domingo, 14 de junio de 2020

Hora Santa en reparación por asesinato de joven cristiano en Mumbai 060620



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el cruel asesinato de un joven cristiano en India. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:


Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer Misterio (a elección).

Meditación.

Los ángeles nos respetan a nosotros, los hombres, por la gracia que recibimos de Cristo Jesús; por lo tanto, si así nos respetan los ángeles, nosotros debemos, por la misma causa, también respetarnos a nosotros mismos, no haciendo cosa indigna de la misma gracia ni tampoco nada que desdiga a Nuestro Redentor, que pagó nuestra gracia al precio altísimo de su Preciosísima Sangre. Consideremos cuánto le debemos por lo que nos dio y por el modo en que nos dio -su sacrificio en Cruz- y por haberlo dado a nosotros. Jesús nos dio la gracia en mayor grado y con más beneficios que la gracia dada a los ángeles. Por esta causa solamente, aunque no hubiera otros títulos, nos habíamos de dar por más obligados a Dios que los más abrasados serafines[1].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Pregunta Santo Tomás: “¿Cuál debe ser más agradecido a Dios por la gracia que recibe el inocente o el pecador penitente?”. Y responde que, no mirándose la cantidad del beneficio, sino el ser más beneficio; esto, es, dado más graciosamente, debe el penitente ser más agradecido, porque se le da más de gracia lo que se le da, pues siendo digno de pena se le hace beneficio. Y así, aunque el bien que se hiciese al inocente fuese, absolutamente considerado, mayor, con todo eso, el bien que se hace al pecador penitente es mayor en comparación de su persona; como también el beneficio menor que se hace al pobre es para él mayor que para el rico uno grande[2].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Debemos estar agradecidos enormemente a Dios por la gracia que recibimos de Cristo Jesús que, para dárnosla, sufrió muerte y muerte de Cruz. Además, Jesús nos dio la gracia siendo nosotros pecadores, estando mendigos y necesitados y siendo en consecuencia deudores del castigo eterno[3]. En vez de castigo, Dios nos da su gracia y su misericordia a través del sacrificio en Cruz de su Hijo Jesucristo, sacrificio renovada incruenta y sacramentalmente en cada Santa Misa. Seamos por lo tanto nosotros misericordiosos con nuestro prójimo, en señal de agradecimiento a Dios por tantos beneficios recibidos en su Hijo Cristo Jesús.

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

A esto se agrega que no sólo debemos a Dios más que las jerarquías del Cielo por el modo de dar, sino también por lo que nos dio, porque nos dio gracia más privilegiada y estimable por los méritos de Jesucristo. Y así, por la mayor estimación y dignidad del beneficio y mayor indignidad de aquellos a quienes se hace, debemos servir, adorar y amar a Dios y a Jesucristo su Hijo más que los coros de los ángeles. Ponga uno la mano en el pecho y mire cómo responde a esta obligación: si debiendo más que los ángeles, ofende a Dios como los demonios, o si debiendo ser más agradecido que los serafines, está tan olvidado de Dios como las bestias irracionales[4].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Afirman algunos autores que la gracia quita la indignidad que tienen los pecadores de recibir los auxilios divinos e inspiraciones del Espíritu Santo[5]. Es decir, la gracia con la que somos agradables a Dios es tan grande excelencia, que sin ella estamos perdidos y, literalmente, “nada podemos hacer”, puesto que solo con la gracia de Cristo recibimos los auxilios divinos para pensar santamente y obrar virtuosamente[6]. Por todo esto, ofrezcamos siempre sacrificios y acciones de gracias a Dios, postrándonos ante el Santísimo Sacramento del altar.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.


[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 365.
[2] Cfr. ibidem, 365.
[3] Cfr. ibidem, 366.
[4] Cfr. ibidem, 366.
[5] Cfr. ibidem, 367.
[6] Cfr. ibidem, 367.

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