miércoles, 15 de febrero de 2017

Hora Santa en reparación por ultraje a la Perpetua Virginidad de María Santísima


         Inicio[1] : ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado, en reparación y desagravio por las gravísimas ofensas cometidas contra la Madre de Dios y Madre nuestra, María Siempre Virgen, por parte de una religiosa dominica. La información relativa al lamentable ultraje se encuentra en el siguiente enlace: http://observatorioantisectas.blogspot.com.ar/2017/01/monja-profiere-blasfemia-publicamente.html

         Canto inicial: “Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar”.

Oración de entrada: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

Dios te salve, Santa María, Madre de Dios, Siempre Virgen; el excelso Arcángel enviado desde el cielo te saluda con una reverencia y nosotros junto con él; Dios te salve, Madre Siempre Virgen, en quien Dios Hijo, por obra de Dios Espíritu Santo y por voluntad de Dios Padre, se hizo hombre sin dejar de ser Dios para que nosotros, hombres pecadores, nos hiciéramos Dios por participación. Dios te salve, Madre Siempre Virgen, por ti nos viene la alegría y el gozo celestial, Cristo Jesús; Dios te salve, Madre del Amor hermoso, por ti no solo nos viene Aquel que nos cancela la pena, sino que también nos concede la Alegría y el Júbilo de nuestras almas, el Verbo de Dios Encarnado, que naciendo milagrosamente de ti y dejando intacta tu Purísima Virginidad, se nos dona como alimento super-substancial en el Verdadero Maná bajado del cielo, la Santa Eucaristía. Dios te salve, oh Santa Madre de Dios, María Siempre Virgen, Madre del Dios Viviente, Cristo Jesús; tú eres de veras el Trono Viviente, la Custodia Viva, el Sagrario Amoroso, el Tabernáculo Feliz, el Regazo Celestial en el que el Dios Invisible se encarna y así por ti se vuelve Visible; por ti, el Dios que es Puro Espíritu se hace Carne, la Carne del Cordero de Dios que alimenta nuestras almas con la substancia exquisita del Divino Amor; Dios te salve, Madre Purísima y Amantísima, Siempre Virgen, que permaneciste Virgen antes y durante el parto celestial del Verbo de Dios y permaneces Virgen por la eternidad en el Reino de los cielos; Dios te salve, Madre del Dios Viviente, en cuyo seno virginal y purísimo mora Aquél que ha creado el universo visible e invisible, y que por ti se nos dona en el Altar Eucarístico como Pan Vivo bajado del cielo.

Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

         Dios te salve, Relámpago que alcanzas nuestras almas; Dios te salve, con un trueno espantas tus enemigos; Dios te salve, más potente que un ejército formado en batalla; Dios te salve, Madre de Dios siempre Virgen, Estrella brillante de la mañana, Lucero de la aurora que nos anuncia la llegada del Nuevo Día, el Sol que alumbra nuestras almas con la gracia santificante, Cristo Jesús, Nuestro Dios; Dios te salve, en ti se aloja Aquél que es la delicia de los ángeles en el cielo; Dios te salve, en tu seno virginal y Purísimo anida como embrión humano, sin dejar de ser Dios y sin intervención de hombre alguno, el Verbo Eterno del Padre, Nuestro Dios Jesucristo, llevado a tu seno materno por Dios Espíritu Santo, por Voluntad de Dios Padre; Dios te salve, Custodia Viviente y Purísima del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del Cordero, tú eres el anticipo y el modelo del Altar Eucarístico, en donde la Iglesia, Madre y Virgen como tú, concibe al Verbo del Padre, por el poder del Espíritu Santo, por las palabras de la transubstanciación, pronunciadas por el sacerdote ministerial; Dios te salve, Hija predilecta del Padre, Madre amorosísima de Dios Hijo, Esposa amabilísima de Dios Espíritu Santo, a ti te alabamos, te veneramos y te exaltamos, porque en ti se ampara la Iglesia, de quien eres su Madre y celestial Protectora. Dios te salve, oh Virgen Santa y Pura, que por tu “Fiat” a la Voluntad del Padre anunciada por el Arcángel, concebiste por el Espíritu Santo y sin intervención de amor humano, a tu Creador, al Creador Omnipotente de ángeles y hombres y del universo entero; Dios te salve, Madre Siempre Virgen, Diamante celestial, que encierras la Luz Eterna e Increada que proviene de la Luz Eterna e Increada y, luego de nutrirla por nueve meses con tu substancia materna y luego de recubrirla con tu carne y tu sangre, la derramas milagrosamente a esta Luz Increada, Cristo Jesús en la Eucaristía, para que ilumine las tinieblas de nuestras almas, mientras permaneces Virgen después del parto, tan Virgen como eras antes y durante el mismo.

         Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

         Dios te salve, Virgen y Madre Purísima, Virgen del parto, Virgen antes, durante y después del parto; Dios te salve, celestial Custodia Viviente del Cuerpo y la Sangre del Verbo de Dios Encarnado; Dios te salve, Madre del Dios Viviente, compendio sagrado e intangible de los dogmas sobrenaturales de Cristo, el Hombre-Dios; Dios te salve, Portal santo por el cual viene a nuestro mundo el Dios Tres veces Santo, Cristo Jesús, para salvarnos por su Cruz y para donarnos su Vida y su Amor en el Pan Eucarístico; Dios te salve, Celestial Escalera por la cual desciende a la tierra el Dios Eterno, el Creador Omnipotente, para revestirse en tu seno y manifestarse a nuestros ojos en Belén como un Niño pequeño y recién nacido; Dios te salve, Puente celestial por el que los hombres suben al cielo; Dios te salve, Madre Siempre Virgen, que nos das en la Eucaristía a tu Hijo, Dios hecho Niño sin dejar de ser Dios para que nosotros, recibiendo de Él su Vida divina y el Amor inefable de su Sagrado Corazón, seamos hechos partícipes, ya en la tierra, de los gozos celestiales, como anticipo de la feliz bienaventuranza que por la Divina Misericordia esperamos, oh Madre de Dios, alcanzar al fin de nuestra vida terrena. Dios te salve, gozo de los ángeles de luz, terror de los ángeles caídos, tu solo Nombre de Madre y Virgen hace huir al Príncipe de las tinieblas, el cual tiembla ante tu solo recuerdo; Dios te salve, Reina de los Ángeles de Dios, que junto a ti adoran al Cordero por los siglos sin fin; Dios te salve, Celestial Vencedora de la Serpiente Antigua, que por la Sangre de tu Hijo y por tu participación en su Pasión, haces huir al infernal enemigo cuando un alma te invoca desde el abismo de su miseria; Dios te salve, Virgen y Madre, que ante el anuncio del Arcángel, concebiste a la Sabiduría de Dios en tu mente sapientísima, libre de toda mancha de error, de falsía y herejía; Dios te salve, Madre de Dios y de los hombres, que ante el anuncio del Arcángel, concebiste a la Palabra de Dios en tu Inmaculado Corazón y la atesoraste como Tesoro Preciosísimo, más precioso que los cielos eternos; Dios te salve, Madre Siempre Virgen, que ante el anuncio del Arcángel, engendraste en las entrañas purísimas de tu Cuerpo Sin mancha, y por obra del Espíritu Santo, al Verbo de Dios que de ti, de tu purísima substancia materna, recibió Carne y Sangre y las unió a su Persona Divina, para luego así entregarse por nuestra salvación, en la Última Cena, en la Cruz y en la Eucaristía.

         Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

         Dios te salve, Madre Siempre Virgen, a ti te aclaman las generaciones, porque el Poderoso hizo en ti grandes cosas: te creó para Él, para que seas la Morada Santa del Verbo de Dios hecho Carne; te cubrió con su Espíritu, el poder del Altísimo; te conservó Madre Virgen y Esposa Intacta, resguardando tu seno virginal, por Dios fecundado, para que germine en él el Árbol de la Vida, Jesús crucificado, de cuyo costado traspasado brota, como de una fuente inagotable, la gracia santificante que nos da la vida divina. Dios te salve, Virgen de la Eucaristía, que alojaste en tu seno purísimo al Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, lo diste a luz en Belén, Casa de Pan, como un Niño, y nos lo continúas donando cada vez, en la Santa Misa, oculto en apariencia de pan, en la Santa Eucaristía. Dios te salve, Madre Siempre Virgen, rama del Fruto incorrupto, el Hombre-Dios, Cristo Jesús, Quien venció a la Muerte, al Demonio y al Pecado, de una vez y para siempre con su sacrificio en Cruz; Dios te salve, Madre Siempre Virgen, tallo bendito del verde Retoño; Dios te salve, campo fecundo y fragante donde Dios se planta; Dios te salve, mesa repleta de dones divinos, tu seno virginal es anticipo y modelo del altar eucarístico, donde se nos dona el fruto bendito de tu vientre: el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.

         Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

         Dios te salve, Refugio de pecadores, Consuelo de los atribulados, Esperanza de los hijos pródigos de Dios, Nueva Arca de Dios, Asilo de las almas que, refugiadas en tu Inmaculado Corazón, se libran de la Ira Divina; Dios te salve, tú albergaste en tu seno purísimo a Dios Hijo por nueve meses y lo diste a luz, y por eso eres Madre de Dios, pero también eres Madre de los hombres, porque los concebiste en tu Inmaculado Corazón al pie de la cruz, para darlos a luz como hijos adoptivos de Dios, como don del Padre para el mundo sediento del Verdadero Amor. Dios te salve, tú que nutriste con tu carne y tu sangre al Cordero en tu vientre materno, dándole así un Cuerpo para ofrecer en el Santo Sacrificio de la Cruz, Cuerpo que habría de ser entregado cada vez en la Santa Misa, por medio del Santo Sacrificio del Altar Eucarístico, para nuestra salvación y redención. Dios te salve, Celestial Capitana del Ejército de Dios, que ahuyentas al orgulloso Lobo Infernal, el Ángel caído, con tu solo nombre, María, Virgen y Madre; Dios te salve, por ti Dios viene del cielo a la tierra, y por ti los hombres ingresan al Paraíso, el Corazón de tu Hijo Jesús. Dios te salve, celestial Reina, Virgen, Madre, Esposa, por ti se alegran los hombres pecadores, que en tu Corazón Inmaculado encuentran refugio; Dios te salve, por ti los ángeles exultan y admiran tu belleza, porque Dios te creó más hermosa que los cielos eternos, ya que el Hijo al encarnarse, debía fijar en ti su Morada terrena. Dios te salve, te ensalzamos, Santa Madre de Dios, Virgen Santa y Pura, Refulgente Estandarte de gracia divina, por ti es despojado el Averno, por ti contemplamos la gloria del Padre, Jesús de Nazareth, nacido milagrosamente de ti -como el rayo de sol atraviesa el cristal y lo deja intacto- como Pan de Vida eterna, para ser alimento y manjar celestial de nuestras pobres almas.

         Un Padrenuestro, tres Ave Marías, un gloria, para ganar las indulgencias del Santo Rosario, pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.




[1] Las meditaciones están basadas en el Himno Akathistos, Himno Litúrgico Mariano, compuesta en acción de gracias por el patriarca Sergius en 626 d. C., en acción de gracias por la liberación de Constantinopla del asedio musulmán, liberación atribuida a la Madre de Dios. El aniversario de la victoria, y en el que se canta el Himno Akathistos –de pie- es el 8 de Agosto.

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