemplaré”.

 



[1] Stefano Gobbi,, La Virgen a los sacerdotes, sus hijos predilectos, 24 de diciembre de 1974, Vigilia de Navidad.

[2] Cfr. ibidem.

[3] Cfr. ibidem, 31 de diciembre de 1974, Última noche del año.

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