En la imagen vemos a Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, a punto de distribuir la Sagrada Comunión bajo las especies eucarísticas del pan y del vino. Aunque a la vista, al tacto, al gusto, parezcan pan y vino, las especies eucarísticas, por el milagro de la Transubstanciación, ya no son más pan y vino, sino el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Esto significa que en cada Eucaristía Jesucristo se nos dona sin reservas, con la plenitud infinita del Amor de su Sagrado Corazón Eucarístico, un Amor que es como un océano sin playas y cuya profundidad es imposible de alcanzar. En cada comunión, recibimos el infinito Amor del Sagrado Corazón de Jesús, contenido en la Eucaristía. ¿Y no somos capaces de dar a nuestros prójimos, ni siquiera una pequeñísima medida de tanto Amor recibido?
Dice Jesús Eucaristía: "Y ustedes, almas queridas, ¿por qué están frías e indiferentes a Mi amor? Sé que tienen que atender las necesidades de su familia, de su casa y del mundo que los solicita sin cesar. Pero, ¿no tendrán un momento para venir a darme prueba de su amor y de su gratitud? No se dejen llevar de tantas preocupaciones inútiles y reserven un momento para venir a visitar al Prisionero del amor".
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