Estamos en la
Presencia de Jesús Eucaristía, Dios Hijo hecho hombre, oculto detrás del velo
sacramental; en la adoración, estamos delante de Jesús Eucaristía, así como
están los ángeles y los santos en el cielo delante del Cordero de Dios; Jesús
en la Eucaristía y el Cordero de Dios, a quien adoran ángeles y santos
postrados delante suyo, son uno y el mismo Dios Eterno. Nosotros, que estamos
en la tierra y vivimos en el tiempo, nos unimos a la adoración de los ángeles y
de los santos en el cielo y en la eternidad; nos acompañan nuestros ángeles
custodios, y están también con nosotros los santos arcángeles Miguel, Gabriel y
Rafael.
Canto
de entrada: Te adoramos, Hostia divina.
¡Te adoramos hostia divina,
te adoramos hostia de amor!.
Tú del ángel eres delicia,
tu del hombre luz y vigor.
¡Te adoramos hostia divina,
te adoramos hostia de amor!.
¡Te adoramos hostia divina,
te adoramos hostia de amor!.
Tú del alma eres dulzura,
tú del débil eres sostén.
¡Te adoramos hostia divina,
te adoramos hostia de amor!.
¡Te adoramos hostia divina,
te adoramos hostia de amor!.
En la vida eres consuelo,
en la muerte dulce solaz.
¡Te adoramos hostia divina,
te adoramos hostia de amor!.
Oración de Nacer (tres veces): “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman”.
Meditación inicial: Querido Jesús Eucaristía, Tú eres el Rey de
los ángeles, y ellos en Tu Presencia en los cielos te adoran día y noche, sin
cesar, y se alegran con alegría incontenible, queremos adorarte junto a ellos,
y así alegrar nuestro corazón por tu compañía. Le pedimos también a María
Santísima, Reina de los ángeles, que guíe nuestra meditación, para que nuestra
oración suba a ti como suave aroma de incienso.
Oremos a los Santos Arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael, que están aquí junto a nosotros, adorando a Jesús
Eucaristía, para que intercedan por nosotros, por nuestros seres queridos, y
por todo el mundo:
-San Miguel Arcángel, tú que al ser creado contemplaste la
hermosura de Dios Trinidad y enamorado de Dios Uno y Trino le juraste fidelidad
y permaneciste a su lado; ruega por nosotros, para que seamos siempre fieles a
la gracia y que jamás nos apartemos del camino de la Cruz;
-San Miguel Arcángel, tú que enfrentaste al Ángel rebelde,
el demonio, gritando en los cielos con potente voz: “¿Quién como Dios? ¡Nadie
como Dios!”, ayúdanos para que no caigamos en las trampas y seducciones del
demonio, del mundo y de la carne;
-San Miguel Arcángel, tú que eres el Príncipe de la Milicia
celestial, y combatiste en el cielo a las órdenes de Dios, y expulsaste con el
poder divino a los ángeles rebeldes, para quienes nunca más habrá lugar en el
cielo, te pedimos que nos ayudes a luchar contra las tentaciones, para que
viviendo en gracia, podamos ocupar un día los lugares en el cielo que dejaron
vacíos los ángeles de la oscuridad.
Meditación personal (en silencio).
-San Gabriel, tú que eres llamado “Mensajero de Dios”, y anunciaste
a la Virgen María la alegría de ser la Madre de Dios, ruega por nosotros, para
que nuestra alegría sea solamente Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre;
-San Gabriel, tú que como mensajero de Dios, llevaste a la
Virgen la noticia más alegre que jamás nadie pueda recibir, ruega para que el
mundo entero se alegre por la Venida de Jesús;
-San Gabriel, tú que llevaste a Dios la respuesta de María,
su “Sí” a la Voluntad de Dios, ruega para que, imitando a la Virgen, cumplamos
siempre en nuestras vidas la Voluntad de Dios.
Meditación personal (en silencio).
-San
Rafael, que eres llamado “Medicina de Dios”, tú que curaste a Tobías de su ceguera,
ruega a Jesús y a la Virgen para que nunca nos falte la gracia santificante,
que sana las heridas mortales del alma;
-San Rafael, tú que acompañaste a Tobías en su peregrinar,
acompáñanos también a nosotros en el peregrinar de la vida, para que lleguemos
algún día a la feliz eternidad en los cielos, en compañía de Jesús y de María;
San Rafael, tú que por orden de Dios, colmaste de bienes a
Tobías, ruega por nosotros para que, libres de todo mal, seamos capaces de
adorar a Jesús en esta vida y en la eternidad.
Meditación personal (en silencio).
Meditación final: Jesús, Rey de los ángeles, que inundas de
amor y de dulzura a los ángeles y santos que te adoran en los cielos, y también
a nosotros, que te adoramos en la Eucaristía; haz que sepamos dar testimonio de
Ti en el mundo, obrando para con todos la misericordia, la bondad y la
compasión. Sólo así podremos reflejar, aunque sea mínimamente, una pequeñísima
parte de tu infinito Amor. Que nos ayuden en esta tarea María, Reina de los
ángeles, los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, nuestros ángeles custodios, y
todos los ángeles del cielo. Amén.
Oración de Nacer (tres veces): “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman”.
Canto
de salida: El
trece de Mayo
El
13 de mayo
la Virgen María
bajó de los cielos
a Coya de Iría.
Ave, Ave, Ave María...
A tres pastorcitos
la Madre de Dios
descubre el misterio
de su Corazón.
Ave, Ave, Ave María...
«El Santo Rosario
constantes rezad
y la paz al mundo
el Señor dará».
Ave, Ave, Ave María...
«Haced penitencia,
haced oración,
por los pecadores
implorad perdón».
Ave, Ave, Ave María...
«Mi amparo a los pueblos
habré de prestar,
si el Santo Rosario
me quieren rezar».
Ave Ave, Ave María...
la Virgen María
bajó de los cielos
a Coya de Iría.
Ave, Ave, Ave María...
A tres pastorcitos
la Madre de Dios
descubre el misterio
de su Corazón.
Ave, Ave, Ave María...
«El Santo Rosario
constantes rezad
y la paz al mundo
el Señor dará».
Ave, Ave, Ave María...
«Haced penitencia,
haced oración,
por los pecadores
implorad perdón».
Ave, Ave, Ave María...
«Mi amparo a los pueblos
habré de prestar,
si el Santo Rosario
me quieren rezar».
Ave Ave, Ave María...
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