domingo, 2 de agosto de 2020

Hora Santa en reparación por profanación eucarística en Nicaragua 300720


          Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la profanación eucarística ocurrida en Nicaragua, a manos de elementos pertenecientes al Partido Comunista nicaragüense. Para mayor información, consultar el siguiente enlace:

https://www.aciprensa.com/noticias/profanan-con-sana-y-odio-capilla-en-nicaragua-49074

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto inicial: “Cantemos al Amor de los amores”.

Inicio del rezo del Santo Rosario meditado. Primer Misterio (a elección).

Meditación.

          Además de la Santa Misa y de la Adoración Eucarística, hay en la Iglesia una oración poderosísima y muy importante y es el Santo Rosario. La Virgen se lo dice así al Padre Gobbi, comparando al Rosario con una cadena, con la cual Ella ata e inmoviliza a Satanás. Dice la Virgen: “La Cadena, con la que el gran Dragón debe ser atado, está formada por la oración hecha Conmigo y por medio de Mí. Esta Oración es la del Santo Rosario”[1].

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

          Una cadena, dice la Virgen, tiene la misión de limitar la acción del que es atado con ella; además, lo aprisiona y por último, le limita todo tipo de actividad. Esta función ejerce el Santo Rosario sobre Satanás y sus legiones diabólicas: lo aprisiona y le limita todo tipo de actividad maligna y así el Adversario de la Virgen queda inmovilizado. El Rosario se convierte así en una magnífica y poderosísima arma que nos da el Cielo para circunscribir, limitar y anular la acción del Enemigo de las almas, el Demonio.

          Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Ahora bien, el Rosario debe ser rezado en unión con el Inmaculado Corazón de María; debe ser rezado por María, para María y en María y así el Rosario adquiere su máxima eficacia. Dice así la Virgen: “Cada Rosario, que recitáis Conmigo, tiene el efecto de restringir la acción del maligno, de substraer las almas de su maléfico influjo y de dar mayor fuerza a la expansión del bien en la vida de muchos hijos Míos”[2].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Cada vez que se reza el Santo Rosario, se propina un duro golpe al reino de las tinieblas y se limita su accionar perverso y maligno sobre las almas, al aprisionar a Satanás: “La cadena del Santo Rosario tiene también el efecto de aprisionar a satanás, esto es, de hacer impotente su acción y de disminuir y debilitar cada vez más la fuerza de su diabólico poder. Por esto cada Rosario bien recitado es un duro golpe dado a la potencia del mal, es una parte su reino que es demolida”[3].

Silencio para meditar.

Padrenuestro, diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Los hijos de la luz combaten, cada día y todo el día, contra los hijos de las tinieblas, pero en esta desigual lucha, poseen un arma que no solo los equipara a los hijos de las tinieblas, sino que los vuelve más poderosos que ellos y es la oración del Santo Rosario. Dice así la Santísima Virgen: “Hijos míos, en la batalla en que cada día estáis empeñados contra Satanás, y sus insidiosas y peligrosas seducciones contra el poderoso ejército del Mal, además del auxilio especial que os prestan los Ángeles del Señor, tenéis necesidad de usar un arma segura e invencible. Esta arma es vuestra oración. Con la oración podéis siempre arrebatar al enemigo el terreno que os ha conquistado; podéis hacer brotar renuevos del bien en el desierto del mal y del pecado: sobre todo, podéis rescatar un número inmenso de almas, que Satanás ha logrado hacer sus prisioneras. La oración tiene una fuerza poderosa y suscita en el bien, reacciones en cadena más potentes que las mismas reacciones atómicas”. Recemos todos los días el Santo Rosario y digamos, junto a la Virgen: “¡Ven, Señor Jesús!”.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Cantad a María, la Reina del Cielo”.

 

 



[2] Fort Lauderale (Florida –USA) 7 de Octubre de 1983 Nuestra Señora del Rosario

[3] Cfr. ibidem.


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