miércoles, 19 de junio de 2019

Hora Santa en reparación por ataque a balazos de una iglesia y posterior asesinato de una catequista en México 160619



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa por la doble profanación sufrida por una iglesia parroquial en México: fue atacada a balazos por desconocidos y además asesinaron a una catequista. El informe completo sobre la infausta noticia se encuentra en el siguiente enlace:


Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación

         Afirma un autor[1] que la gracia “tiene tanta fuerza divinísima y levanta al hombre a un estado tan soberano por encima de todo otro ser y naturaleza creada, que lo pone en un orden de igualdad con Dios para que pueda ser su amigo, haciéndole su semejante; y fuera de esto, lo vuelve tan agradable a aquel Omnipotente Señor, que hace ame al hombre con amor desinteresado, de verdadera amistad”. ¡Cuán valiosa es la gracia, que nos procura la amistad divina!

         Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación

Porque la gracia coloca al hombre en un estado de igualdad con Dios, haciéndolo su amigo y haciéndolo merecedor de la amistad con Dios[2], no hay ningún bien que pueda comparársele a la gracia ni hay riqueza mayor que la riqueza de la gracia. Pero, al mismo tiempo, no hay desdicha mayor ni desgracia mayor que perder la gracia por el pecado mortal. Si son felices los que por la gracia son amigos de Dios, son infelices y desdichados los que por el pecado pierden esta amistad y se alejan de Dios. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que seamos capaces de preferir la muerte terrena antes que perder la amistad con Dios por el pecado!

         Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación

Sucede entre los hombres que una amistad verdadera surge muchas veces de modo no deseado así por los hombres: es decir, muchas veces los hombres se hacen amigos entre sí pero por motivos interesados, aunque luego terminen siendo amigos verdaderamente, sin interés. No sucede así con la amistad que con Dios nos procura la gracia, pues no hay amistad más desinteresada que la que tiene Dios para con el alma que está en gracia, ya que Dios no hace, no ha hecho ni hará nada que mire a su propio provecho, sino de aquel que está en gracia[3]. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que procuremos entonces nosotros agradar a Dios con una amistad desinteresada, conservando su amistad, al conservar la gracia, no por perseguir un interés, sino por el solo deseo de ser sus amigos!

         Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación

El amor que Dios tiene a un alma en gracia, en cuanto a la utilidad, es por ella misma, afirma un autor[4], pues Dios no lo hace por provecho alguno intrínseco que el mismo Dios pudiera obtener de esta amistad. ¿Qué mayor grandeza puede haber que esto, que la gracia y lo que a ella se sigue, sea lo que es la mira única de la utilidad de todas las obras divinas? En otras palabras, no cae la hoja de un árbol sin que Dios lo permita, que no sea para provecho de los que están en gracia, pues Dios todo lo hace por la gracia y por premiar con la gloria a los que la tienen.

Silencio para meditar.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación

         No existe entre los hombres, amistad más tierna, fiel y pura, que la amistad que Dios tiene para con el hombre, por medio de la gracia. Dios todo lo hace por y para su amigo, el hombre que está en gracia, para que luego en el cielo su amigo se llene de su gloria divina. Sostiene un autor[5] que “todo Dios está en esto, todo lo hace y obra por razón de la gracia, para que estemos en gracia o porque lo estamos. Dios fabricó la naturaleza y los cielos no para su provecho, sino para sus amigos, aquellos que hombres que por la gracia habrían de poseer su amistad, como los santos. También la muerte que padeció, no fue por su propia salvación, sino por sus amigos, los hombres en gracia y el mismo Ser divino trinitario que Él dona en cada comunión eucarística, no lo hace para provecho suyo, sino para los hombres que están en gracia y son sus amigos. Dios nos quiere para Sí, no para provecho suyo, sino nuestro y si bien para gloria suya, también para gloria nuestra”.

         Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canción de despedida: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 190.
[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 190.
[3] Cfr. Nieremberg, ibidem, 190.
[4] Cfr. Nieremberg, ibidem, 191.
[5] Cfr. Nieremberg, ibidem, 191.

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