lunes, 7 de noviembre de 2022

Hora Santa en reparación por comunión de políticos abortistas en Santa Misa de Luján, Buenos Aires 060922

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las comuniones sacrílegas de políticos que públicamente se declaran a favor del aborto. Para mayores detalles, consultar el siguiente enlace:

https://realpolitik.com.ar/nota/47901/en-quilmes-la-iglesia-catolica-comulga-con-el-aborto-legal/

Canto de entrada: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

En la Eucaristía, Jesús nos repite sus amorosas llamadas a nosotros, que estamos abrumados y sufriendo en este valle de lágrimas: “Venid a Mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y Yo os aliviaré” (Mt 11, 28). Es verdad que “es lucha la vida del hombre sobre la tierra” (Jb 7, 1); es verdad que los seguidores de Jesús “serán perseguidos” como su Señor (Mt 5, 10), pero también es verdad que “los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y apetencias” (Gal 5, 24)[1].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Si el hombre en sí mismo es débil, de extrema debilidad, es en Cristo en donde encuentra su fortaleza, una fortaleza sobrehumana, sobrenatural, porque es la fortaleza misma del Hombre-Dios Jesucristo. A esto se refiere la Escritura cuando dice: “En Cristo todo lo puedo” (Fil 4, 13) y es así que podemos decir, junto con la sierva de Dios Luisa Margherita Claret de la Touche: “El que mantiene el mundo está en mí. La Sangre de un Dios circula por mis venas. No temas, alma mía: el Señor del mundo te ha tomado en Sus brazos y quiere que te recuestes en Él”[2].

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

San Vicente de Paúl preguntaba a sus misioneros: “Cuando habéis recibido a Jesús, ¿puede haber un sacrificio imposible para vosotros?”. Y San Vicente Ferrer, en los dos años de cárcel que debió sufrir como perseguido, “sobreabundó de gozo en todas las tribulaciones” (2 Cor 7, 4) porque consiguió celebrar todos los días la Santa Misa en medio de los cepos, las cadenas y la oscuridad de la cárcel.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

La misma fuerza y gozo invadió a Santa Juana de Arco cuando le concedieron recibir a Jesús Eucarístico antes de subir a la hoguera. Habiendo entrado Jesús en el tétrico calabozo, la Santa se arrodilló entre las cadenas, recibió a Jesús y se recogió en una oración profunda. Apenas llamada para ir a la muerte, se levantó y se encaminó sin interrumpir las oraciones, subió a la hoguera y murió entre las llamas, y antes de expirar, pidió que le alcanzaran un crucifijo, al cual besó con todo amor, fervor y piedad, como anticipando la adoración eterna que en instantes habría de comenzar para ella en el cielo, ante la Presencia del Cordero de Dios, Nuestro Señor Jesucristo.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Toda la historia de los mártires, desde San Esteban protomártir hasta San Tarcisio, y hasta los mártires más recientes, entre ellos, los mártires de asesinados por los comunistas en la Guerra Civil Española, atestigua la fuerza sobrenatural, celestial, divina, que da la Eucaristía en la lucha contra el Demonio y contra todas las fuerzas demoníacas que trabajan en la tierra para ruina de las almas (1 Pe 5, 8)[3].

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Cfr. Estefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Testimonios de Autores Católicos Escogidos, Madrid 2006, 75.

[2] Cfr. ibidem, 75.

[3] Cfr. ibidem, 76.

No hay comentarios:

Publicar un comentario