Inicio: ingresamos en el Oratorio, nos arrodillamos
ante la Presencia de Jesús sacramentado, Rey de cielos y tierra, y suplicamos a
la Virgen que interceda por nosotros para que nuestra pobre oración sea llevada
a su Corazón Inmaculado y desde allí, al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús. Pedimos
también la asistencia de nuestros Ángeles Custodios, para que nuestra adoración
suba como incienso hasta el trono de la majestad de Dios. Ofrecemos esta Hora
Santa en reparación por los pecados de omisión de los católicos, pecados que contribuyen
a incrementar el Reino de las tinieblas vivientes, el Reino del Ángel caído,
reino siniestro que disminuiría hasta desaparecer si los católicos, en vez de
omitir sus deberes, se esforzaran por defender los Derechos de Dios.
Oración
inicial: “Dios mío, yo
creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni
esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto inicial: “Postrado a vuestros pies
humildemente”.
Meditación
Jesús
Eucaristía, Tú eres la Sabiduría Divina encarnada y por puro Amor y Misericordia
concediste al hombre el don de la inteligencia, don que lo eleva por encima de
toda la Creación visible y lo coloca en la dignidad incomparable de ser una imagen
tuya; Jesús, Tú diste al hombre inteligencia para que con la misma se esforzara
por construir un mundo que refleje el Amor de tu Sagrado Corazón, pero en vez
de eso, el hombre –y sobre todo, el hombre de ciencia- utiliza su intelecto para
obrar toda clase de males. Jesús, te pedimos perdón y reparamos por los hombres
de ciencia católicos que, contrariando su misión de ser, con sus inteligencias,
signos de la Sabiduría Divina en medio del mundo, se ponen al servicio del
Ángel caído consagrando sus vidas, sus energías, sus capacidades, para crear
productos y servicios que atentan contra la vida y la dignidad de los hombres;
pedimos perdón y reparamos por aquellos científicos católicos que, por un
puñado de monedas, ponen sus inteligencias, voluntades y capacidad de obrar, a
las órdenes del Príncipe de las tinieblas, cooperando con él en las más
diversas maneras, ya sea inventando medicamentos que interrumpen la vida desde
su concepción, o diseñando armas de destrucción masiva, o creando drogas de consumo masivo adolescente y
juvenil, contribuyendo así a destruir las vidas creadas por Dios, ofreciéndolas
en holocausto al Ángel de las tinieblas. Ten piedad, oh Buen Jesús, y por los
dolores del Inmaculado Corazón de María, concédeles la gracia del
arrepentimiento y la conversión. Amén.
Silencio para meditar.
Jesús
Eucaristía, Tú eres el Supremo Legislador del Universo, que imprimiste tus
leyes en la naturaleza, leyes que surgidas de tu Sabiduría y Amor solo pueden
traer alegría y paz al hombre que las respeta. Jesús, te pedimos perdón y
reparamos por los políticos y legisladores católicos que no solo callan, cuando
deberían elevar sus voces para impedir el avance de la “cultura de la muerte”,
sino que trabajan activamente en la promoción de leyes anti-cristianas,
contrarias a la naturaleza; leyes que surgidas de los abismos de los infiernos,
son presentadas como logros y avances de los derechos humanos, cuando en
realidad son causa de dolor, de angustia, de llanto y de muerte, no solo
terrena sino eterna, porque nadie puede ser feliz con una ley que sea contraria
al Querer del Divino Legislador. Jesús, te pedimos por estos hermanos nuestros
para que, arrepentidos y avergonzados de su silencio, sean capaces de
testimoniar, si es necesario, hasta el martirio, tus derechos, los derechos que
como Hombre-Dios tienes sobre toda la humanidad, el primero de todos, el
derecho a ser respetado en la obra predilecta de tus manos, la vida humana
misma desde su concepción. Amén.
Silencio para meditar.
