Inicio: ofrecemos esta Hora Santa
y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la profanación
eucarística ocurrida en Nicaragua, a manos de elementos pertenecientes al Partido
Comunista nicaragüense. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:
https://www.aciprensa.com/noticias/profanan-con-sana-y-odio-capilla-en-nicaragua-49074
Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido
perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres
veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente
ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del
Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén”.
Canto inicial: “Cantemos al Amor de los amores”.
Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer
Misterio (a elección).
Meditación.
Además de la Santa Misa y de la Adoración Eucarística, hay
en la Iglesia una oración poderosísima y muy importante y es el Santo Rosario. La
Virgen se lo dice así al Padre Gobbi, comparando al Rosario con una cadena, con
la cual Ella ata e inmoviliza a Satanás. Dice la Virgen: “La Cadena, con la que
el gran Dragón debe ser atado, está formada por la oración hecha Conmigo y por
medio de Mí. Esta Oración es la del Santo Rosario”[1].
Silencio
para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Segundo Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Una cadena, dice la Virgen, tiene la misión de limitar la
acción del que es atado con ella; además, lo aprisiona y por último, le limita
todo tipo de actividad. Esta función ejerce el Santo Rosario sobre Satanás y
sus legiones diabólicas: lo aprisiona y le limita todo tipo de actividad
maligna y así el Adversario de la Virgen queda inmovilizado. El Rosario se
convierte así en una magnífica y poderosísima arma que nos da el Cielo para circunscribir,
limitar y anular la acción del Enemigo de las almas, el Demonio.
Silencio
para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Tercer Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Ahora
bien, el Rosario debe ser rezado en unión con el Inmaculado Corazón de María;
debe ser rezado por María, para María y en María y así el Rosario adquiere su
máxima eficacia. Dice así la Virgen: “Cada Rosario, que recitáis Conmigo, tiene
el efecto de restringir la acción del maligno, de substraer las almas de su
maléfico influjo y de dar mayor fuerza a la expansión del bien en la vida de
muchos hijos Míos”[2].
Silencio para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Cuarto Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Cada
vez que se reza el Santo Rosario, se propina un duro golpe al reino de las
tinieblas y se limita su accionar perverso y maligno sobre las almas, al
aprisionar a Satanás: “La cadena del Santo Rosario tiene también el efecto de
aprisionar a satanás, esto es, de hacer impotente su acción y de disminuir y
debilitar cada vez más la fuerza de su diabólico poder. Por esto cada Rosario
bien recitado es un duro golpe dado a la potencia del mal, es una parte su
reino que es demolida”[3].
Silencio para meditar.
Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Quinto Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Los
hijos de la luz combaten, cada día y todo el día, contra los hijos de las
tinieblas, pero en esta desigual lucha, poseen un arma que no solo los equipara
a los hijos de las tinieblas, sino que los vuelve más poderosos que ellos y es
la oración del Santo Rosario. Dice así la Santísima Virgen: “Hijos míos, en la
batalla en que cada día estáis empeñados contra Satanás, y sus insidiosas y
peligrosas seducciones contra el poderoso ejército del Mal, además del auxilio
especial que os prestan los Ángeles del Señor, tenéis necesidad de usar un arma
segura e invencible. Esta arma es vuestra oración. Con la oración podéis
siempre arrebatar al enemigo el terreno que os ha conquistado; podéis hacer
brotar renuevos del bien en el desierto del mal y del pecado: sobre todo,
podéis rescatar un número inmenso de almas, que Satanás ha logrado hacer sus
prisioneras. La oración tiene una fuerza poderosa y suscita en el bien,
reacciones en cadena más potentes que las mismas reacciones atómicas”. Recemos todos
los días el Santo Rosario y digamos, junto a la Virgen: “¡Ven, Señor Jesús!”.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo.
Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo
os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del
mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los
cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su
Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la
conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto final: “Cantad a María, la Reina del Cielo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario