viernes, 12 de julio de 2019

Hora Santa en reparación por atentado con coche bomba a la Iglesia de Santa María en Siria 120719


Atentado en Siria con coche bomba en la iglesia de la Virgen María deja 12 heridos

Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación y desagravio por el atentado con coche bomba perpetrado contra la Iglesia de Santa María en Siria. La información acerca de este lamentable hecho se encuentra en el siguiente enlace:


         Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación

Afirma un autor que “El hecho de que el Amor de Dios sea inseparable de sus amigos que están en gracia, significa también que no se aparta de ellos ni se olvida de ellos, pues no sólo están ellos en su pensamiento, sino también en su mismo Ser”[1]. Y en esto, sobrepuja en exceso a todo otro amor de amistad. Es decir, Dios no sólo piensa continuamente en los que están en gracia, sino que está con ellos y no meramente a su lado, sino dentro de ellos. En otras palabras, no sólo los asiste, y sirve de espíritu y alma, sino que les causa una vida divinísima, una vida que no es esta vida terrena humana, ni siquiera angélica, sino verdaderamente divina, su misma vida divina.

Silencio para meditar. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación

         Según santos como San Agustín, San Ambrosio y Santo Tomás, el Espíritu Santo está en los que tienen la gracia no sólo por algún efecto suyo, sino también por su propia persona y substancia[2]. La razón, explican algunos autores, es que se contrae entre Dios y el alma en gracia una finísima y verdadera amistad y como la amistad requiere la presencia de los que son amigos, la amistad de Dios, que es perfectísima, ha de causar una perfectísima, íntima e inseparable presencia.

         Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación

El Espíritu Santo, por ser el más fino amigo del mundo, está íntimamente presente, por su misma substancia y persona, en el que está en gracia; de suerte que si por razón de su inmensidad no estuviera en todas partes, volara luego y estuviera siempre en el que está en gracia, sin apartarse de él. Ésta es fineza de amor inseparable[3].

Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación

         El Amor de Dios para los que están en gracia es, además de inseparable, es singular e insociable, porque Dios ama a los que están en gracia de manera singular y sin admitir compañía, de manera tal que no ama semejantemente a otra creatura y si no es con los justos, no tiene amistad. Dios ama al que está en gracia como si fuera la única persona en el mundo a la que tuviera que amar. En la Escritura se encuentra esta singularidad del Amor de Dios cuando dice: “Una es mi paloma y mi perfecta” [4], esto es, mi hermosa por extremo. Lo mismo significa el título de esposa que le da, porque el amor de la esposa es insociable, no admitiendo compañía ni igual. De este amor dice la Escritura: “Por ésta dejará el hombre a su padre y a su madre y se llegará a su mujer, serán dos en una carne”[5]. Si el amor de esposo no admite igualdad de amor, aun con los padres que lo engendraron, Dios tiene amor más que de esposo, mucho más fiel y fino.

         Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación

         Dios es fidelísimo con sus justos, amándolos con tal singularidad, como si no hubiera otras creaturas en el mundo. A los pecadores está tan lejos de amar en cuanto son tales, que los aborrece por la contrariedad y desemejanza que tienen con los justos y amigos; a las demás creaturas, la benevolencia que les tiene no es de amor amigable, aunque sí la tiene con los que están en gracia. Dios no hace caso de otra cosa que de la gracia y por conservar o aumentar la gracia en los justos, sus amigos, no trepidará en hacer lo que esté al alcance de su omnipotencia.

         Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canción de despedida: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 198.
[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 198.
[3] Cfr. Nieremberg, ibidem, 198.
[4] Cant. 6.
[5] Gn 2.

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