sábado, 15 de junio de 2019

Hora Santa en reparación por robo de Hostias consagradas en Urquiza, Argentina 140619


Capilla Nuestra Señora de Fátima. Crédito: Facebook Capilla Nuestra Señora de Fátima

El sagrario de la capilla, tal como quedó luego de ser profanado 
y ser robadas las Hostias con el copón.

Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación  y desagravio por el robo de Hostias consagradas en una capilla dedicada a la Virgen de Fátima en la localidad de Urquiza, Argentina. La información relativa al lamentable suceso se encuentra en el siguiente enlace:


Canto inicial: “Oh, Buen Jesús, yo creo firmemente”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación

¿Puede ser el hombre amigo de Dios? Para los filósofos paganos, como Aristóteles[1], esto es imposible, debido a la inmensa diferencia que existe entre la naturaleza divina y la humana. Sin embargo, para los pensadores católicos, apoyándose en las palabras de Jesús, Quien nos llama “amigos y no siervos”[2] en la Última Cena, sí es posible, y es posible debido a la acción de la gracia santificante, que es la causante de una verdadera amistad entre Dios y el hombre.

Silencio para meditar. 

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación

La razón por la cual la gracia causa la amistad entre Dios y el hombre es “la suma excelencia de la gracia, que eleva a los hombres a un estado de suficiente igualdad o proporción y semejanza para formar amistad con Dios; esto es, a estado divino, dándoles tal honor y ser que no desdiga de la infinita majestad del Creador tener, no por esclavos, sino por amigos, a los hombres”[3]. Es decir, es la gracia la que elimina la brecha infinita que existe entre Dios y el hombre y permite que el hombre pueda ser amigo de Dios, sin que la majestad de Dios se vea menoscabada al tener por amigos a quienes debían ser sus siervos.

Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación

Con respecto a la amistad del hombre con Dios, David[4] exclamó: “Demasiadamente son honrados tus amigos, Dios mío; demasiadamente se ha fortalecido su principado”. Porque para llegar a ser amigos de Dios, dice un autor, “la gracia les da una honra excesiva y una dignidad incomparable: de hombres miserables suben a un ser divino –porque participan de la naturaleza divina- y los que estaban en estado de miserias y culpa, alcanzan por la gracia un sumo principado y estado divinísimo”[5]. Por esta razón, por la gracia, los hombres ya pueden ser, no sólo dignos siervos, sino generosos amigos del Señor Dios.

Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación

Si entre los hombres sucede que un esclavo no puede ser amigo de un rey, por la gran distancia y diferencia que hay entre ambos[6], sí puede un hombre ser amigo de Dios, porque la gracia suple la diferencia entre ambas naturalezas, haciendo que el hombre participe de la naturaleza divina y así el hombre pecador, quitado el pecado por la gracia y habiéndole sido concedida la filiación divina por la gracia, puede llegar a ser digno amigo de Dios.

 Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación

Es la gracia santificante la que saca al hombre del estado de mera servidumbre y lo sublima a tan excelsa honra y dignidad, que se encuentra en estado de ser amigo de Dios, porque por la gracia no le falta proporción y semejanza bastante par tener y conservar entre Dios y el hombre verdadera amistad, llamada “de excelencia”[7] por los teólogos. Esto es debido a que el estado y el orden de la gracia, como es divino, hace uno el estado y orden del hombre con el de Dios, permitiendo así que el hombre sea honrado –inmerecidamente- con la amistad divina. De manera entonces que, si para los paganos era imposible la amistad del hombre con Dios, para los cristianos sí es posible, porque lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. Y porque por su Pasión nos concedió la gracia santificante que posibilitó nuestra amistad con Él, es que Cristo nos llamó, en la Última Cena, no con el título de “siervos”, que era el que nos correspondía, sino con el título de “amigos”. Honremos esta amistad procurando detestar el pecado y vivir siempre en aquello que posibilita nuestra amistad con Dios, la gracia santificante.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canción de despedida: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.



[1] Ethic., lib. 8, cap. 7.
[2] Jn 15, 15.
[3] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 187.
[4] Sal 138, 17.
[5] Cfr. Nieremberg, ibidem, 187.
[6] Cfr. Nieremberg, ibidem, 187.
[7] Cfr. Nieremberg, ibidem, 188.

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