Jesús
Eucaristía, Tú nos diste, como muestra del Amor infinito de tu Sagrado Corazón,
el Sacramento de la Confirmación, sacramento por el cual recibimos al Espíritu Santo
en Persona, para que sea posesión de todos y cada uno de los que reciben este
sacramento y para fortalecer, con la Fortaleza misma de Dios, al alma en su
misión de dar testimonio público de tu Evangelio, anunciado al precio de tu Sangre
derramada en la Cruz. Te pedimos perdón y reparamos por los confirmandos, es
decir, aquellos bautizados que han recibido la Confirmación y por lo tanto no
solo los dones del Espíritu Santo, sino al Espíritu Santo mismo en Persona, y a
pesar de eso, callan cobardemente ante el hedonismo, el materialismo, el
relativismo, el neo-paganismo imperante. Pero es peor aún la cobardía, que se
transforma en amarga felonía, el hecho de que los confirmandos, los que
recibieron el Espíritu Santo en la Confirmación y que por lo tanto deberían dar
testimonio público de fidelidad a Cristo y sus Mandamientos, se convierten por
el contrario en aliados del Enemigo de las almas al consumir pornografía,
música cumbia, música rock satánica, cine que hace propaganda del ocultismo y
del satanismo y todo tipo de producto religioso o cultural anti-cristiano
elaborado por el mundo sin Dios. Te pedimos perdón y reparamos, ofreciéndote a
Ti mismo en la Eucaristía, por los católicos que recibieron el sacramento de la
Confirmación y que por lo tanto, vieron convertidos sus cuerpos en templos del
Espíritu Santo, pero despreciando este don, profanan sus cuerpos con toda clase
de ultrajes y vicios: embriaguez, lujuria, hedonismo, gula, pereza, ira,
convirtiendo el cuerpo, de templo del Espíritu Santo, en cueva de Asmodeo, el
demonio de la lujuria, y transformando sus corazones, que por la gracia
deberían ser nidos de luz en donde repose la Dulce paloma del Espíritu Santo,
en nidos de víboras ponzoñosas, en refugio de ángeles caídos. Te suplicamos,
Jesús, por los méritos infinitos de tu Sagrado Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, que concedas a estos hermanos nuestros el don de la
conversión perfecta. Amén.
Silencio para meditar.
Pedimos perdón y reparamos por los católicos
que ejercen todo tipo de ocupaciones y profesiones –médicos, abogados,
arquitectos, policías, militares, políticos, maestros, profesores, artistas
plásticos, músicos, artesanos, escritores, comerciantes, religiosos, sacerdotes, etc.- y que, en vez de
dar lúcido y valiente testimonio del Amor de Cristo, manifestado en los
Mandamientos de la Ley de Dios, reflejándolo en su quehacer cotidiano, se
convierten en propagadores de las tinieblas, toda vez que, o colaboran
activamente o callan cobardemente ante el avance de la cultura atea, agnóstica,
materialista, anti-cristiana y anti-humana que día a día y momento a momento
abarca cada vez más todos los aspectos de la vida humana. Te pedimos perdón y
reparamos por los católicos –entre los cuales nos encontramos- que miran para
otro lado cuando tus derechos, los derechos de Dios, son pisoteados, olvidados,
degradados, despreciados, por el ateísmo y neo-paganismo reinante. Te suplicamos
que renueves en ellos y en nosotros, el Ardor del Divino Amor, el mismo que
encendiste en nuestro Bautismo, en cada comunión eucarística, en la
Confirmación, en cada confesión sacramental, para que encendidos en este Amor, no
callemos ni seamos como perros mudos ante la cercanía del Lobo infernal; no
permitas que seamos como perros temerosos que, en vez de custodiar el redil del
pastor, callan y huyen ante el Ladrón que viene a robar las almas y llevarlas
al Averno. Danos la gracia, de consumir la vida en defensa de tus Derechos Divinos, el primero de todos, el de ser conocido y amado por todos los hombres
de todos los tiempos. Amén.
Silencio para meditar.
Meditación final
Jesús
Eucaristía, nuestro Rey y Señor, que reinas majestuosamente en tu Iglesia desde
la Eucaristía, debemos retirarnos ya, para cumplir con nuestro deber de estado.
Te damos gracias por habernos elegido para hacer esta Hora Santa y te pedimos
que no permitas que cometamos pecados de omisión, porque cada pecado de omisión
incrementa las densas tinieblas que ya envuelven a toda la humanidad. Haz, por
el contrario, que auxiliados por tu gracia, seamos capaces de dar testimonio de
tu Amor, con obras más que con palabras. Y para que no nos olvidemos que Tú
estás en la Eucaristía, noche y día, por amor a nosotros, dejamos nuestros
corazones a los pies de tu Madre, María Santísima, para que Ella los convierta
en copias vivientes de tu Sagrado Corazón y así los ofrezca en holocausto al
Divino Amor. Amén.
Oración final:
“Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto
final: “Los cielos, la
tierra, y el mismo Señor Dios”.
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