
Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el
rezo del Santo Rosario meditado en reparación y desagravio por el atentado con
coche bomba perpetrado contra la Iglesia de Santa María en Siria. La información
acerca de este lamentable hecho se encuentra en el siguiente enlace:
Canto inicial: “Cristianos venid,
cristianos llegad”.
Oración
inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación
Afirma
un autor que “El hecho de que el Amor de Dios sea inseparable de sus amigos que
están en gracia, significa también que no se aparta de ellos ni se olvida de
ellos, pues no sólo están ellos en su pensamiento, sino también en su mismo Ser”[1]. Y
en esto, sobrepuja en exceso a todo otro amor de amistad. Es decir, Dios no
sólo piensa continuamente en los que están en gracia, sino que está con ellos y
no meramente a su lado, sino dentro de ellos. En otras palabras, no sólo los
asiste, y sirve de espíritu y alma, sino que les causa una vida divinísima, una
vida que no es esta vida terrena humana, ni siquiera angélica, sino
verdaderamente divina, su misma vida divina.
Silencio
para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Segundo
Misterio.
Meditación
Según santos como San Agustín, San Ambrosio y Santo Tomás,
el Espíritu Santo está en los que tienen la gracia no sólo por algún efecto
suyo, sino también por su propia persona y substancia[2]. La
razón, explican algunos autores, es que se contrae entre Dios y el alma en
gracia una finísima y verdadera amistad y como la amistad requiere la presencia
de los que son amigos, la amistad de Dios, que es perfectísima, ha de causar
una perfectísima, íntima e inseparable presencia.
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Tercer
Misterio.
Meditación
El
Espíritu Santo, por ser el más fino amigo del mundo, está íntimamente presente,
por su misma substancia y persona, en el que está en gracia; de suerte que si
por razón de su inmensidad no estuviera en todas partes, volara luego y
estuviera siempre en el que está en gracia, sin apartarse de él. Ésta es fineza
de amor inseparable[3].
Silencio
para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Cuarto
Misterio.
Meditación
El Amor de Dios para los que están en gracia es, además de
inseparable, es singular e insociable, porque Dios ama a los que están en
gracia de manera singular y sin admitir compañía, de manera tal que no ama
semejantemente a otra creatura y si no es con los justos, no tiene amistad. Dios
ama al que está en gracia como si fuera la única persona en el mundo a la que
tuviera que amar. En la Escritura se encuentra esta singularidad del Amor de
Dios cuando dice: “Una es mi paloma y mi perfecta” [4],
esto es, mi hermosa por extremo. Lo mismo significa el título de esposa que le
da, porque el amor de la esposa es insociable, no admitiendo compañía ni igual.
De este amor dice la Escritura: “Por ésta dejará el hombre a su padre y a su
madre y se llegará a su mujer, serán dos en una carne”[5]. Si
el amor de esposo no admite igualdad de amor, aun con los padres que lo
engendraron, Dios tiene amor más que de esposo, mucho más fiel y fino.
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Quinto
Misterio.
Meditación
Dios es fidelísimo con sus justos, amándolos con tal
singularidad, como si no hubiera otras creaturas en el mundo. A los pecadores
está tan lejos de amar en cuanto son tales, que los aborrece por la
contrariedad y desemejanza que tienen con los justos y amigos; a las demás
creaturas, la benevolencia que les tiene no es de amor amigable, aunque sí la
tiene con los que están en gracia. Dios no hace caso de otra cosa que de la
gracia y por conservar o aumentar la gracia en los justos, sus amigos, no
trepidará en hacer lo que esté al alcance de su omnipotencia.
Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo
por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.
Oración
final: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canción
de despedida: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.
[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio
y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 198.
[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 198.
[3] Cfr. Nieremberg, ibidem, 198.
[4] Cant. 6.
[5] Gn 2.
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