El Santo Padre Francisco
rezando ante el altar
de Santa María la Mayor
en su primera actividad como
Pontífice electo.
Inicio: Entramos en el Oratorio. Venimos a adorar a
Jesús Sacramentado, y también a agradecer y pedir por el nuevo Santo Padre
Francisco, que Él nos ha regalado como don de su Sagrado Corazón, para la
Iglesia, para el mundo y para nuestra Patria, Argentina. Venimos a postrarnos a
los pies de Jesús Eucaristía por esta muestra de su Amor insondable,
manifestado en la elección del Papa Francisco, y venimos a pedirle nos conceda
la gracia de agradecer a tanto Amor, por medio del crecimiento en la santidad y
en las obras de misericordia. Pedimos la asistencia de nuestros ángeles
custodios, para que lleven nuestras oraciones al Corazón Inmaculado de María,
para que la Virgen las lleve a su vez al Sagrado Corazón de su Hijo Jesús.
Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo; te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
Canto de entrada:
“Te adoramos, Hostia divina”.
Meditación
Jesús, Sumo y Eterno Pastor, te damos gracias por el Santo
Padre Francisco, por su devoción y amor a la Eucaristía, porque así nos enseña
que el Corazón de la Iglesia eres Tú en el Santísimo Sacramento del altar, para
que siendo Tú en el Santísimo Sacramento del altar, nuestro único tesoro,
seamos capaces de poner nuestros corazones en Ti, Jesús Eucarístico, y así se
cumplan en nosotros tus palabras: “Donde esté tu corazón, ahí estará tu tesoro” (Mt 6, 21).
Guiados por el amor del Papa Francisco a la Eucaristía, apegamos y adherimos
nuestros corazones a Tu Presencia Eucarística, nuestro único tesoro.
Meditación en
silencio.
Jesús, Sumo Pontífice, te agradecemos por el Papa Francisco,
un papa mariano que ha demostrad a lo
largo de su vida sacerdotal su gran amor a la Virgen, y como señal de este
amor, en su primer día como Papa electo, ha acudido a agradecer e implorar la
asistencia de María Santísima; te pedimos que, guiados por su ejemplo, acudamos
siempre y en todo momento a la protección de María Santísima, tu y nuestra
tierna Madre del cielo.
Meditación en
silencio.
Jesús, Pastor Bueno, te agradecemos por el Papa Francisco, por
su defensa de la vida por nacer y de toda vida humana, vida que viene de Ti,
que eres la Vida Increada, demostrada en su firme oposición al aborto,
cualquiera que este sea. Haz que, guiados por su ejemplo, seamos también
valientes defensores de los más desprotegidos, los niños por nacer, y de todos
aquellos a quienes la “cultura de la muerte” decreta injustamente que no pueden
vivir, como los enfermos terminales o en coma.
Meditación en
silencio.
Jesús, Rey de los cielos, te agradecemos por el Papa
Francisco, por su valiente y encendida defensa de la familia creada por Ti, la
única familia posible, fuera de la cual ninguna familia puede ser llamada
familia, la familia formada por papá-varón, mamá mujer y los hijos, nacidos
como frutos del amor esponsal. Haz que, bajo su guía, no solo sepamos también defender
a esta familia, sino que nuestra tarea evangelizadora tenga como fin hacer de
la Eucaristía el centro de toda familia.
Meditación en
silencio.
Jesús, Pontífice Eterno, que con tu Cruz unes el cielo con
la tierra y reconcilias a los hombres
con Dios, te agradecemos por el Papa Francisco, por su amor al hombre como
creatura tuya, creado por Ti a tu imagen y semejanza, creado varón y mujer,
amor por el cual el Santo Padre Francisco se opone firmemente a la ideología de
género, verdadero plan del Príncipe de las tinieblas y Padre de la mentira (Jn 8, 44) para destruir tu Creación.
Haz que, bajo su Magisterio pontificio, sepamos dar razones de tu Sabiduría,
reflejada en la Creación del género humano en sexos complementarios, varón y
mujer, y danos la luz necesaria para que seamos capaces de ver la perversión
demoníaca que pretende igualar lo que tu infinita Sabiduría ha creado no
iguales sino complementarios.
