Ícono de la iglesia satánica de Ottawa, Canadá, la cual realizará la blasfema misa satánica en público el próximo 17 de Agosto de 2017
Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el
rezo del Santo Rosario meditado en reparación y desagravio por la misa satánica
que se llevará a cabo en público en Ottawa, Canadá. Recordemos que la alabanza
a Satanás implica siempre ofensa a Dios Uno y Trino, por lo que se impone la
reparación y mucho más en este caso, cuando se trata de la máxima ofensa a
Dios, la misa satánica o misa negra, que para mayor gravedad, será pública. Los
datos acerca de este nefasto suceso se encuentran en el siguiente enlace:
Canto
inicial: “Alabado sea el Santísimo Sacramento
del altar”.
Oración
inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación
¿Dónde está la felicidad? Es la pregunta que desvela a todo
hombre desde que nace. Para el cristiano, la felicidad está en la gracia,
porque por la gracia el alma no sólo tiene consigo al Espíritu Santo y es uno
con Dios, sino que también es uno con las mejores personas que hay no solo en
la tierra, sino en el cielo, es decir, con los justos de la tierra y con los
santos del Reino de los cielos. Es decir, tiene en sí el mismo Espíritu que
tuvieron “todos los reyes santos que gobernaron en este mundo, además de los
justos que reinan y reinarán en el cielo”.
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Segundo
Misterio.
Meditación
El justo –el que tiene su alma en gracia, aun estando en
esta vida como viador- es la persona más feliz de la tierra, aun en medio de
las tribulaciones y persecuciones, porque tiene consigo el espíritu de los
grandes santos –San Juan Bautista, Santo Domingo, San Francisco, San Ignacio-;
tiene el mismo espíritu que tienen los grandes arcángeles, como Miguel, Rafael
y Gabriel y el de todos los ángeles del cielo; tiene el mismo espíritu que
estuvo en la Reina de los ángeles, María Santísima, que es el espíritu que la
santificó.
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Tercer
Misterio.
Meditación
Quien está en gracia tiene en sí el espíritu que santificó a
los grandes santos y a la Madre de Dios, además de los ángeles del cielo,
comportándose este espíritu como el alma y la vida de sus almas. El que está en
gracia está unido a quienes sirven al Señor, escondidos en los monasterios y en
las ciudades, hombres desconocidos de los hombres que son visitados a menudo
por Dios. El que está en gracia está junto a los bienaventurados del cielo y
junto a los serafines que están más cerca de Dios. Pero sobre todo, el que está
en gracia está abrazado a Dios y es uno con Él, no habiendo dicha más grande
que esta, ni en esta vida ni en la otra.
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Cuarto
Misterio.
Meditación
Por esta misma razón, debe considerar qué es lo que pierde
el que pierde la gracia, porque pierde la compañía y la estrecha unión con los
hombres buenos, con los ángeles del cielo, con los santos del Reino de Dios y,
lo peor de todo, pierde al mismo Dios, con el cual era un espíritu, para
hacerse uno con Lucifer. Porque no hay grado intermedio: o el hombre tiene el Espíritu
de Dios consigo por la gracia, o tiene al espíritu maligno consigo por el
pecado. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía,
que Dios nos libre de la mayor desdicha, el estar separados de la gracia a
causa del pecado!
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Quinto
Misterio.
Meditación
En las cosas naturales, las cosas inferiores se perfeccionan
con la unión con las cosas superiores y lo mismo sucede con el alma: siendo
infinitamente inferior a Dios, se perfecciona también infinitamente cuando se
une a Él y a las creaturas santas por la
gracia. Ahora bien, lo contrario también es cierto: si el alma se separa de su
Creador y de los espíritus celestiales, y se apega con vileza y bajeza a las
cosas de la tierra, se une por el pecado con Satanás y se encadena con los
condenados del infierno. ¡Nuestra Señora
de la Eucaristía, intercede para que Dios, en su infinita misericordia,
despierte en nosotros un gran amor a la gracia y un gran horror al pecado!
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e
intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.
Oración
final: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canción
de despedida: “Cantad a María, la Reina del
cielo”.
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