Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el
Santo Rosario meditado en reparación y desagravio por la ofensa cometida contra
Nuestro Señor Jesucristo por parte de un grupo LGBT, el cual pintó un cuadro
imitando a la Última Cena, pero con un Jesucristo homosexual. Más información
acerca de este lamentable acto se encuentra en el siguiente enlace:
Canto
inicial: “Cristianos venid, cristianos
llegad”.
Oración
inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación
Aquel que recibe la gracia de Dios, con la gracia recibe el
amor de amistad de Dios y la inhabitación de las Tres Divinas Personas. Dice así
un autor[1]: “Toda
la fuerza del Amor Divino está en su punto para los que están en gracia y son
sus fieles amigos; a éstos ama Dios como amigo fino que, llevado de su inmenso
amor, como saliendo de Sí, se comunica a ellos infundiéndoles su divino
Espíritu y con el Espíritu toda la Divinidad y, por consiguiente, las Tres
Divinas Personas. Y cuando Dios da su gracia y su Espíritu, no solo no deja
Dios de amar a esa alma, sino que se rinde la Majestad divina a su Amor, para
que ame como amigo a quien con sus divinos dones hizo tan amable”.
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Segundo
Misterio.
Meditación
Continúa un autor[2]: “La
grandeza del Amor de Dios excede a todo extremo de otro amor, porque todo lo
que puede hacer otro amor es salir de sí el que ama, pasándose sólo con el
afecto en el amado, estando en él, no por presencia real, sino sólo por la
memoria que le fijó de él su afición. Por lo cual dice San Agustín que la mitad
del alma de quien ama está en el amigo. Pero este éxtasis del amor creado es
imperfecto y falto, por la imperfección del amante; pero Dios, como es
infinitamente perfecto, así es perfectísimo amante y amigo de sus amigos; y así
su amor es perfectísimamente extático, que quedándose en Sí, se pasa e infunde
en los que ama, no sólo por su afecto, sino también por su propia substancia;
no sólo la mitad de su Espíritu, sino todo entero su divino Espíritu está en el
que está en gracia, por ser amigo suyo. De manera que lo que no puede otro
amor, puede el Amor de Dios omnipotente, que es insuperable de todas maneras,
pues que nada le puede vencer y Él vence en todo”.
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Tercer
Misterio.
Meditación
El
Amor de Dios es inseparable y es así que no se olvida de sus amigos, tal como el
mismo Dios lo dice por medio del Profeta Isaías[3]: “¿Por
ventura habrá alguna mujer que se olvide del niño chiquito que salió de sus
entrañas? Posible será que ella se olvide; mas Yo no me olvidaré jamás de ti,
porque en mis manos te tengo escrito. Es decir, pueden las madres olvidarse de
sus hijos, o los amigos de sus amados, o los hombres de sus propias almas y
vidas, pero Dios no se podrá olvidar de los que están en gracia. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que nunca
nos apartemos del Amor de Dios, que nos viene junto con la gracia!
Silencio
para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Cuarto
Misterio.
Meditación
En
relación al cuidado y amparo que Dios muestra para sus amigos, los que están en
gracia, todo cuidado y providencia de los hombres es desamparo, por eso dice
David: “Mi padre y mi madre me dejaron, pero el Señor me tomó a su cargo”[4]. Por
esta razón, el Hijo Unigénito de Dios, conociendo este Amor de Dios desde toda
la eternidad, como quien salió de su seno, nos encarga que no sólo le llamemos
Padre, sino que no llamemos a otro padre sobre la tierra, pues en su
comparación no hay amor de padre ni de madre que tanto se acuerde de su hijo
único[5].
Silencio
para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Quinto
Misterio.
Meditación
Quien
está en gracia, recibe todo el Amor de parte de Dios como Padre amorosísimo, al
cual nadie se le puede asemejar: “así como Dios es bueno por la excelencia de
su bondad divina, así Él sólo tiene buenas entrañas de padre y de tal manera es
Padre y tales regalos y tan buenas obras hace a los que están en gracia, que no
hay quien pueda en su comparación tener este amoroso título”[6]. Si
queremos gozar y disfrutar del Amor de Dios Padre, cuya grandeza y
majestuosidad no tienen comparación alguna con nada de lo creado, entonces
valoremos y apreciemos la gracia santificante, por la cual nos hacemos
merecedores de su Divino Amor y de su regalo más preciado, la Santa Cruz y la imitación
y la participación en la Pasión de su Hijo Jesús.
Un
Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e intenciones de
los Santos Padres Benedicto y Francisco.
Oración
final: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canción
de despedida: “Plegaria a Nuestra Señora de los
Ángeles”.
[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio
y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 196.
[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 196.
[3] Cap. 49.
[4] Sal 26.
[5] Cfr. Nieremberg, ibidem, 197.
[6] Cfr. Nieremberg, ibidem, 197.
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