Inicio: Estamos ante
Jesús Eucaristía, así como están los ángeles y los santos en el cielo: adoramos,
junto con ellos, al Cordero de Dios, Jesús, que está Presente en la Eucaristía
con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, como lo está en el cielo,
sólo que aquí, en la tierra, está oculto bajo el velo sacramental. Nos concentramos en su Presencia
Eucarística, buscando rechazar todo pensamiento que nos aleje de su
contemplación. Pedimos, para esta Hora Santa, la asistencia de María Santísima,
que sea Ella quien dirija nuestra hora de adoración. Acudimos también al auxilio
de nuestro Ángel custodio, para que la oración que salga de nuestros labios, vaya
al Corazón Inmaculado de María, y desde el Corazón de María, al Corazón de
Jesús.
Canto de entrada: “Oh buen Jesús, yo creo
firmemente…”.
Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran
ni te aman” (tres veces).
Meditación:
Bendito y adorado seas, Jesús,
Hombre-Dios, Presente en la Sagrada Eucaristía. Heme aquí ante vuestro
Tabernáculo con mi corazón compungido, a la vista de mis pecados, y ante el
abismo insondable de tu infinita majestad.
Vengo a adorar Tu Sagrado
Corazón, Corazón que solo sabe amar, Corazón siempre abierto al perdón. Corazón
que es maltratado por muchas almas obstinadas en desconocerte y en ofenderte
con el pecado. Corazón coronado de espinas, que son nuestras ingratitudes,
nuestros desprecios, nuestras indiferencias, a Tu Presencia Eucarística.
Corazón Eucarístico de Jesús,
permíteme reparar por todas las almas que con sus indiferencias, aumentan el
dolor de tu Sagrada Cabeza, ahondando más las espinas. Permíteme reparar por
quienes te posponen a los placeres, diversiones y atracciones del mundo,
olvidando lo que dijera el Santo Padre Pío: “Mil años de gozar la gloria humana
no vale tanto como pasar una hora en dulce comunión con Jesús en el Santísimo Sacramento”.
Permíteme reparar los ultrajes
que significan los malos pensamientos, los pensamientos de concupiscencia, de
avaricia, de orgullo, de soberbia, de vanidad, de pereza, pensamientos que solo
aumentan los dolores producidos por tu corona de espinas.
Corazón Eucarístico de Jesús,
permíteme reparar por todas las almas que azotan tu Cuerpo Santísimo con sus
liviandades, con sus profanaciones a sus cuerpos, convertidos en templos del
Espíritu Santo por la gracia del bautismo, y profanados por las modas, los
bailes, los espectáculos y la música indecente e impura.
Corazón Eucarístico de Jesús,
permíteme reparar por todas las faltas de fe frente al Milagro de los milagros,
y por todas las frialdades, ultrajes e indiferencias que de esta falta de fe -muchas veces voluntaria y por eso
culpable- se siguen.
Meditación en silencio (quince minutos)
Corazón Eucarístico de Jesús, permíteme
reparar por todas las almas que agrandan vuestras Sagradas Llagas, almas que taladran
vuestras venerables manos y vuestros adorables pies con su desobediencia a tus
mandatos, mandatos que son Leyes de Amor que salvan, pero que son vistos, por
tantos y tantos cristianos, como pesadas obligaciones que cercenan sus “derechos”,
que no son otra cosa que vicios disfrazados de conquistas humanas.
Corazón Eucarístico de Jesús,
permíteme reparar por las almas que aumentan tu sed, que es sed de nuestros
pensamientos, de nuestros deseos, de nuestras obras de amor, porque sólo tienen
pensamientos, deseos y obras de oscuridad.
Corazón Eucarístico de Jesús,
permíteme reparar por todas las almas que vuelven a crucificarte en el Madero
santo de la Cruz, porque se niegan a llevar la cruz de todos los días; se
niegan a caminar el Camino Real del Calvario, camino estrecho, angosto, en
subida, escarpado, difícil de transitar, pero camino seguro que lleva a la Cruz
y de la Cruz al Cielo, y en vez de eso, prefieren correr, en dirección opuesta,
por el ancho y espacioso camino del mundo, camino fácil, en declive, lleno de
alegrías mundanas y placeres terrenales, pero que finaliza en el abismo de
donde no se sale más.
¡Permíteme reparar por estas
almas, Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, para que tu infinita Misericordia los
alcance, les cierre las puertas del Hades, y les dé tanto Amor, que alejados de
la perdición, comiencen a caminar en dirección al Calvario, que es la dirección
de la Resurrección, de la luz y del Cielo!
Peticiones:
A
cada intención respondemos: Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, escúchanos
por tu gran Amor.
-Por
el Santo Padre, Benedicto XVI, por nuestro obispo, y por todos los sacerdotes,
para que iluminados por el Espíritu Santo, conduzcan al Pueblo de Dios a la
Jerusalén celestial. Oremos.
-Por
los gobernantes de las naciones, para que gobiernen a las naciones según el
interés del Bien Común. Oremos.
-Por
los padres y madres de familia, para que sean conscientes de que la familia es
la Iglesia doméstica, y así sean para sus hijos los primeros catequistas, que
los eduquen en el conocimiento y en el amor a Jesús Salvador. Oremos.
-Por los jóvenes, para que vean
en Cristo el Camino que conduce al Padre, la Verdad que ilumina a todo hombre,
y la Vida eterna que se dona como Pan Vivo en la Eucaristía. Oremos.
-Por nosotros mismos, para que,
guiados por María Santísima, seamos para nuestros prójimos “luz del mundo y sal
de la tierra”, por medio de las obras de misericordia, corporales y
espirituales. Oremos.
Meditación en silencio (quince minutos).
Oración final:
Corazón Eucarístico de Jesús,
debemos ya retirarnos, pero a través de tu Madre, María Santísima, te pedimos
la gracia de no alejarnos nunca de tu altar y de tu Presencia Eucarística en el
sagrario, y para cumplir con este deseo, te dejamos nuestro corazón a tus pies,
para que sólo y únicamente latan de amor por Ti.
Canto de salida: “El ángel vino de los cielos…”.
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