Meditación en
silencio.
Jesús, Sacerdote Eterno, te agradecemos por el Santo Padre Francisco, por su lucidez para desenmascarar al Príncipe de las tinieblas y Padre de la mentira, que busca destruir tu obra Creadora, instaurando su Reino, el Reino de las tinieblas, en donde prevalecen el aborto, la eutanasia, las familias alternativas, la ideología de género, y todo tipo de aberración contra-natura. Te pedimos que, guiados por tu Vicario en la tierra, sepamos instaurar el Reino de Dios entre los hombres, con la fuerza de la Cruz y de la Eucaristía; que nunca dejemos de rezarte a Ti, Cristo el Señor, porque como nos dice el Santo Padre, quien no Te reza a Ti, Hijo de Dios, le reza al demonio: “Quien no reza al Señor, reza al diablo, ya que cuando no se proclama a Cristo, se proclama la mundanidad del diablo”.
Meditación en
silencio.
Jesús, Sumo Sacerdote, te damos gracias por el Papa
Francisco, por su amor a los pobres y desposeídos de la tierra, que nos
recuerda que los ricos de bienes terrenos deben aspirar a vivir la santa pobreza
de la Cruz, lo cual significa no estar apegados a los bienes de la tierra, y
que los pobres deben aspirar a poseer los bienes del Reino de los cielos, el
primero de todos, la Sagrada Eucaristía, lo cual significa no estar apegados a
los bienes de la tierra. Haz que, guiados por su ejemplo, vivamos la santa
pobreza de la Cruz y trabajemos por acumular “tesoros en el cielo” (Mt 6, 20), por medio
de obras de misericordia.
Meditación en
silencio.
Jesús,
Pastor Eterno, te damos gracias por el Papa Francisco, por su humildad, su
sencillez, y su pobreza franciscana, que les recuerda a los poderosos del mundo
que la gloria mundana, opuesta a la gloria de Dios, no vale nada, y es sólo “vanidad
de vanidades”, y que su tarea como gobernantes es servir al Bien Común de la
sociedad, y no el propio provecho, única forma de “acumular tesoros en el cielo”.
Haz que también nosotros aspiremos sólo a la gloria de la Cruz y rechacemos
toda gloria mundana.
Meditación en silencio.
Pero
también porque su humildad, sencillez y pobreza franciscana, son un modelo y
ejemplo para la Iglesia toda, y para sus hijos, quienes de esta manera somos
conducidos a una mayor imitación de Cristo humilde, sencillo y pobre,
alejándonos así del peligro de la soberbia y de la atracción por las riquezas y
vanos honores del mundo que, delante de Dios, son como humo que se lleva el
viento.
Meditación en silencio.
Te
pedimos, Jesús, Sumo Pontífice, que asistas con tu poder divino al Santo Padre
Francisco, para que, sostenido en tu Cruz y recibiendo la fuerza divina que de
ella emana, sea capaz de hacer frente a los inmensos desafíos que el mundo de
hoy plantea a la Iglesia, y porque
siguen vigentes los problemas que llevaron a renunciar al Santo Padre Benedicto
XVI. Haz que sepamos ayudarlo con la fuerza de nuestra oración, y para ello
atráenos a tu Cruz, porque cuanto más cerca estemos de tu Cruz, más fuertes
seremos en Ti.
Meditación en silencio.
Meditación final: Jesús, finalizamos ya nuestra Hora
Santa; debemos retirarnos a nuestros quehaceres cotidianos. Te agradecemos
nuevamente por tu Vicario en la tierra, el Papa Francisco, y le pedimos a la
Virgen que, como Madre nuestra, nos acompañe en nuestro regreso al mundo y nos
cubra con su manto, nos lleve en su regazo y nos refugie en su Inmaculado
Corazón, para que nuestra alabanza y adoración a Ti sea continua, de noche y de
día. Y haz que, cuando sea el momento de la próxima Hora Santa, nos tome de la
mano y nos conduzca ante tu Presencia, para adorarte y gozarnos en Tu
Presencia, como anticipo del gozo eterno que nos dará tu contemplación y
adoración en los cielos.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo; te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman”
(tres veces).
Canto de salida: “El trece de mayo”.
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